Constantemente recibimos información nueva, sea por redes sociales, medios de comunicación, etc. A pesar de esto, solemos retener solo la que percibimos como negativa por encima de una noticia neutral o positiva. A este fenómeno se le llama sesgo de negatividad. En el siguiente artículo, veremos de manera detallada de qué se trata.
De acuerdo con la investigación realizada por la Universidad de Pensilvania, se identifican cuatro características del sesgo de negatividad:
Potencia negativa: Este principio asegura que, si se dan dos eventos de similar magnitud, el evento negativo tendrá más impacto. Por ejemplo, si te dicen que ese outfit te queda genial probablemente no le hagas tanto caso. Sin embargo, si te dicen que no es tu mejor look lo recordarás y le darás mayor importancia. Esto se cumple para situaciones con similar intensidad, ya que podría haber situaciones en las que la carga emocional sea mayor para el evento positivo. Por ejemplo, si tu crush te dice que te ves genial probablemente poco te importe lo que te diga el resto.
Cambio en el tiempo de la negatividad: Este principio se refiere al comportamiento de nuestras percepciones en el tiempo. Una situación negativa futura, conforme se acerca, se percibe cada vez más negativa. En cambio, en una situación positiva, esto ocurre en menor medida. Por ejemplo, imaginemos que tenemos dos eventos: el inicio de un curso que no nos gusta y el fin del curso. Conforme se acerca el inicio, nuestra percepción del curso será más negativa. En cambio, en la segunda situación, el evento positivo ya lo asimilamos y no se vuelve más positivo con el tiempo.
Dominio negativo: Esto hace referencia a que la suma de eventos positivos y negativos da como resultado algo más negativo de lo que debería ser. Para medir esto, pidieron valorar ciertas situaciones de manera individual y luego las presentaron en grupo. Notaron que, cuando presentaban un grupo de situaciones, la negatividad asignada era mayor que la suma de los valores individuales aun cuando se incluyeran eventos positivos en el grupo. Por ejemplo, cuando recordamos a nuestros ex, tendemos a percibir esa relación de manera más negativa que si nos ponemos a pensar en los eventos específicos que pasaron en ese tiempo.
Diferenciación negativa: Este principio hace referencia a nuestra concepción de negatividad. Se afirma que desarrollamos más las explicaciones negativas y es por eso que es más fácil encontrar en nuestro vocabulario palabras relacionadas con aspectos negativos. Además, en cuanto a emociones, es más fácil encontrar emociones relacionadas con la inconformidad y lo negativo que con lo positivo.
Ahora que entendimos cómo funciona el sesgo de negatividad, podemos ponernos en diferentes contextos en que este fenómeno se cumple. Por ejemplo, el caso de las noticias. De acuerdo con una investigación realizada por la Universidad de Princeton, el sesgo de negatividad se presentó en todos los individuos, independientemente de su país de origen. Los participantes del experimento fueron enfrentados a noticias positivas, neutrales y negativas. Estas últimas llegaron a aumentar su ritmo cardiaco en mayor medida que el resto de las noticias presentadas. Esto genera un problema. Ya que se sabe que nos concentramos en este tipo de noticias, estas tienden a ser las que más aparecen en los medios de comunicación. Las famosas fake news o los títulos sensacionalistas inundan no solo redes sociales, sino también la prensa formal, lo cual genera desinformación.
Finalmente, ahora que tenemos esta información, podemos hacer algo para romper este sesgo. Podemos empezar por desagregar las situaciones que se nos aparezcan, de manera que rompamos con el dominio negativo, o podemos tomarnos más tiempo para apreciar un evento positivo. En el caso de la información, investigar por nuestra cuenta será de gran ayuda al dimensionar los eventos. No dejemos que este sesgo nos desvíe la atención de las cosas que más nos importan.
Edición: Paolo Pró