Este año está, lamentablemente, siendo marcado por una horrible ola de crímenes sexuales (en la cual las mujeres menores de edad son unas de las principales afectadas), frente a esto, el país se ha polarizado en un debate acerca de si se debería implementar la pena de muerte como castigo a estos. Sin embargo, mientras la mayoría de la población busca formas de castigar a los perpetradores, son pocos quienes conocen realmente contra qué se está lidiando.
En primer lugar, es necesario desmitificar el hecho de que existe un solo “perfil” para reconocer a los agresores sexuales; esto se debe a que para una comunidad es muy duro aceptar la idea de que los agresores pueden aparentar ser ciudadanos comunes y corrientes, es más, de acuerdo a la Dr. Nina Burrowes, el hecho de que tendamos a estereotipar a estos criminales (por ejemplo: un viejo con lentes de sol y ropa desgarbada sentado cerca de un parque con juegos infantiles o un joven con casaca de cuero en un pasillo de una calle con poca iluminación) juega en contra de la población y en cierta forma le da un mayor margen de acción a los perpetradores, esto es porque el esfuerzo que la población realiza para psicológicamente distanciarse de los violadores tiene un efecto secundario, y es que pasa por alto ciertos aspectos con los que se podría identificar a aquellos criminales que son más “similares a nosotros”. Frente a esto, la Dr. Burrowes señala 2 tipos de agresores sexuales cuyo modus operandi representa a la mayor proporción de casos registrados en nuestro país; ya que, según lo reportado esta semana por el Ministerio Publico, el 76% de las víctimas de violencia sexual en el 2017 fueron menores de edad y además se señaló que en la mayoría de casos el agresor es una persona conocida y viven el mismo hogar que la víctima.
Presentamos a las 2 categorías mostradas por la Dr. Burrowes (aclarando que no son las únicas):
1. El agresor que no quiere ser descubierto:
Este tipo de agresor es una persona (si es que se lo puede seguir llamando así) que busca salirse con la suya, es alguien que premedita lo que hará y “trabaja” a su víctima para lograr su cometido sin ser denunciado. Esta persona tiende a poseer un gran carisma para atraer a su víctima a un lugar privado o cuenta con una cercanía tan grande a la víctima que esta no dudaría en seguirlo a una habitación alejada donde el uso de la violencia sea mínimo pues este sujeto sabe que la agresión física deja pruebas contundentes en caso de ser enjuiciado; además, suele intentar “ganarse el permiso” de su víctima ofreciéndole dinero o bienes materiales a cambio de mantener el secreto y luego del crimen buscará convencer a la víctima de que no ha ocurrido una violación, que fue algo “normal” y más aún, intentará convencerla de que fue su culpa que eso haya ocurrido.
Claramente, podemos ligar este tipo de agresor a los numerosos casos que vemos en televisión de familiares que violan a niñas, sin embargo, hay un detalle que podría ayudar a evitar este tipo de agresiones; estos sujetos son meticulosos, elegirán victimas que en caso decidan denunciarlos no sean escuchadas, niñas que no tienen una relación de confianza con su madre (la primera y más accesible opción a la que recurren muchas a la hora de denunciar una violación), que sufran síndromes de dificultad para el aprendizaje o quizá simplemente personas que abusan de drogas y a quienes la sociedad no escucharía.
