Haciendo unas entrevistas para un curso de desigualdad de género de la universidad, una respuesta nos llamó la atención a mi grupo: una entrevistada no sabía si era o no un privilegio que las mujeres podamos entrar gratis a ciertas discotecas o que recibamos alcohol gratis a ciertas horas. A primera vista, parece que lo es, ¿a quién no le gustan las cosas gratis? Pero a mi compañera de grupo le pareció que algo no encajaba bien en llamarlo privilegio. Sin duda es injusto para los hombres: tienen que pagar extra solo por su género; pero no solemos preguntarnos si también nos afecta a nosotras negativamente.
No parece que haya nada de malo en estos anuncios. Sin embargo, otros ejemplos no lucen tan inofensivos, como la discoteca en España que le ofreció a mujeres entrada y alcohol gratis más cien euros si iban sin ropa interior. ¿Nos sigue pareciendo un privilegio? Tal vez sí. Tal vez se sienta raro pero es difícil describir qué, por lo normalizada que está esta situación. Ahora bien, la descripción de este evento deja las cosas un poco más en claro:
“Ladies Night: donde las chicas se vuelven locas, y las inhibiciones se desatan…Cuando las chicas están felices, hay una promesa de una noche salvaje…Alguien se enamorará, alguien caerá en lujuria.” (http://www.facebook. com/#!/event.php?eid 1⁄4 134250113288175. Visitado el 1 de marzo de 2011)
Al leer con detenimiento, es difícil esconder las razones detrás de las Ladies Nights. No es noticia que las discotecas son lugares altamente sexuales. Situaciones que lucirían extrañas en cualquier otro lugar público son perfectamente comunes en estas, donde las barreras sociales y los tabúes se reducen notoriamente. En estas se puede seducir al sexo opuesto fácilmente y el afecto parece estar al alcance de la mano. Entonces, una discoteca llena de mujeres garantiza una noche divertida y sensual a los hombres. Por lo tanto –y está clarísimo en el último ejemplo—, las mujeres son utilizadas como carnada para atraer a hombres a dicha discoteca.
Además, en muchos lugares del mundo, se deja a discreción de los encargados de seguridad de la puerta escoger cuál chica entra gratis y cuál no, decisión basada solamente en su físico. No es sorpresa que les convenga tener más chicas ‘bonitas’ adentro. Según la investigadora Tan–quien se dedicó a estudiar las dinámicas heterosexuales en discotecas –, estas se aprovechan descaradamente de los cuerpos femeninos sexualizados: las que entran gratis pagan con su presencia. Por cierto, estamos hablando solo de discotecas heterosexuales. No es sorpresa que no veamos estas promociones en las discotecas dirigidas a la comunidad LGTBI.
Sin embargo, no solo se trata de la presencia de mujeres bonitas en la discoteca, sino también de su comportamiento en esta. Aquí es donde entra el alcohol gratis, el cual sexualiza aún más el ambiente. Mezclémoslo con la música con letras altamente sexuales y es más probable que los bailes sean más provocadores y las mujeres más permisivas bajo su influencia. Además, usualmente las bebidas gratuitas embriagan rápido: son de baja calidad, de algún trago fuerte –como Vodka—, y están mezclados con jarabes dulces.
Ahora, ¿cuál es la importancia para los hombres de seducir a mujeres? Esta tiene que ver con la percepción de masculinidad de sí mismos y de la sociedad. Al seducir mujeres, refuerzan su heterosexualidad para así reafirmar su masculinidad por presiones sociales, sin dejar de lado los impulsos sexuales genuinos (Holland et al., 1993, 1). En la investigación de Tan, sus entrevistados hombres dijeron que mientras más mujeres seducían, mayor era la validación de sus apetitos heterosexuales. Así, las mujeres se ven reducidas a objetos u trofeos.
Quiero recalcar que no estoy en contra de que las mujeres beban alcohol ni de que se comporten de manera afectiva en las discotecas. El propósito de este artículo es reflexionar sobre las Ladies Nights, ya que más que ser un privilegio, su objetivación a la mujer mantiene o empeora la relación desigual de poder entre géneros.
Por mucho que nos gusten las cosas gratis, creo que es más importante una dinámica más igualitaria entre géneros, donde uno no tenga que ser reducido por el placer del otro. Si fuera por mí, que no haya más Ladies Nights, que todos paguemos la misma entrada y los mismos tragos, y que nos paremos frente al bar como iguales. Si bien las Ladies Nights parecen discriminar contra los hombres, esta se refleja en un gasto extra a su billetera, mientras que el costo de reducir nuestro valor como mujeres es mucho mayor: se perpetúa nuestra inferioridad.
A manera de posdata: un saludo a Myrthe van den Reek, mi compañera de grupo que cuestionó este “privilegio” y que tuvo la gran idea de explorar un tema tan común y normalizado. Si no exponemos las dinámicas sexistas escondidas en el día a día, ¿cómo podemos combatirlas?
Fuentes:
Hollands, J., C. Ramazanoglu, and S. Sharpe. 1993. Wimp or Gladiator: Contradictions in Acquiring
Masculine Sexuality. London: Tufnell Press. La República. Polémica por discoteca que ofrece 100 euros a mujeres que vayan sin ropa interior. https://larepublica.pe/mundo/851000-polemica-por-discoteca-que-ofrece-100-euros-mujeres-que-vayan-sin-ropa-interior (9 de diciembre de 2018).
Qian Hui Tan (2013) Flirtatious geographies: clubs as spaces for the performance of affective heterosexualities, Gender, Place & Culture, 20:6, 718-736