Corría 1921 y al presidente Augusto B. Leguía no se le ocurrió mejor idea que, un día antes de la celebración por el centenario de nuestra independencia, inaugurar el Monumento a Don José de San Martín en la plaza que llevaría su nombre. El lugar estaba repleto (misma  Nunciatura en la visita del Papa) y todos esperaban con ansias el momento en que la lona que cubría la escultura cayera. Sin embargo, algo tenía que salir mal. A Leguía se le trabó la cuerda que sostenía la tela, protagonizando así uno de los momentos más anecdóticos de nuestro centenario. Como héroe del día apareció Cipriano Cossio, un jovencito que se encontraba entre los asistentes, el cual sacó su Spiderman interior y trepó hasta el monumento para revelar su esplendor. Todo parece indicar que allí arriba recién se dio cuenta de que todo lo que sube tiene que bajar, por lo que se vio obligado a  esperar a que le trajeran una escalera para llegar a tierra firme. Una de las peculiares historias que muchos nunca han escuchado.  

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Encuentra al héroe pulpín

De esta accidentada manera fue inaugurada la plaza San Martín, ubicada en la cuadra 9 de la avenida Colmena en pleno centro histórico de Lima. Declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es una de las obras arquitectónicas más apreciadas en la Ciudad de Los Reyes. Antes del nombramiento de la plaza, ya se encontraban en los alrededores los recordados Teatro Colón y el edificio Giacoletti, ambos construidos en 1914. Poco después, en 1924, el Gran Hotel Bolívar. Los portales de  Zela y Pumacahua le siguieron los pasos, así como el Club Nacional. Ya a partir de 1935 se construyeron los edificios Félix, el cine Metro, Sudamérica y Boza.

El tiempo, sin duda alguna, ha hecho de las suyas con este lugar. El Teatro Colón terminó como un cine para adultos (?) lo cual llevó a su cierre en el 2005. El Gran Hotel Bolívar, donde se encuentra uno de los mejores pisco sours de Lima, y el Club Nacional hace mucho dejaron de ser los lugares predilectos para una reunión. A su vez, el cine Metro, en su tiempo pionero en la distribución de la sala, ahora irónicamente nos hace pensar en su primera película “Lo que el viento se llevó”. Sin embargo, hay cosas que no cambian. Y no me refiero al exquisito turrón del café Dominó, sino a que esta plaza ha sido, y seguirá siendo, el espacio ideal para la libre expresión.

un lugar para ser escuchado

Desde hace aproximadamente cincuenta años, grupos de oradores se reúnen en las esquinas de la plaza para debatir distintos temas: desde fútbol hasta política. La mayoría de los participantes son varones y forman parte de una batalla de ideales donde no hay un moderador aparente. Sin embargo, lo que principalmente captura la atención de la población es la cantidad de marchas y huelgas que han escogido a este lugar como punto de concentración.

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El 24 de diciembre pasado muchos decidieron pasar su navidad en la mencionada plaza reclamándole al presidente porque, para ellos, #IndultoEsInsulto. Previamente, jóvenes protestaron en contra de la corrupción y a favor de la democracia ante una posible vacancia presidencial. Una larga huelga de maestros se vio acogida por más de un mes en este recinto y fue antecedida por los estudiantes en contra de la Ley Pulpín 2.0. No se pueden olvidar la vigilia en contra de la violencia hacia la mujer y la marcha masiva en contra del maltrato animal, así como la celebración por el aniversario de la U. Estos son solo algunos ejemplos de las distintas manifestaciones populares de los últimos dos años.

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Las razones de su elección como centro de opinión son debatibles. Personalmente, considero que el hecho de que no esté en frente de alguna sede de los poderes del Estado es fundamental. Verán, el Tribunal Constitucional (TC) estableció en el 2005 que las manifestaciones no se pueden prohibir, pero la Municipalidad de Lima puede restringirlas o impedirlas si incumplen ciertos lineamientos: tendencia a la violencia de los miembros o dirigentes, si hay otra reunión a menos de un kilómetro de distancia, si la cantidad de gente supera la capacidad del lugar, si se exceden los límites de ruido, si no se han avisado previamente los detalles de la concentración y si el lugar elegido está frente a cuarteles o sedes de los poderes del Estado.

Fue en esta misma plaza en la que se luchó por la unión civil, así como en la que se cuestionó aspectos de la currícula educacional por el movimiento #ConMisHijosNoTeMetas. Esto demuestra que, correctamente, el lugar no acondiciona a los manifestantes a un lineamiento ideológico. La plaza, en sí misma, simboliza un lugar donde todos pueden ser escuchados. Mejor aún, donde los peruanos hacemos valer nuestro derecho a una libertad de expresión.

Referencias:

http://www.limalaunica.pe/2013/05/anecdota-de-la-inauguracion-del.html

https://elcomercio.pe/lima/patrimonio/plaza-san-martin-circunstancias-restringir-prohibir-marcha-noticia-457472