Frankenstein o el moderno Prometeo (1818) de Mary Shelley es uno de los libros que está marcado por lo gótico, cuyo monstruo representa los miedos de la sociedad, que demuestra que el enemigo del hombre es él mismo. A partir de la película Frankenstein (1994), dirigida por Kenneth Branagh, analizaré cómo a través del montaje y algunos recursos narrativos, el director demuestra no solo el lado monstruoso del moderno Prometeo, sino también su lado humano que es perjudicado por la ambición del hombre.

La película inicia con la intervención de un narrador externo que brinda el contexto de la evolución de la ciencia y del conocimiento durante el siglo XIX. Asimismo, nos adelanta la información del personaje que se convertirá en espectador de la historia de Víctor Frankenstein: Robert Walton, quien es un explorador que está en dirección al Polo Norte, y quien descubre “el terror de todos aquellos que se aventuraron en lo desconocido”. De este modo, nosotros como espectadores de carne y hueso estamos dentro de un teatro dentro de uno, o también llamado “metateatro”, que implica la historia contada de Víctor hacia Robert Walton.

La primera escena nos presenta al barco con sus tripulantes desesperados debido a la tormenta que, en consecuencia, terminan chocando con un iceberg. Cabe destacar que la tormenta y los truenos serán recursos recurrentes que el director utilizará para introducir un momento desesperado o siniestro. A pesar de este accidente, Walton quiere abrir una ruta al Polo Norte como dé lugar, pues no le importa que sus tripulantes estén cansados. De esta manera, desde el inicio de la película, el director nos muestra la inhumanidad del hombre que no vive en una comunidad, sino que vive por sus propios intereses.

A diferencia del teatro, el cine puede cambiar de escena automáticamente, ya sea para introducir un nuevo personaje, cambiar de lugar o de tiempo. En cambio, en el teatro, estos recursos son limitados, ya que los cambios se hacen en vivo. Retomando la película, el director cambia de escena y se enfoca en la sombra que viene desde lejos, que tiene una figura monstruosa con una voz escalofriante y gruesa que se introduce a través de la niebla. Sin embargo, no es el monstruo, sino Víctor. A partir de este momento, la película nos adelanta la pregunta: quién es el verdadero monstruo. El director utiliza una música misteriosa que afecta al espectador, de manera que crece el suspenso y la curiosidad por saber qué es lo que sucederá. Luego, aparece la mano ensangrentada del monstruo debido a que asesinó a los perros. Al principio, solo se observa su mano, que, como espectadores, pensaríamos que el monstruo en realidad sí es un monstruo, y que el hombre es solo una víctima.

Nota. Imagen de IMDb [página web]
https://m.imdb.com/?ref_=tt_mv_close

En otra escena, muestra los interiores del barco, donde Víctor cuenta su historia a Walton, y cómo y porqué llegó al Polo Norte. Mientras esto sucede, a su vez se observa a los tripulantes afuera del barco, que están preparándose para lo que se les acerca desde lo lejos. Simultáneamente, Víctor le dice a Walton, que tiene la misma demencia que él; es decir, el desborde de su deseo por el conocimiento. No obstante, recién es en este momento en que Víctor menciona su nombre, que es acompañado por la misma música misteriosa que lo introdujo a escena.

La película realiza un flashback hacia el pasado de Víctor en Ginebra de 1773. Como comenté anteriormente, el cine tiene la capacidad de trasladarnos a diferentes espacios y tiempos con facilidad. La escena muestra a un niño Víctor que está bailando con su madre, quien lo halaga. Ante esto, la señora quien toca el piano le advierte sobre la malcriadez de su hijo, como un guiño del orgullo que Víctor tendrá más adelante. Esta escena y esta línea del personaje nos da información del personaje y de la trama: la manera en que se formará Víctor, su ambición por conocimiento, y lo que lo motivará a crear a un monstruo. En esta misma escena, aparece una niña huérfana de nombre Elizabeth, con quien Víctor se criará.

Luego, la película se saltea a diez años después, y nos presenta a un Víctor más joven y a su madre embarazada. Cabe señalar que el cine también es limitado debido al tiempo de duración de una película. Por tanto, el director decide no mostrar toda la infancia de Víctor, y permite que el personaje de la madre lo resuma en una conversación que tiene con su hijo. Esta información que no se demuestra, sino que se dice, nos da indicios del “hambre” de conocimiento desde que Víctor era un niño, y que su padre era el mejor doctor de Ginebra.

