Oh, gravedad… Esa fuerza que hizo que una manzana cayera sobre Newton y por ello él crease una rama de las matemáticas que casi todos desprecian.
Si eres un ávido seguidor de la física (aunque, admitámoslo, solo como 5 de los que lean esto lo serán), debes haber leído acerca de algo llamado “ondas gravitacionales”, pero ¿qué son esas cosas? y ¿por qué debería importarte?
Bueno, en palabras simples, las ondas gravitacionales son ondulaciones en el espacio-tiempo, provocadas por los fenómenos cósmicos más violentos que existen – supernovas o colisiones entre agujeros negros, por ejemplo. Estas ondas fueron propuestas por el mismísimo papi de la relatividad, Einstein, cuando hacía su teoría más famosa, en la cual se postula que los cuerpos masivos distorsionan el tiempo y el espacio, y eso es lo que percibiríamos como gravedad. En consecuencia, cuando dos objetos MUY masivos (como tu mamá) orbitan cada vez más cerca uno del otro, se deberían formar como arrugas en el espacio-tiempo y mandar esas distorsiones al infinito y más allá a lo largo del espacio. Aunque estas ondas hayan sido propuestas por Einstein, él no estaba convencido de que existiesen – y no ayudó mucho que no fuesen detectadas sino hasta más de cien años después de postuladas – llegando al punto de publicar ensayos refutándolas.
Sin embargo, debido a que las ondas producidas son extremadamente pequeñas (#relatable) no habían podido ser detectadas directamente hasta el 2015, cuando fue posible gracias al equipo de la base LIGO y un par de detectores ultra sensibles. Este descubrimiento les garantizó el Premio Nobel de Física de este año a los integrantes de dicho equipo.
Por otro lado, observaciones hechas en el centro LIGO, en conjunto con otras, han podido comprobar cuál es la velocidad de la gravedad, la cual no podía ser medida hasta ahora. Las mediciones hechas comprobaron que la velocidad de la gravedad es prácticamente la misma que la velocidad de la luz. Esto desbarataría teorías que suponían una velocidad de la gravedad diferente, teorías que explicaban el porqué de la acelerada expansión del universo sin el uso de energía oscura (a lo #StarWars).
-Ya, muy bonito y todo, pero… ¿Qué hay pa’ mí?
Pues, el hecho de que ahora podamos detectar ondas gravitacionales significa que podemos investigar acerca de objetos muy masivos con mucha mayor facilidad que antes, ya que las ondas gravitacionales nos pueden “avisar” de un evento con dichos objetos a punto de ocurrir. Por ejemplo, gracias al aviso de la instalación LIGO, se pudo observar con detalle la colisión de dos estrellas de neutrones. A raíz de ello, se descubrió que la colisión resulta en una enorme explosión, llamada kilonova. En estas explosiones se genera una masa de metales preciosos equivalente a la masa de 16 000 Tierras (antes se creía que estos metales se producían en supernovas). Por lo tanto, si tienes algo de oro, ahora puedes decir que ese oro salió del impacto de los cadáveres de dos estrellas supermasivas. #NotBad
Además, las ondas gravitacionales abren un nuevo campo de estudio de la Física, ya que ahora podemos investigar acerca de eventos masivos que no producen luz, como los agujeros negros – aunque algunos sí lo hacen; y vaya que lo hacen.
Así que, fuera de curiosidades, no hay mucho que ofrecer para los que no siguen una carrera en el campo. Pero, para los pocos que buscamos el gran conocimiento que nos otorga la física, esta noticia es uno de los mayores acontecimientos de los últimos años, lo cual se puede evidenciar en la plétora de artículos científicos que han salido acerca del tema.
En resumen, el mundo de la física se ha vuelto más emocionante gracias a las ondas gravitacionales, Einstein tuvo la razón todo este tiempo, el puente no se cayó, se desplomó, y Fatmagül nunca tuvo la culpa.