La oxitocina, también conocida como la “molécula moral o del amor”, es generada en el hipotálamo y en la sangre. Se produce bajo ciertos estímulos como al comer un platillo delicioso, recibir unos masajes, bailando o incluso recibiendo una muestra de afecto como un abrazo. El neuroeconomista Paul Zak (conocido como Dr. Love) ha realizado diversos estudios económicos a partir de la medición de esta hormona en la sangre de personas #vampire economics.
Zak utiliza la oxitocina para analizar la confianza que tienen los agentes dentro de la economía. La lógica detrás es que, en economías con mayor confianza entre los agentes, sucederán mayor número de transacciones, y por ende, resultará una mayor creación de riqueza. Asimismo, indica que los países pobres son, en su mayoría, países con baja confianza entre agentes, variable que podría estar dificultando el crecimiento de ciertos países en desarrollo.
Para medir la confianza entre los agentes utiliza un “juego de confianza”. Este consiste en la interacción de jugadores anónimos a través de transferencias por computadoras. Un jugador 1 recibe dinero y se le informa que, si envía una parte del mismo al jugador 2 (anónimo), este se triplicará antes de llegar al jugador 2 y que, si el otro lo reenvía, también se triplicará. La donación de un jugador a otro es entendida como una “señal de confianza”.
Los resultados fueron:
-El 90% de los jugadores 1 y 95% de los jugadores 2 hizo una transferencia.
-Tras extraer una muestra de sangre del jugador 2 (después de haber recibido dinero), se encontró que, entre más dinero recibía, más oxitocina producía su cuerpo y por consiguiente, mandaba más dinero.
Posteriormente se realizó una modificación y se introdujo otro grupo, que inhalaba oxitocina drogoeconomía 50 minutos antes de jugar. Tras la ejecución del juego encontró que se duplicó el número de jugadores 1 que mandaron todo su dinero al siguiente jugador. ¿Más racionales al menos socialmente?
Al trasladar la metodología al análisis de la moral, Dr. Love obtuvo resultados similares. En el caso de donaciones para caridad, se pudo incrementar en 50% si las personas inhalaban oxitocina.
Además de ello, encontró que el 5 % de personas no producen oxitocina bajo estímulos y normalmente estas suelen presentar rasgos psicópatas. Adicionalmente, altos niveles de estrés o experiencias traumáticas o de abusos podrían causar problemas en la producción. En el caso de momentos de estrés, nos ponemos en “modo de supervivencia” y liberamos testosterona; esta evita que la oxitocina se una a los receptores cerebrales, por lo que se genera desconfianza en las personas y las aleja de un comportamiento pro-social.
La testosterona funciona como la inversa de la oxitocina: “el ying y yang de la moral”. Son dos fuerzas fundamentales opuestas y complementarias, que se encuentran en todas las cosas. Es en resumen, lo que hace que las personas sean egoístas (especialmente los altos niveles de testosterona en los hombres los hacen mas egoístas en comparación a las mujeres).
En conclusión, para que a una economía le vaya mejor en la dualidad moral-económico, se debería aumentar los niveles de oxitocina en las personas para generar confianza, comportamientos pro-sociales y promover mayor número de transacciones. Así que les dejaré la prescripción que recomienda Dr. Love: ¡8 ABRAZOS AL DÍA! y si planean algo para Halloween, repartan muchos besos y bailen hasta morir para hacer de este un mundo mejor.
Referencias:
https://www.ted.com/talks/paul_zak_trust_morality_and_oxytocin#t-339253
https://www.theguardian.com/science/2011/aug/21/oxytocin-zak-neuroscience-trust-hormone