La importancia de una buena película como arte recae también en la actuación, ya que esta debe transmitir las emociones e intenciones del director. Esto es posible visualizarlo en la pequeña actriz de Justine, quien es la hija de la mujer que tocaba el piano, ya que desde niña veía al niño Víctor con ojos de amor y a su vez con timidez.

Cuando ambos personajes crecen, Justine es aún más presionada por su madre, pero aun así se vuelve más audaz, ya que incluso baila con Víctor. Sin embargo, esta escena es interrumpida por el desmayo de la madre de Víctor. Inmediatamente, el director muestra la escena de una tina ensangrentada. Entendemos que la madre está muerta, aunque no nos lo dicen; sin embargo, como espectadores asociamos las imágenes de la tina y del doctor que está llorando con las manos ensangrentadas. A partir de este análisis de las imágenes, demuestra el rol importante que estas pueden transmitir, y que pueden reemplazar los signos verbales o las palabras. Ante la muerte de la madre, Víctor le dice a Dios: “Por favor, regrésale a la vida”. Esta línea marca la trama, ya que Víctor pretenderá ser un tipo de Dios que crea vida eterna: “Nunca debiste morir. Nadie debería. Yo impediré eso”. Esta línea resume perfectamente el argumento del porqué de la creación del moderno Prometeo.

La película nos lleva tres años después de lo sucedido en Ginebra, Víctor se envolvió en su estudio, y Elizabeth es la única quien lo aleja de sus experimentos y quien trata de reemplazar el rol de la madre, cuya función era alegrar la mansión. Por tanto, su personaje utiliza vestidos con colores claros, como el celeste, rosado, blanco, etc. De modo que resalta lo risueño del personaje. Luego, el director cambia de escena a un baile, donde el padre de Víctor justifica la fiesta debido a que su hijo se irá a realizar sus estudios en Ingolstadt. La madre no está presente, pero su voz se hace presente mediante una voz narrativa externa. Mientras que Víctor lee la carta que su madre le había escrito, los espectadores podemos escuchar lo que lee. Asimismo, en medio del baile, se presenta una tensión romántica entre Elizabeth y Víctor, que destruye la relación de hermanos por una más carnal. Así, Víctor le promete matrimonio.

La película avanza a 1793 y nos traslada a Ingolstadt, donde Víctor consigue un lugar para quedarse y donde puede realizar sus experimentos. En la escuela, Víctor discute con un catedrático, ya que este excluye la filosofía de la ciencia. Luego de la discusión, se presenta una figura misteriosa dentro de un carruaje, que luego se revelará que será el mentor de Víctor. El director intercala escenas entre las de Víctor en clase y las de Elizabeth leyendo las cartas de su amado en Ginebra. Luego, nos revela que este hombre misterioso del carruaje era su profesor Wolfman, quien le pide a Víctor que lo acompañe a su laboratorio y quien le dice que la clave para la vida es la electricidad. Cabe señalar, como ya comenté anteriormente, los truenos y los rayos serán clave para determinadas escenas siniestras, pero estos también se pueden asociar con la forma de la electricidad que permitirá dar vida al Prometeo. 

El director presenta otra escena del trabajo del profesor Wolfman, ya que un hombre no quiso vacunarse y termina matando al profesor. Debido a esto, el hombre es ahorcado, no sin antes declarar que los doctores son asesinos. El hombre no solo será clave para la muerte de Wolfman y la tristeza de Víctor, sino que aún muerto, servirá para que Víctor construya a su monstruo. Víctor estará decidido en crear vida; por ende, necesita materia fresca. Para esto, recoge y corta los cuerpos de Wolfman y del hombre ahorcado para construir las partes del Prometeo.

El juego de la iluminación o las paletas de colores en Ingolstadt es más oscuro y está ambientado por una música más tétrica. En cambio, en Ginebra, los colores son más claros y variados como la naturaleza y los interiores de una casa iluminada. Asimismo, el director envía señales sobre cómo terminará la obra y la película, es decir, en desgracias. Esto se puede observar cuando Víctor intenta revivir a un sapo y, en consecuencia, el sapo rompe el vidrio en que estaba concentrado.

Elizabeth decide ir a Ingolstadt para traer de vuelta a Víctor a Ginebra. De este modo, ella junto a sus colores claros, se convierte en una luz de esperanza que ilumina el cuarto de Víctor. Este último personaje viste con pocas prendas y sucias. La vestimenta de este personaje representa los descuidos que se hizo hacia su persona. Sin embargo, Víctor elige a su proyecto por encima del de Elizabeth. De este modo, el director muestra durante varios minutos, el proceso detallado de la creación de su monstruo. Al crearlo, aparentemente, el monstruo muere, por lo cual Víctor se frustra y se queda dormido. No obstante, Víctor es levantado por un trueno y observa a su creación a punto de atacarlo. Mientras que Víctor escapa, el director inserta las voces e imágenes de quienes reprochaban sus acciones al desatar a un monstruo que no debía nacer.

