En un suceso histórico, los medios estadounidenses han empezado a dar críticas sustanciales de su jefe de Estado tras la inauguración del gobierno de Trump. ¿Es plausible hablar de la era de la post verdad en este contexto, o, por el contrario, se podrá ver que se cuestione al Presidente a través de todo el espectro político?
Tras haber anunciado sus intenciones de retirarse de los Acuerdos de París, Donald Trump recibió una fuerte oposición de parte de la sociedad tanto en los Estados Unidos como en el extranjero. No es el único caso en el cual se le ha cuestionado sus decisiones, y este hecho no debería ser una sorpresa después de considerar que los únicos dos medios estadounidenses relativamente importantes que pintan una buena imagen de él son Fox News y Breitbart.
Rara vez vemos que un presidente reciba tanta oposición desde el inicio (o desde antes aun) de su mandato como con Trump. Puede que en Perú veamos una situación similar con PPK, pero la similitud es superficial: los fujimoristas solo pueden joder obstaculizar a Kuczynski a través de su presencia en el Congreso, mientras que Trump se encuentra imposibilitado de actuar sin represalia alguna por más que domine ambas cámaras legislativas -y la mayor parte del tiempo reciba el apoyo de ellas-.
En el caso de Trump no es tanto una oposición que tenga dentro del gobierno, sino que ella actúa a través de la sociedad civil: medios de comunicación, think tanks, ONGs y todos aquellos canales en los que los caviares la izquierda cuenta con muchos más recursos que la derecha a nivel global. Puede ser que este hecho ayude en parte a que puedan contener las acciones que tome Trump como presidente, pero hay otro factor innegable que ayuda a que se le pueda hacer frente, y es la imagen poco popular que guarda con el público. Puedes decir que los medios también le ponen la imagen que tiene, pero si literalmente vas a hacer un muro enorme en todo el límite con México y prometes acciones que son legalmente imposibles, lo más probable es que ya vayas perdiendo credibilidad (¿o tal vez sea un plan del covfefe?).
El hecho de que Trump sea… bueno, Trump hace mucho más fácil desconfiar de sus intenciones. Sin embargo, políticos anteriores han sido tanto o más corruptos que Trump y no han recibido todo lo que se está haciendo contra Trump. Podemos poner ejemplos de cómo Clinton produjo la masacre de Benghazi y culpó a un video de youtube de mala calidad, o cómo no hizo nada al respecto de haber sido la primera dama de un gobierno que negó que el genocidio de Ruanda, que tuvo entre medio y un millón de muertos como resultado, magnitud mucho mayor a los muertos a cargo de las acciones de la policía al respecto de los cuales se ha estado criticando a Trump por no ofrecer una respuesta. Si quieres ponerlo de otro modo, Trump simplemente tiene un club de fans que le sigue cada uno de sus pasos.
Pero más allá de discutir la conchudez desproporción en hablar de las fallas de tal o cual figura, creo que deberíamos sacar una reflexión acerca de lo que está pasando con figuras poco populares. La sociedad civil de los Estados Unidos nunca ha estado más activa desde el movimiento por los derechos civiles, la estructura de poder sociopolítico se ha democratizado al detenerse y revertirse una tendencia de concentrar el poder tanto en el Ejecutivo como en irle dando más y más atribuciones a la autoridad estatal, la ciudadanía se está volviendo más consciente de los problemas que ocurren en su país y tiene mayor capacidad de respuesta frente a cualquier acción ilegítima del Estado. ¿De verdad es tan malo tener un presidente como Trump?
Acá tengo que hacer una aclaración. El que una figura política sea poco popular por sí misma no es necesariamente positivo. Dictadores como Maduro tienen tan baja popularidad que le tiran huevos cuando sale a hablar y Venezuela se encuentra en un Estado de emergencia de facto. Sin embargo, por lo menos deberíamos reconocer los méritos de tener un presidente que, como Trump, cause el rechazo de la población sin restringir las libertades civiles. Esto no solo es beneficioso a corto plazo por permitir que se sepa mejor dónde su gobierno está equivocado, sino que también genera esperanza de que, con el tiempo, podamos hacer un cuestionamiento a si está bien que el Estado se haya expandido tanto como para que Trump cometa los errores que puede cometer como lo hicieron otros políticos, pero a nadie le importó simplemente por el hecho de que no eran Trump. No solo se va a cuestionar la expansión del poder del Estado, sino que todo lo que podrá hacer la sociedad civil contra un Ejecutivo y un Legislativo unidos permitirá entender que es posible ser agentes de cambio sin la ayuda del Estado a niveles impensables años atrás, y por eso es que yo tengo esperanzas de lo que vaya a salir del gobierno de Trump.