Ya no es ningún secreto que las redes sociales son un problema. Todos pasamos demasiado tiempo en ellas y la mayoría de nosotros quisiera cambiar eso. ¿Pero alguien está haciendo realmente algo al respecto? Es increíble que un problema que nos afecta a todos, tenga tan poca atención. Hoy te explicaré qué le hace tu teléfono a tu cerebro y cómo combatirlo.

Imagen 1 – Simon, M. (2018, 25 setiembre). Learn from these bugs. Don’t let social media zombify you. WIRED. 

La mejor carta de los desarrolladores de Instagram, TikTok o Twitter fue identificar el hecho de que los humanos somos animales sociales. En el pasado solo sobrevivían los changos que trabajan en grupo. Eso significa que nos gusta relacionarnos con otras personas, mantenerlas informadas de lo que hacemos e incluso, potencialmente, recibir su aprobación. Ellos saben que estamos biológicamente predispuestos a querer estar conectados con “la tribu”.

Pero ¿Qué significa el hecho de estar  biológicamente predispuestos a esta actitud? ¿Qué nos hace así?

Uno de los mecanismos biológicos de control de nuestro cuerpo es la dopamina. Este neurotransmisor nos hace sentir placer. Es así que, cuando hacemos algo bueno o placentero, nuestro cuerpo libera dopamina, nos sentimos bien y, dada la satisfacción, repetiremos el comportamiento que nos dio placer. Este es el motivo por que te sientes bien con tus amigos y sigues saliendo con ellos.

Pero también es el motivo por el que entras a Instagram y te quedas ahí 2 horas al día, o más. De igual forma, cuando recibes un like, cuando alguien comenta algo en tu foto, cuando subes algo y esperas cómo reaccionarán los demás, tu cuerpo piensa que estás socializando con changos tus compañeros de “ la tribu”. Recuerda, tu cerebro se formó hace miles de años, no existe una hormona diferente para Instagram que para conversar cara a cara. Para él, socializar es socializar. El objetivo de todas las redes sociales es que liberes la mayor cantidad de dopamina posible mientras estás en la app para que luego, cuando recibas una notificación de ellos, tu cerebro piense: «Tik Tok = Dopamina, yo entrar Tik Tok».

Imagen 2 – FrankRamspott. (s. f.). Hand-drawn vector drawing of a social media addiction concept. iStock. 

Sin embargo, es un tipo de  droga que, al igual que a todas, nos acostumbramos; es decir, si recibes la misma cantidad de dopamina todos los días, al cabo de cierto tiempo tu cuerpo no sentirá placer al recibir esa dosis, pues será el valor natural en tu cuerpo. En cambio, necesitarás niveles más altos del neurotransmisor para obtener el mismo efecto. Y es aquí donde los desarrolladores de redes carecen de responsabilidad, porque nos bombardean con estímulos y elevan las dosis de dopamina desmesuradamente. En consecuencia, nos convierten en adictos a esta dinámica.

Sí, adictos con todas las letras. Nos convierten en adictos en el mismo sentido que el alcohol te puede convertir en alcohólico. Nos saturan con dopamina a tal punto que ya no obtienes el mismo placer al realizar otras actividades; tu único alivio es entrar un rato a la app. Y la próxima vez que pienses «yo solo entro cuando no tengo nada que hacer, yo decido cuándo dejar de usarla», recuerda que detrás de cada app hay un equipo de personas muy inteligentes, con acceso a millones de dólares y con inteligencia artificial de vanguardia, cuyo objetivo es mantenerte pegado. Siendo este el caso: ¿te parece una batalla justa?. Ahora piensa en cuánto tiempo te gustaría pasar en redes sociales al día y luego revisa tu tiempo de uso. ¿Coinciden? Probablemente no.

Imagen 3 – Newman, T. (2018, 17 marzo). Unlocking the personality of a social media addict. MedicalNewsToday. 

Entonces, puedes ponerte a pensar: ¿Y qué? Tengo problemas más grandes. Pero las redes están mermando nuestra capacidad para concentrarnos y acaparan todo nuestro tiempo de ocio. ¿Sin tiempo libre ni concentración, cómo vas a solucionar otros problemas?

De esta froma, es necesario plantear una alternativa para este caso. Lo primero es limitar tu contacto con la app. Puedes desactivar las notificaciones innecesarias. ¿En serio necesitas que TikTok te recomiende vídeos o que Instagram te avise de quién subió un post? De todas formas vas a entrar a las app, tarde o temprano. Mejor tarde. Propón horas específicas para entrar a la app. Por ejemplo, úsalo después de acabar una clase y no durante. Lo importante es que tengas control premeditado de cuándo entras y sales de la app. Además, puedes usarlo como sistema de recompensas: tu cuerpo puede asociar períodos largos de concentración (2 horas de clase) con el placer  posterior de ver reels.

En suma, las redes sociales son más que divertidas, son adictivas. La cantidad de horas que pasas haciendo scrolling no es accidental. Puede que tengas otros problemas más grandes, que ver tiktoks te relaje, pero las redes están mermando nuestra capacidad para concentrarnos y acaparan todo nuestro tiempo de ocio. ¿Sin tiempo libre ni concentración, cómo vas a solucionar otros problemas?

Edición: Anel Ochoa