La triste realidad de los inmigrantes en Estados Unidos se refleja en la voz de un niño preguntando: “¿Cuándo podré ver a mis padres?”, o en la famosa portada de la revista Time donde se ve un montaje de una niña llorando al frente de Donald Trump. Las políticas migratorias de Trump llegaron a su punto más extremo con la medida de separar familias en las fronteras.

Las discusiones en torno a la inmigración en Estados Unidos y a las políticas fronterizas no es un tema reciente del gobierno de Trump, sino surgen a raíz de las olas migratorias que se remontan desde hace siglos y a las críticas constantes hacia la inmigración: aumento del desempleo, menores salarios y delincuencia por parte de algunos inmigrantes. No obstante, resulta en cierto modo paradójico la controversia entre EE.UU. y los inmigrantes, pues este país se constituyó sobre la base de inmigrantes (probablemente que hoy en día serían categorizados de ilegales) y la mayoría de la población tiene descendencia extranjera, por ejemplo Bruno Mars (descendencia latina) o el mismo Trump (descendencia europea). A modo de historia, desde el siglo XVI los europeos se empezaron a movilizar hacia tierras americanas, en el siglo XIX se sumaron los inmigrantes chinos, con lo que surgió la primera ley contra la inmigración de EE.UU., la Ley de Exclusión China, y en el siglo XX, la historia ya es conocida, los latinoamericanos empezaron a ocupar tierras americanas en busca de mejores oportunidades económicas y los peruanos huyendo de Alán García.

Trmp

En las últimas elecciones norteamericanas., los inmigrantes y aquellos que querían movilizarse a EE.UU. percibían el riesgo de enfrentarse a políticas contra la inmigración más severas por parte del partido republicano. Tras la victoria de Trump, ya se podía deducir que lo mencionado en su campaña no solo se quedaría en palabras, por su personalidad imponente. Entre sus políticas se encuentra la prohibición de entrada a los inmigrantes musulmanes o la reducción de las Green Cards (residencias permanentes). Pese a ello, según el Departamento de Justicia de EE.UU., la cantidad de inmigrantes se incrementó en 203% entre marzo 2017 y marzo 2018, lo que fue parte de la motivación para que Trump junto a los republicanos ordenen detener a inmigrantes sin documentos en la frontera (calificado como crimen que termina en su deportación) y separarlos de sus hijos. Si eso ya nos parece más frío que algunos de los estadios de Rusia, los niños son encerrados en los centros de detención de menores en Texas y Florida donde duermen en pésimas condiciones.

Centro de detención de menores

Centro de detención de menores

No obstante, hace unos días, Trump sorprendentemente detuvo esta política. Resalto lo sorprendente de ello ya que no es algo común en él detener sus políticas porque sabe que eso podría debilitar su imagen (ya lo vimos previamente cuando cumplió su palabra al atacar a Siria). Esta vez la influencia de los líderes del mundo y de los mismos americanos manifestándose en contra de la poca humanidad de los republicanos funcionó para frenar a Trump. Con ello, dio la orden de detener la separación de las familias diciendo que: “No me gustaba ver a las familias separadas” (¿más falso que las faltas fingidas de Neymar?), pero manifestó que continuará con su política de procesar a los que intenten cruzar la frontera ilegalmente.

Aun así, el daño a las familias ya está hecho, en especial a los niños cuyas edades están entre los 4 a 10 años, y no conciben del todo qué está sucediendo a su alrededor. Si bien, Trump ya detuvo la separación de familias, es probable que sus políticas migratorias continúen siendo más o igual de severas, pues esa ha sido su ideología desde el inicio de su campaña. No obstante, la presión que pueden generar los líderes políticos y la opinión pública pueden resultará importante para funcionar como un detonante a las duras medidas de Trump, tal como sucedió con esta controversia.