“Si ayer fue un Vladivideo, hoy son los audios que nos muestran lo más vulgar de la corrupción”.
Martín Vizcarra, presidente de la Republica.
¿Cuántos años tiene? ¿10 años? Once añitos, pero ¿está desflorada? […] ¿Qué es lo que quieren? ¿Qué le bajen la pena o que lo declaren inocente?
Esas fueron palabras del juez Hinostroza y un interlocutor desconocido, negociando la pena de un violador en una llamada interceptada. Audios como aquel pusieron en evidencia el secreto a voces: la corrupción que impera en el Poder Judicial (PJ) peruano.
Las últimas semanas la prensa nos hizo oyentes de actos de corrupción de toda forma y tamaño. Desde el empleo de personal de limpieza del Estado para limpiar la casa de un juez, hasta el criminal caso de los Cuellos Blancos del Callao. Tras escuchar lo peor de nuestra democracia, una cosa quedaba clara: todo necesitaba cambiar.
El presidente Vizcarra no fue ajeno a la grave situación. Por ello, junto al Consejo de Ministros, elaboró cuatro propuestas de reformas políticas que buscan atacar la corrupción en las instituciones del Estado. Estas reformas, que cambiarían constitución, se resumen grosamente así:
- Reforma del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM): en este punto, los audios lo dijeron todo. Esta institución está secuestrada por corruptos. La reforma de Vizcarra plantea que el proceso de selección de los miembros del CNM sea por concurso público, elevar los requisitos para pertenecer a la institución e incrementar la baja cuota de mujeres. Aquí el detalle.
- Bicameralidad del Congreso: el 99.9% de los peruanos siente profundo desdén hacia esta institución y el 99.9% opina que deberían abrir un Tambo en sus instalaciones. Para odiarlo menos, la bicameralidad propone dos órganos independientes de diputados y senadores que harían el proceso de debate más lento, pero de mayor calidad.
- No reelección de los congresistas: se pronostica que, de darse esta reforma, las celebraciones sobrepasarían a las de la clasificación de Perú al mundial. De solo imaginar que no tendríamos que escuchar a Becerril, Bartra ni Letona nunca más, Backus prepara el retorno del 3×10 de Pilsen.
- Supervisión del financiamiento privado de partidos y campañas: Esta sería la diferencia entre #KonMisKoktelesNoTeMetas y #KoktelesNunkaMás
El documento con el detalle de las reformas fue entregado al presidente del Congreso 42 días antes de la publicación de este artículo. Vizcarra indicó que eran reformas de carácter urgente y pactó con el Congreso un cronograma para su rápido debate.
Sin embargo, el Congreso se negó a entender la urgencia del cambio, pues tras 40 días ninguno fue debatido, a sabiendas de ser urgentes. ¡Peor aún! El infame Kongreso buscaba hacer los siguientes cambios a las reformas:
- Que el presidente del JNE sea elegido por el Kongreso. Es decir, que el presidente del órgano encargado de supervisar a los partidos sea elegido por los partidos –por mayoría, Fuerza Popular-. ¿KHÉ?
- Que los nuevos integrantes del CNM estén prohibidos de investigar actos de corrupción anteriores. Es como si los fujimoristas dijeran “Si quieren que se vayan nuestros corruptos, tienen que prometer que no les pasará nada”. What the fork?
Y como si fuera poco, el Congreso aseguró que podían evaluar las reformas hasta el 2021.
Frente a la actitud perversa de Fuerza Popular los congresistas, Vizcarra tomó medidas. El domingo se prendió todo con el mensaje a la nación más caliente de los últimos tiempos: el presidente planteó cuestión de confianza al Congreso para aprobar las reformas. Hasta puso fecha y hora, él solito sin preguntar a nadie (un orgullo). ¿Motivos? Claramente la demora malintencionada. ¿Motivos adicionales? Pechear al Congreso, puede ser.
El miércoles 18 de septiembre, a las 8 a.m., veremos el siguiente capítulo de esta triste serie llamada El Perú tomado por el Fujimorismo, segunda temporada. Por ahora, en el primer tráiler vimos como Fuerza “podemos discutirlo hasta el 2021” Popular dio luz verde a una reforma, menos de 24 horas luego del pedido de cuestión de confianza.
¿Qué sigue ahora?
Estos son tres probables escenarios:
- El Congreso niega la aprobación de las reformas, rechazando la cuestión de confianza. De acuerdo con la Constitución, y en este punto no importa cómo quiera leerla Becerril, la cuestión de confianza es una herramienta para que el Poder Ejecutivo limite un eventual abuso de poder del Congreso. No es solo para ratificar la permanencia de ministros, sino también para ratificar la implementación de reformas. Tras dos cuestiones de confianza negadas, el presidente puede disolver el Congreso. Ya vamos una.
- El Congreso acepta la cuestión de confianza. Las reformas obtendrían luz verde, y la guerra señora K – Vizcarra estallaría.
- El Congreso niega la aprobación de las reformas, pero al mismo tiempo bloquea una posible disolución pues hicieron una sucia movida legal [https://elcomercio.pe/politica/cuestion-confianza-son-eventuales-consecuencias-noticia-558458] respecto a la cuestión de confianza. Y el Tribunal Constitucional puede deshacer esa movida, pero recién verá el caso el 28, nueve días después del evento.
¿La cuestión de confianza es una confrontación? De serlo, es una confrontación respetuosa de la ley.