A mediados de junio, el Congreso presentó un proyecto de ley para que los afiliados a la Oficina de Normalización Provisional (ONP) no activos por 12 meses pudieran retirar el 100% de sus aportes sin la necesidad de cumplir los 20 años requeridos. A raíz de esta situación, la titular del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), María Antonieta Alva, se mostró en contra de esta medida mediante el uso de una frase que resonó en la prensa nacional:
“No es posible devolver dinero que no existe”. Aunque los fondos de pensiones son importantes para la calidad de vida de muchos peruanos en su jubilación, se conoce muy poco sobre estos o existe mucha confusión entre fondos privados y estatales. Este 23 de julio, la Comisión del Congreso aprobó el retiro de fondos de la ONP y se espera que sea aprobada por el Pleno. Por ello, si también te quedaste con la duda sobre lo que dijo la ministra o quisieras aprender un poco más sobre los fondos de pensiones ante estos últimos hechos, #Freakonomics y #Perú se unen una vez más en este artículo para explicar los principales aspectos sobre el sistema de pensiones en el Perú.
Sistemas paralelos: creación
En el país, los trabajadores formales están obligados a aportar cierta cantidad de dinero de su salario a cualquiera de dos sistemas: el Sistema Nacional de Pensiones (SNP) administrada por la ONP o el Sistema Privado de Pensiones (SPP) cuya gestión está a cargo de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP). La idea detrás de los fondos de pensiones es que una persona pueda tener calidad de vida en su jubilación a partir de los ahorros (aportes) que realiza durante su etapa adulta, como una suavización del consumo, concepto que se explicará más adelante.
El SNP fue creado en 1973 con un régimen de capitalización colectiva[1]; sin embargo, tras una serie de malos manejos, incumplimiento en el pago de aportes y la baja rentabilidad de los fondos, el SNP se fue convirtiendo en un sistema de reparto. Esto quiere decir que se paga la pensión de los jubilados con los aportes de los trabajadores activos en la ONP. Por eso el dinero “no existe”. No hay un fondo de ahorros.
En la década de los 80 el sistema se vio claramente debilitado, las altas tasas de desempleo y subempleo significaban una reducción en el número de aportantes y al mismo tiempo el número de jubilados aumentaban. De esta forma, en el gobierno de Alberto Fujimori se decidió reformar el sistema de pensiones capitalizándolo, es así como en junio de 1993 se crea el Sistema Privado de Pensiones. Este esquema funciona de manera distinta, la pensión de jubilación depende del valor de la cuenta individual que está relacionada al monto de aportaciones y a la rentabilidad de su inversión (Muñoz,1999).
Revisión del sistema de pensiones ¿Cómo funcionan?
La idea de ahorrar para una jubilación se teoriza dentro del campo de la Economía desde hace un tiempo atrás. Un ejemplo estrella es el Life-Cycle Hypothesis de Franco-Modigliani, Premio Nobel de Economía en 1985. En su hipótesis sostenía que, durante la etapa en la que las personas generaban mayor riqueza, estas ahorraban consumiendo menos que su poder adquisitivo, pues tenían en cuenta que en su jubilación percibirán menores o hasta nulos ingresos. De esta forma, las personas podían mantener un consumo equilibrado o parecido a lo largo de su vida, o como se diría en Economía “el agente quiere suavizar el consumo”.
Los fondos de pensiones entonces son los que se encargan de retirar un porcentaje de los ingresos durante el tiempo que se aporta para que en el futuro, cuando uno se jubile, se mantenga una pensión que asegure un consumo parecido al que tuvo durante su juventud. En el caso del Perú, las AFP, retiran el 10% de los ingresos mensualmente, cobran adicionalmente un seguro de protección para el fondo y una comisión por administración (unas de las más altas de Latino América) (Cruz, Seminario, Leiva & Zegarra, 2018). Una de las flexibilidades es que se puede aportar voluntariamente al fondo y se puede retirar hasta un 95.5% del total aportado en el momento de la jubilación. De igual modo, no hay una pensión máxima mensual ni una mínima asegurada, sino que varía dependiendo del tipo de fondo que se elija (0,1,2 o 3, siendo 3 el más riesgoso). En este caso, uno es dueño de su cuenta y el dinero, aunque se está constantemente invirtiendo, pertenece a una cuenta de inversión individual.
En el caso de la ONP, el fondo funciona de una forma distinta. En este todos los colaboradores aportan a una única cuenta. Entonces, el dinero que se aporta se va repartiendo a los que hoy son jubilados; es decir, funciona como un sistema de reparto. Entre otras diferencias con las AFP, en la ONP se debe aportar un mínimo de 20 años para recibir una pensión fija que no puede superar los 893 soles. No obstante, aunque existe claridad en el concepto, el sistema no se está mostrando sostenible durante el tiempo. Según el Instituto Peruano de Economía (IPE), se requiere el equivalente al 0.2% del PBI de transferencia estatal para que se logren pagar los aportes mensuales a los pensionistas, y entre 2011 y 2018, los aportes de los afiliados representó únicamente el 44% del fondo. El otro 31% provino del tesoro público (es decir, de impuestos) y el 9% restante del Fondo Consolidado de Reservas, que también es un recurso estatal (IPE,2020).