En otra escena corta, vemos al monstruo vistiéndose y escapando al pueblo, cuyos habitantes lo tratan como un enfermo de cólera, ya que era la enfermedad que se estaba expandiendo durante esa época. Por ende, es interesante que el director transmita imágenes de los cuerpos muertos por la cólera, tirados en las calles donde el monstruo se esconde de los maltratos del pueblo. Por otro lado, Víctor regresó a su estudio, pero escucha a Elizabeth tocar el piano. Frente a esto, Víctor se levanta, y la iluminación blanca enfoca a la feliz pareja, que decide regresar a Ginebra.

Mientras esto sucede, vemos paralelamente lo que sucede en la vida del Prometeo, quien se llevó el diario de proyectos de Víctor. El monstruo está oculto en el bosque, donde encuentra una cabaña con un pequeño establo. El abuelo ciego de la familia que vivía en dicha cabaña, es quien toca la flauta, instrumento que el monstruo tocará más adelante para atormentar a sus víctimas. El ciego presiente algo que los demás no. Mientras la familia discute sobre sus problemas económicos, el monstruo escucha y observa desde el otro lado de la pared del establo. A pesar de que el monstruo no hable, se entiende sus deseos y preocupaciones a través de las expresiones de su rostro y la música melancólica de la escena. Así como se observa a través de las imágenes; por ejemplo, cuando el monstruo desea alcanzar el huevo que la familia tiró al suelo, y cuando se esconde en el establo por miedo a que el pueblo lo reconozca. Además, el monstruo es como un niño que aprende a articular sus primeras palabras a partir de lo que la madre enseña a la hija en la cabaña.

Mientras tanto, Víctor, Elizabeth y Henry alistan sus maletas para ir a Ginebra, en eso Víctor no encuentra su diario, y el director inserta una música preocupante y el personaje voltea a ver hacia la cámara que enfoca su mirada perdida y preocupada. Cuando ellos llegaron a Ginebra en navidad, el monstruo sigue en el establo, por lo que el director cambia de escena y vemos que el arrendatario viene a cobrar la renta y al ver que el ciego no puede pagarle, intenta lastimarlo, pero el ciego es defendido por el monstruo. Ante esto, el ciego lo invita a pasar a su casa para agradecerle. Aquí, el monstruo articula sus primeras palabras y le dice que se esconde porque es feo; en consecuencia, la cámara se centra en las lágrimas del monstruo para revelar su lado humano.

La familia del ciego llega a su casa y comienza a golpear al monstruo, que causa que el monstruo continúe llorando. Luego cuando intenta volver a la cabaña, la familia se había ido. Esto causa que, por primera vez, el monstruo leyera el diario de su creación y observa que Víctor lo creó y lo describe como una figura peligrosa e imperfecta. Este momento es decisivo para el giro de la historia y para encender la llama que estaba dentro del monstruo, pues después de leer, el Prometeo decide vengarse de Víctor. Observamos que el monstruo se ríe después de que encendiera en llamas la cabaña de la familia. Esta risa es enfocada, pero es ambigua, ya que puede representar dolor, tristeza e ira. De este modo, la película está abierta a varias interpretaciones. Esta escena marca el cambio dentro del monstruo, pues pasa de ser uno pasivo a uno agresivo.

La película regresa al presente cuando Víctor termina de contar su historia al capitán Walton, y le dice que fue al Polo para asesinar a su creación. Sin embargo, Víctor muere en medio del delirio. El capitán decide salir con su tripulación y escucha una voz triste, la cual pertenece al Prometeo, quien le dice que llora por la muerte de su padre y que no tiene un nombre. Por ende, el capitán y los tripulantes del barco deciden cremar el cuerpo de Víctor con la participación del Prometeo, pero el hielo se rompe y la creación de Víctor termina quemándose junto a su padre. La película finaliza con la cámara que enfoca desde lejos al barco, que se está alejando y que sigue su curso de regreso a casa, mas ya no al Polo.

Nota. Imagen de 35 milímetros [publicación] año 2015
https://www.35milimetros.org/2015/01/frankenstein-de-mary-shelley/

Filme citado:

Branagh, Kenneth. Frankenstein, 1994.

Edición: Cristobal Contreras