La llegada del nuevo Gobierno al parecer no le ha sentado nada bien al Cardenal Juan Luis Cipriani. Que la unión civil o la entrega gratuita de la píldora del día siguiente formen parte de la agenda del Ejecutivo, debe ser la peor pesadilla jamás imaginada por el Arzobispo de Lima. Voz Actual te trae una recopilación de las desafortunadas declaraciones que han desatado la más reciente lluvia de críticas hacia la actitud del máximo líder de la Iglesia en el Perú. 

Si IDICE IPSOS decidiera hacer una encuesta buscando los personajes más antipáticos del país, Juan Luis Cipriani, Arzobispo de Lima, tranquilamente podría estar en esta lista. Su poca predisposición a aceptar los cambios de una sociedad cada vez más moderna e inclusiva deja muchas dudas con respecto al rol conciliador que puede tener como el líder de una de las instituciones más influyentes del Perú de hoy, como lo es la Iglesia Católica. Él mismo se ha encargado de brindar declaraciones que lo ponen en bandeja para ser el blanco de críticas de muchos creyentes y no creyentes del catolicismo que dice pregonar. Revisemos a continuación los hechos que han llevado al Cardenal de Lima a marcar la pauta mediática de las últimas semanas.

Violaciones en el escaparate. En un lamentable intento por cuestionar las cifras de aborto en el Perú, Cipriani terminó por culpar a las minifaldas y los escotes por los casos de abuso y violencia sexual de las cuales son víctimas muchas niñas y mujeres en el país. “(…) la mujer se pone, como en un escaparate, provocando”, dijo el Cardenal, olvidando por completo la libertad con la que cuenta cada persona del sexo femenino para vestirse o actuar como se le dé la gana, sin que eso implique necesariamente la mirada grotesca de un hombre que no pueda controlar sus instintos. ¿La mezcla de esquizofrenia y altos niveles de testosterona es razón suficiente para dictaminar qué prenda puede usar o no una mujer para no ser violada? Háganme el favor…

Las ministras respondonas. Aquí Cipriani se la quiso dar de macho alfa y le salió el tiro por la culata. Luego de que las Ministras de la Mujer, de Salud y de Justicia defiendan públicamente la entrega gratuita de los anticonceptivos orales de emergencia (AOE), nuestro querido Juan Luis, en una afirmación con alta connotación machista, salió a decir que a Pedro Pablo Kuczynski (PPK)  “le han salido tres ministras respondonas empujándolo a una agenda que el Perú no quiere”. Afortunadamente, y en un acto poco convencional para la figura presidencial, PPK tuvo los huevos la suficiente firmeza para poner en su sitio a Cipriani y responderle que sus ministras sólo exhiben el carácter fuerte que él les exige, pues “(…) el Perú necesita mujeres fuertes”. No cabe duda de que esta defensa se da en el marco del apoyo del Presidente a una política de salud que pertenece a una agenda orientada a resolver inequidades y luchar por una verdadera revolución social. Al parecer, por fin tenemos Presidente.

El referéndum sobre el derecho de las minorías. Con cierto afán y fervor “democrático”, el Cardenal Cipriani propuso un referéndum sobre la unión civil y la entrega gratuita de la píldora del día siguiente, olvidando por completo que no se puede someter a voto el goce o no de los derechos de un ciudadano. ¿Qué  tal si mejor sometemos a referéndum la subvención que el Estado le otorga a la Iglesia Católica y a su labor de predicación? ¿Ahí no suena tan bonito, cierto? Si bien no necesariamente sorprende la torpeza con la cual Cipriani se expresa, lo que sí fue motivo de asombro fue el total rechazo de este planteamiento por parte de figuras públicas que van desde Mr. President PPK hasta el Premier Zavala y el Defensor del Pueblo, Walter Gutiérrez.

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¿Así se las pongo o más claro? Créditos para Andrés Edery

Estudié durante 12 años en diferentes colegios que profesan una educación con orientación religiosa y católica, y siempre me vendieron la idea de que la Iglesia está conformada no sólo por sus más poderosos representantes, sino también por todos y cada uno de sus miembros. Es aquí donde me pregunto, ¿qué católico podría sentirse identificado con declaraciones que fomentan la polarización, el odio y la intolerancia entre ciudadanos que forman parte de un mismo país? ¿No fue el mismo Jesús (sí, el de la biblia) quien decía que se amen los unos a los otros, e incluso defendía a pecadores a punto de ser asesinados a piedrazos? Es por eso que Cipriani encarna la figura de un cardenal sin iglesia, algo así como un pastor que alucina tener ovejas. El Cardenal de Lima está celebrando una misa donde ni el propio Papa Francisco se sentiría cómodo, olvidando las enseñanzas por las cuales miles de católicos lucharon durante siglos. Esperemos, pues, por el bien de esta institución milenaria, que en los próximos años su rol se aproxime más a la promoción de esa unión social que el Perú tanto necesita.