Instagram, Twitter y Facebook son solo algunas de las redes sociales más conocidas del siglo 21. Todos los días entramos para ver si nos han invitado a la siguiente juerga o para likear la foto más reciente de nuestro mejor pata. Sin embargo, hay un grupo de personas que se han apoderado de las redes: los políticos.
Tratando de ahondar un poco en la historia, podemos decir que uno de los primeros momentos en el que vimos el boom de las redes sociales y el internet en el plano político se dio en el 2008 con la primera campaña electoral de Barack Obama en EE.UU. Ha sido un acontecimiento clave para que, a partir de ello, surjan múltiples cuentas, a través de todas las posibles redes, de personas con cargos públicos. Ahora, ¿por qué es que esto sucede?
Primero que nada, las redes sociales en su mayoría, son gratuitas: Twitter, Instagram, Facebook, LinkedIn, Snapchat, etc. Uno se descarga la aplicación, ingresa un usuario creativo con su respectiva contraseña y ¡listo! Eres parte de una comunidad y un espacio social virtual donde las líneas de poder son borrosas. Es decir, si bien existen elementos como el clásico check azul o el número de followers que una persona pueda conseguir, las redes sociales son un espacio compartido que hacen más fácil la comunicación directa con personas que usualmente consideramos “más importantes”. Al bajarse la aplicación, las probabilidades de interactuar con los candidatos son mayores y más directas: existe la problemática sección de comentarios, la opción de compartir un post en tus historias, el retweet y el like para validar un comentario o una opinión, creando así una comunicación bidireccional.
Ahora, como político/a, si tu campaña está un poco misia en todos los sentidos de la palabra, las redes sociales, al ser gratuitas, te permiten viralizar mensajes y propuestas de manera rápida sin invertir grandes cantidades de dinero en ello. De ser así, el enfoque debería ir en la calidad y veracidad del mensaje o del post, de manera que se fomente a la población a participar en la política.
Por otro lado, debemos resaltar la forma que toman las redes sociales en el mundo de hoy. La sociología nos explica que, si consideramos a las redes no solo como una aplicación, sino como un “espacio” donde se reúne gente, se toman decisiones, y se debaten diferentes temas (que se validan e invalidan con símbolos como el like); entonces las redes deberían mantener un perfil estructurado – pero, en realidad, eso no es así. Más bien, la sociología ha tomado un cambio de rumbo a partir del nacimiento del internet y nota que las redes sociales son un espacio que intenta tener sus reglas y estructura, pero que posiblemente nunca llegue a replicar las reglas de un espacio de encuentro físico: parque, ciudad, institución, hogar, escuela, etc. Si bien existen los conocidos “términos y condiciones” y el botón de “reportar”, las redes sociales no tienen reglas sobre lo que los políticos pueden o no escribir o poner en sus perfiles, tomemos a Trump como ejemplo.
A puertas de las elecciones de abril de 2021 en el Perú, las redes sociales se vuelven cada vez más esenciales, especialmente promocionando campaña electoral. Twitter, Instagram o Facebook se convierten en lo que podríamos llamar parte de la esfera pública, que Habermas señaló en su momento. Dicha esfera se define como un área de la vida social donde las personas se reúnen libremente a discutir y poner en debate problemas sociales que, finalmente, le repercuten al sector político solucionar. De esta forma, no solo los propios candidatos intentan generar discusión sobre sus propias propuestas, sino que los mismos ciudadanos estamos en un continuo diálogo sobre lo que estas figuras nos están ofreciendo. En cierta manera, los políticos deben estar al tanto de las redes en un siglo virtual como el de hoy, donde la población de un país no debe esperar a un debate para que se le hagan preguntas a un candidato, sino que, con un simple tweet o comentario, pones es duda la postura de tu político.
Por lo tanto, las redes sociales no solo pueden servirle al candidato para mejorar su figura pública y hacer conocer sus ideas y promesas, sino que nos permite a nosotros ser más activos y activas en un espacio que antes se veía como lejano. La sociedad ya no se mantiene a la espera de las decisiones de las entidades públicas, sino que tiene la posibilidad de reclamar, cuestionar y decidir con un solo clic. Pero debemos tener cuidado, que en este espacio que hemos establecido como uno con normas borrosas, existe la posibilidad de likear noticias y propuestas falsas…
Editado por Paolo Pró