Asimismo, la ONP depende bastante de la estructura demográfica del Perú. En el 2017 existieron 2.8 aportantes por cada pensionista; pero según estimaciones del IPE, en el 2055 la cifra se reduciría a 0.5, lo que lleva a un futuro no muy entusiasta para este sistema de pensiones (IPE, 2019). Especialmente, si consideramos que la tasa de natalidad (número de hijos por cada mil habitantes) está disminuyendo (17.42% en 2019 vs 17.69% en 2018) (Datosmacro, 2019) y se espera que la esperanza de vida al nacer aumente a 77.2 años para el siguiente quinquenio 2020-2025 (comparado con 76.5 años durante 2015-2020).
Por ello, a pesar de que la finalidad de la medida es ayudar a familias, un retiro del 100% de los aportes de la ONP no puede seguir la misma lógica que el retiro parcial en los fondos de la AFP. Es esta la razón por la cual la ministra se refirió a estos aportes como un dinero inexistente. Este fondo por sí mismo no podría cubrir el retiro en su totalidad sin afectar a los jubilados que reciben su pensión en la actualidad. Por ello, los costos que enfrentaría el tesoro público, según el MEF, de devolver el monto total a 2.55 millones de aportantes inactivos[2] podría costarle 5.664 millones de soles (El Comercio, 2020).
Reforma necesaria
Los sistemas presentados no son perfectos, pues no aseguran la recepción de una pensión que permita un nivel de vida digno y es que ambos modelos deben lidiar con factores que dificultan la llegada a este objetivo. Por el lado de la ONP, la baja cantidad de contribuyentes se traduce en un fondo que posiblemente no garantice una pensión, además el requisito de la cantidad mínima de años no permite que los afiliados reciban parte de lo que contribuyeron. Por otro lado, la incertidumbre en las AFP recae en la vulnerabilidad de las crisis financieras a las que están expuestas las inversiones y también es cuestionable el monto de comisiones que cobran a los usuarios por administrar el dinero.
Estos sistemas deberían estar enfocados a cubrir el mayor número de trabajadores; sin embargo, ambos coexisten con una barrera en común: el importante sector informal. Nuevamente, según el IPE este porcentaje de trabajadores que no aporta a ninguno de los modelos explica por qué solo el 19% de mayores de 65 años recibe una pensión. Claramente, el sistema requiere un cambio y la situación de la pandemia recalcó ese llamado. Por esa razón es que varios especialistas coinciden en que es necesaria una reforma integral que permita que todos los jubilados puedan tener una pensión justa, además de disminuir ese costo fiscal. Según David Tuesta, exministro de Economía, una alternativa ante estas problemáticas sería la de un “sistema de capitalización individual que reconozca a afiliados de la ONP un bono de transición por el tiempo de aporte y asegure una pensión mínima a todos los aportantes”.
Reflexiones
El creer que pasados los 65 años el peruano no trabaja y recibe una pensión apropiada es una idea romántica. La realidad nos muestra que estamos lejos de una situación que permita una vida tranquila a muchos jubilados. Ciertamente estos sistemas paralelos -cada uno con sus propias reglas de juego- presentan aciertos y desaciertos (en algunos casos es más de lo segundo) que requieren una reforma. Para las autoridades encargadas es todo un reto el mejorar la calidad de vida de los peruanos en su etapa de jubilación. Especialmente, si se lucha con distintos factores como un mercado laboral informal generalizado en el país, un mercado de capitales volátil en estas épocas de incertidumbre provocadas por la COVID-19 y una dependencia del crecimiento demográfico. Este análisis técnico requiere un exhaustivo debate y no propuestas oportunistas que empeoren la situación. No esperemos a tocar fondo para mejorar el sistema de pensiones peruano donde el sinónimo de jubilarse es seguir trabajando, pues probablemente el dinero de la pensión no alcance para mantener el nivel de vida del pensionista.
Fuentes
Cruz Saco, M. A., Seminario, B., Leiva, F., Moreno, C., & Zegarra, M. A. (2018). La desestructuración del sistema peruano de pensiones (1a edición.). Universidad del Pacífico.
Datosmacro. Perú – Natalidad 2019 | datosmacro.com. https://datosmacro.expansion.com/demografia/natalidad/peru.
El Comercio. (24 de Julio 2020). Perú: Retiro ONP. Comisión de Defensa del Consumidor aprueba retiro de ONP: ¿Cuánto le costaría al Estado si la medida se concreta? | NOTICIAS EL COMERCIO PERÚ. https://elcomercio.pe/economia/peru/pensiones-comision-de-defensa-del-consumidor-aprueba-retiros-de-la-onp-cual-seria-el-costo-para-el-estado-de-concretarse-congreso-mef-ncze-noticia/?ref=ecr.
IPE. (25 de Marzo del 2019). Cerrar para no lamentar | Instituto Peruano de Economía. https://www.ipe.org.pe/portal/cerrar-para-no-lamentar/.
IPE (13 de Julio del 2020). Forado pensionario. Instituto Peruano de Economía. https://www.ipe.org.pe/portal/forado-pensionario-onp/?fbclid=IwAR0xsLqAkq2zw8VOsFbnvuq-toMv9_T3-C11cY04u_n3Xm0viOhhq4RQSUA
Muñoz I (1999). Reforma del Sistema Privado de Pensiones. Instituto Peruano de Economía.
[1] Sistema de reparto que se financia por los rendimientos ganados que producen las inversiones de los aportes de los afiliados. Hasta la reforma estructural de 1992 en el Perú, los trabajadores asegurados contribuían el 3% de sus remuneraciones asegurables y los empleadores, el 6% (Cruz, Seminario, Leiva, Moreno & Zegarra, 2018)
[2] un aportante es inactivo cuando lleva más de 12 meses sin aportar