2.El agresor que se niega a aceptar que cometió un crimen
Todo ser humano desea poder considerarse a sí mismo perfecto, incapaz de cometer un acto tan depravado como este. Es por eso que este sujeto intentará minimizar lo que hizo, se dirá que es algo que todo el mundo hace, y es por esto que son de los más peligrosos y comunes en nuestro país pues se cubren bajo un manto de indiferencia. Este tipo de agresor no comete la violación mediante fuerza bruta ni sobornando a su víctima, este sujeto es el que se inicia pegándose a las mujeres en el transporte público, metiendo cara y mano en las discotecas o con la frase “dale más trago para que se suelte”. El agresor que se rehúsa a verse a sí mismo como un violador es muy propenso a usar drogas y alcohol tanto para reducir la resistencia de su víctima como también para desligarse a sí mismo de la situación con el fin de poder culpar a algo más de lo ocurrido. Luego de la violación, este tipo de agresor será sumamente cariñoso con su víctima, tratando de probarse que lo que realizó es un acto de amor o sexo casual; algo sorprendente de este tipo de agresor es que al ser denunciados o atrapados entrarán en shock, puesto que la mentira que se han esforzado tanto por mantener se verá destruida. Esto dificulta gravemente su rehabilitación pues es claro que cuando uno lleva creyendo algo por mucho tiempo ese algo se vuelve su realidad, este tipo de agresor muy difícilmente verá como un crimen lo que hizo.
¿Qué da origen a estos tipo de agresores? Si bien la educación impartida en casa y el nivel de afecto que recibe uno de sus padres es bastante importante debemos enfocarnos en un factor que influye bastante en la vida de estos sujetos, la sociedad. Dejando para otro artículo el tema de los roles de género y la “crianza tradicional” presente en nuestro país, debemos centrarnos en la normalización hacia ciertas tendencias sexuales como se mostrará a continuación.
Añadiendo a esto, la moda de “rotar el pack” entre los adolescentes violando la privacidad y confianza de las mujeres demuestra que vivimos en una sociedad que busca aumentar su libertad sexual de manera equivocada, y pues, ¿Qué ocurre cuando solo ver videos o fotos deja de ser suficiente para satisfacer a un sujeto?
Ahora, ¿qué podemos hacer para combatir contra estos enemigos que se camuflan tan bien en la sociedad? Aumentar las sanciones y penas no reduce la tasa de crímenes (al menos no inmediatamente) como comprobó Buzzfeed en su artículo ,y reeducar a la población, aunque una labor noble, también tomaría como mínimo una generación. Si se necesita una solución rápida y eficaz cada persona debe enfocarse en su propio hogar, la clave no es vivir con miedo sino aceptar que este es un peligro inminente en el día a día y hacer todo lo posible para prevenirlo.
Si hay algo que extrapolar de estos tipos de violadores es que no se acercarán con un cuchillo ni te golpearán hasta que no puedas resistirte, y la mejor forma de enfrentarlos es generando relaciones de confianza con nuestras hijas, hermanas, primas, todos los familiares tanto hombres como mujeres y con nuestros amigos y parejas también. Finalmente, consideramos muy importante seguir los siguientes consejos:
- Evitar seguir cayendo en la falacia de solamente enseñarle a los niños a evitar a los extraños, es necesario recordar que el 78% de las victimas peruanas en el 2017 conocía a su agresor.
- Comprender que es 3 veces más probable que un menor de edad sea abusado sexualmente por otro que por un adulto y educar a nuestros familiares para que denuncien y estén al tanto también de estos casos. Lamentablemente, esta cifra que suele ser ignorada aumenta debido a que el libertinaje sexual hace creer a los jóvenes que solo era parte de un juego o ,en caso de ser su primera experiencia, que es así como son las cosas.
- Si algún conocido nos confiesa que sufrió una experiencia de este tipo debemos aconsejar (aconsejar, no obligar) inmediatamente que se presente ante las autoridades y acuda a terapia, muchas veces nuestras ganas de ayudarlo dando consejos nos llevan a decir cosas que causen que esta persona tema realizar su denuncia.
Mejorar la comunidad es tarea de todos y reducir la tasa de agresiones sexuales puede llegar a ser tan simple como ponerle seguro a una puerta, si es que sabemos cómo hacerlo adecuadamente.
Acertada opinión, especialmente en el extremo de que la solución a este grave problema no pasa por una reaccion punitiva e inmediatista, sino por un trabajo a largo plazo, de naturaleza multidisciplinaria y con sede en la familia. El trabajo es arduo y largo, pero es el único que podria garantizar una sociedad futura con ciudadanos mentalmente sanos o por lo menos medianamente hábiles para controlar sus demonios….