Una de las películas más controversiales de la última década fue estrenada el mes pasado: “El Bromas” o Joker. Mucho ya se ha hablado de esta película, por lo que este artículo no va a hablar directamente de ella (acotación: película increíble), pero es interesante cómo retrata el descenso de una persona al caos. Dicho esto, la película ha iniciado un debate sobre un tema que ha estado tomando cada vez más fuerza: la salud mental.

Vivimos en una época en la cual a pesar de que la salud mental recobra importancia, sigue siendo un tema controvertido, el cual muchas personas tienen miedo de tocar o incluso de expresar a sus propios familiares por la connotación negativa que traen consigo las enfermedades mentales. Y como lo dijo el gran sabio Kanye West (sin contar su periodo de fan de Trump): “tener una enfermedad mental es como un esguince de tobillo, solo que el que sufre el esguince es tu cerebro”… y, sí, esa es la cita textual.

La salud mental nunca ha tenido la misma importancia que la salud física y tampoco es tan fácil de detectarla. No es como si pudieras tomarte rayos X y ver que tienes depresión. La salud mental tiene la connotación de ser un poco más subjetiva. Las segundas opiniones son más comunes y costosas por esa misma razón. A nivel internacional existen organizaciones que se ocupan de la salud física en las zonas de conflicto del Medio Oriente como Human Rights Watch o Doctores sin Fronteras, pero la salud mental de los habitantes de estas zonas cae en el olvido. En un reporte del 2016 al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas se reportó que los niños en Iraq preferían no salir de sus casas los días soleados porque en esos días no podían ver si es que algún dron sobrevolaba sus viviendas, lo cual se señaló como un síntoma de estrés postraumático.

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En Estados Unidos, nada más y nada menos, es en extremo complicado conseguir atención con profesionales de la salud mental. Para que el seguro pueda cubrir un tratamiento te mandan una lista de teléfonos de contacto, de los cuales varios son números falsos; incluso se han dado casos donde se colocaban números de sedes de McDonald’s o de terapistas fallecidos. No suficiente con eso, sólo el 40% de psiquiatras en Estados Unidos trabaja con compañías de seguros, de acuerdo con un reportaje realizado por CNN. Así, las compañías de seguros hacen más difícil conseguir un terapista, y si piensas que eso es ilegal… pues estás en lo correcto. Aquello rompe con 4 leyes federales; el problema es que ninguna de esas leyes le permite al gobierno fiscalizar o sancionar a las compañías que incurran en esas prácticas. Lo único que pueden hacer los afectados es ir al Poder Judicial

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Eso es Estados Unidos, el tercer mundo del primer mundo, el cual aún es excelente en comparación al resto del mundo. Tomemos como ejemplo el caso de Nigeria y Sudán que tienen una crisis de salud mental en sus manos. Al Jazeera reportó que, en un centro de rehabilitación mental islamista, 256 personas habían sido encadenadas y abusadas. Estas personas habían sido internadas voluntariamente por sus familiares. Además, el encadenamiento no es tan fuera de lo común; en las zonas rurales es probable ver a niños encadenados a llantas o postes porque sus padres no pueden costear el internamiento en centros médicos ni tienen el tiempo para cuidarlos, así que para evitar que se hagan daño a sí mismos, los encadenan. Y no es porque los padres sean descorazonados o rechacen a sus hijos… no tienen otra opción.

Finalmente, la salud mental no es un juego. No se puede permitir que las compañías de seguros abusen de la falta de interés gubernamental ni que la pobreza afecte el desarrollo de un niño que no pudo recibir tratamiento adecuado. La salud mental afecta a todos, desde estrellas como Heath Ledger (el Joker de la trilogía de Nolan), quien murió por combinar una dosis letal de pastillas recetadas para combatir sus problemas de sueño, o Joaquín Phoenix (el joker del… Joker), quien sufrió de depresión luego de la muerte de su hermano. No suficiente con esto, también está el prejuicio de las generaciones anteriores que dicen que somos más débiles y por eso tenemos ideas en la cabeza de todas estas pseudo-enfermedades. Ante esto sólo digo: “OK, boomer”.

La pérdida de peso de Phoenix

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Edición: Maria Gracia García