¿Qué es lo primero que pasa por tu mente cuando piensas en política? Si te pidieran un ejemplo de político peruano, ¿en quién pensarías? ¿Cuál sería tu reacción si alguien cercano a ti decidiera entrar a la política? ¿Has pensado en ser político? ¿Qué es ser político?
Lo primero que quiero dejar en claro es que no hay respuesta buena o mala para estas preguntas y, mucho menos, una única. Sin embargo, lo que pasó por tu mente sí te puede dar una idea de qué percepción tienes de la política y cuál es tu relación con ella en un contexto de crisis como en el que se encuentra nuestro país.
Lo segundo, es que voy a arriesgarme (y ser bastante subjetiva) al decir que dudo ser la única que vinculó sus respuestas no solamente con la política, sino también con la corrupción. Y es que últimamente, ser político es ser corrupto, o eso es lo primero que podemos concluir al saber que nuestros cuatro últimos presidentes se encuentran siendo investigados por ello: el que se esconde de la justicia en otro país, el que se escapa de la justicia en nuestro país, al que unas agendas lo pusieron en jaque y el que nos vendió para luego renunciar.
Eso es lo primero que podemos concluir después de escuchar los audios de la vergüenza, los cuales tienen como protagonistas a gran parte de la cúpula de nuestro Poder Judicial y son pruebas que nos llevan a cuestionar si es que de verdad podemos hablar de justicia en el Perú, o si es que en este poder billetera mata moral. Es lo primero que podemos concluir después de ser testigos de una constante obstrucción del parlamento hacia el óptimo funcionamiento de los otros poderes y de que un grupo de screenshots terminaran de manchar la reputación de la bancada mayoritaria.
En un panorama como este, creer que vamos a librarnos de estas figuras es bastante utópico. Porque, ¿quién se animaría a participar en política? ¿Dónde podríamos encontrar políticos honestos? Bueno, una posible respuesta sería en los centros de estudio, en donde miles de jóvenes alrededor del país se empiezan a formar como nuevos políticos.
Han pasado 18 años desde que Fujimori renunció por fax y desde ese entonces se ha buscado romper con la inestabilidad en la que nos encontrábamos como nación; sin embargo, como ya hemos visto, este sueño no ha sido posible. Los estudiantes de hoy somos jóvenes que nacimos durante este periodo, jóvenes que no conocemos otra realidad que representantes que ponen sus intereses por encima de las necesidades de la población. Sobre todo, somos jóvenes hartos de vivir en un sistema tan infectado y en una democracia tan tergiversada.
Sea cual sea la inclinación política y en el puesto o para la entidad que postulen estos estudiantes, su decisión de entrar a la política es vital para el desarrollo de nuestro país. En el teatro se dice que no hay papel pequeño y considero que es una noción aplicable para distintos ámbitos de nuestra vida. No hay un cargo pequeño, no hay labor fácil o de relleno, desde nuestro lugar podemos hacer cambios significativos para el espacio donde nos desenvolvemos a diario, como es nuestra universidad, instituto, escuela, etc.
Algo que solemos olvidar (?) en el Perú es que la democracia es la voz del pueblo. Así que, si el pueblo no habla, ¿quién lo hará? Estar en la universidad es una cosa de locos y a veces, simplemente no tenemos tiempo para ser parte de una lista o preferimos invertirlo en otras actividades. Sin embargo, debemos ser conscientes de que nuestro voto cuenta. En el Perú, votar es un deber, pero en nuestros centros estudiantiles no lo es, nadie te va a poner una multa por no participar. No obstante, creo que esto también puede servir como un punto de reflexión: si la votación no toma más de diez minutos y, muchas veces, es online, ¿por qué no hacerlo? Si la reglamentación en nuestro país cambiara, ¿de verdad iríamos a votar? ¿O nos sentimos obligados a hacerlo?
Los postulantes, votantes y todos los involucrados en los distintos procesos estudiantiles son la nueva reserva política del país. Ahora es el momento de estos jóvenes para equivocarse, para jugársela y para empezar a velar por el bienestar de a quienes representan. Definitivamente, no es postular por postular, ni elegir por elegir. Algo que tenemos que aprender desde ahora es que no nos escogen para gastarlo todo en juergas (?) y que ser elegido representante es una gran responsabilidad. Si eres estudiante y tienes la oportunidad de hablar y actuar en nombre de otros, haz desde tu lugar todo lo que sea posible por dejar las quejas a un lado y hacer lo que los políticos de ahora no están dispuestos: preocuparse por construir un Perú mejor. Quizá así, de aquí a algunos años, te conviertas en el político honesto que estamos buscando.