A nadie le debería sorprender que hoy, el presidente Vizcarra, nuevamente acudiera al Congreso a dar sus descargos ante un innecesario proceso de vacancia exprés. ¡El cuarto proceso desde el 2016! En medio de una pandemia, y a seis meses de las elecciones generales, pensaríamos que los mal llamados “padres de la patria” habrían encontrado a una nueva persona a quien molestar. Sin embargo, nuestros legisladores nunca dejan de sorprendernos (en el mal sentido) y nuevamente prefieren colocar al país en una situación de inestabilidad. ¿Cómo así es que hemos llegado a tener cuatro intentos de vacancia en menos de cinco años? ¿Qué implicancias tiene esto para el país? En las siguientes líneas, Voz Actual te trae toda la información necesaria para entender este nuevo proceso de vacancia:
Empecemos por el Congreso:
Lamentablemente, el Parlamento Nacional se aprovechó de nuevo de un artículo de la Constitución, lo que nos demuestra, una vez más, que necesita ser regulado urgentemente por nuestros congresistas (¡en vez de estar aprobando leyes sobre el día del pollo a la brasa!). De acuerdo al artículo 113 de la Constitución Política del Perú de 1993, una de las causales de vacancia del primer mandatario es “2. Su permanente incapacidad moral o física, declarada por el Congreso”. Esta figura viene desde la Constitución de 1839, cuando por “incapacidad moral” se entendía que el presidente padecía de una incapacidad mental que le impidiera llevar a cabo sus funciones constitucionales. La incapacidad moral, por ende, no estaba pensada como juicio político ni como una forma de hacer rendir cuentas al presidente en ejercicio.
Sin embargo, hoy por hoy, incapacidad moral tiene un significado muy diferente al que tenía hace 181 años (¡y a nadie se le ocurrió actualizar este término en la Constitución!). Actualmente, por incapacidad moral se entiende una falta contra la ética. Aprovechándose de esta interpretación literal de la palabra “moral”, el Congreso ha utilizado (ya demasiadas veces) el artículo 113 de la Constitución para perseguir, primero a PPK y luego a Martín Vizcarra. Ahora bien, para iniciar un nuevo proceso de vacancia (a menos de dos meses de haber fracasado estrepitosamente con el caso de Richard Swing), el Parlamento debe necesitar una buena excusa, ¿no? La pregunta que habría que hacernos entonces es: ¿qué falta contra la ética se la atribuye al presidente Vizcarra para que el Congreso intente vacarlo una segunda vez?
Continuemos con Vizcarra:
Al hasta hoy presidente Martín Vizcarra se le acusa de haber solicitado y recibido sobornos durante la época en la que fue Presidente Regional de Moquegua. Existen diversas personas que han señalado al presidente como receptor de sobornos y que buscan cooperar con la Fiscalía en el caso (aspirando a ser colaboradores eficaces). La acusación es sumamente grave y hace parecer al escándalo de Richard Swing como algo anecdótico. Tanto ha opacado este nuevo caso al de Swing, que este volvió a los escenarios virtuales con motivo del Día de la Canción Criolla, como si nunca hubiese ocurrido nada (¡la primera vacancia fue por nada!). Como vemos, existe un proceso judicial en marcha (a nivel de Fiscalía) y al presidente le quedan 9 meses para terminar su mandato. Entonces, desde Voz Actual nos preguntamos: ¿era necesario un proceso de vacancia?
La respuesta:
¡Pues no! Lamentablemente, una vez más, todos los peruanos nos hemos visto obligados a ver en peligro nuestra institucionalidad, nuestra economía y nuestras elecciones generales por los intereses personales de congresistas de partidos como UPP (cuya cabeza, Antauro Humala, está en prisión), Podemos Perú (cuyo fundador, José Luna Gálvez, fue detenido la semana pasada por una orden de detención preliminar), parte del Frente Amplio, Fuerza Popular y Acción Popular.
Está claro que estos partidos no buscan el bienestar del país y que solo persiguen ciertos intereses particulares (como liberar a Antauro Humala en el caso de UPP o crear más universidades en el caso de Podemos Perú). También está claro que, si Martín Vizcarra cometió delitos, debió ser juzgado a partir del 28 de julio del 2021. En esa fecha, se debió haber visto si era inocente o culpable. Otra lección que debemos rescatar de todo este proceso es que se necesita un cambio urgente de la Constitución. No podemos permitir que, si un presidente no tiene mayoría en el Congreso, tenga la soga de la vacancia en el cuello.
Finalmente, si no queremos que el circo de las vacancias se repita en el futuro, los peruanos debemos elegir mejores congresistas. Tomémonos el trabajo de saber por quién votamos. Solo así, garantizaremos un mejor trabajo parlamentario, una mejor representación del sentir popular y menos sobresaltos en el futuro.