“Salvo el poder, todo es ilusión” – Vladimir Lenin
Creer que Vladimir Cerrón no iba a estar “ni de portero” en el gobierno de Perú Libre era una ingenuidad. Muchos intentaron convencerse a sí mismos de que el único problema resaltante de Pedro Castillo era el rol que tenía el secretario del partido por el cual postulaba. Que el profesor era una persona sincera que podía compensar su evidente incompetencia si se rodeaba de un equipo técnico apropiado. Si del otro lado muchos se dijeron a sí mismos que el fujimorismo era la opción democrática (spoiler alert: ninguna lo era) es válido.
Pero la elección ya terminó y es hora de ver las cosas de manera fría. Todo lo ocurrido en la historia reciente de la política peruana debería ya ser suficiente para aprender que no se debe idealizar a nadie. Mucho menos a un político. Sí, claro, partes de su discurso fueron simbólicamente importantes al recordar a grupos sociales históricamente excluidos. Pero a las palabras se las lleva el viento; las acciones, en cambio, hablan por uno. El triste espectáculo del 29 de julio fue suficiente para confirmar que la palabra del actual presidente, al igual que la de casi todos sus predecesores, se devaluó más que el sol no vale nada.
Es hora de dejar de lado ese paternalismo encubierto hacia Castillo como una persona “manejada” o “prisionera” del señor Cerrón. Es obvio que es el ex-presidente regional de Junín quien toma la inmensa mayoría de decisiones importantes, pero eso no exime de responsabilidad al profesor. El hecho de seguir de manera entusiasta con los planes de su mentor, ya siendo presidente, es una muestra de que piensan de manera muy parecida. Basta de la cantaleta de “Castillo, deslinda de Cerrón”. Eso no va a ocurrir. El presidente es el culpable de haber dejado en vilo al país durante tres días, aunque sea una situación que muchos ya veían venir.
Fue un shock para muchos que el nuevo Premier sea un retrógrada capaz de homenajear a figuras senderistas como Edith Lagos. Sin embargo, con centenares de militantes de Perú Libre en las planillas del Movadef, realmente no debería ser una sorpresa tan grande. ¿Qué Guido “¿qué tienes contra los senderistas?” Bellido es un anti derechos y no cree en la democracia? Perú Libre se cansó de anunciar por todos los medios posibles que su objetivo era lograr la convocatoria a una Asamblea Constituyente, y de insinuar de manera muy poco sutil que el cierre del Congreso era una posible salida, en caso de ser un “obstáculo”.
Y no. Esto no quiere decir “asume tu voto”, al menos no en el sentido en que muchas personas lo han dicho en las últimas horas (insinuando que quienes marcaron el lápiz no tienen derecho a quejarse). Es simplemente una llamada de atención para no dejarse llevar por discursos vacíos de reivindicación, que encubren detrás una evidente amenaza autoritaria y de inestabilidad económica. Es una oportunidad para que quienes optaron por darle el beneficio de la duda a Castillo (tanto si votaron por él como si no) mantengan los pies en la tierra. Los miedos que se generaron en la campaña de la segunda vuelta (muchas veces explotados de manera inescrupulosa por la prensa) terminaron siendo válidos.
Más allá de si uno fue team Fujimori Nunca Más o No al Comunismo, aún se puede trabajar en conjunto como ciudadanía opositora. A estas alturas, es obvio que la “luna de miel” del presidente se terminó al segundo día. No se trata ni de arrepentimientos respecto al voto, ni de repetir que los impresentables del otro lado eran mejores o peores. Es enfocarse en lo que está sucediendo y, en lo posible, dejar los apasionamientos de lado.
Lamentablemente, el sector de la clase política que reafirmó su lealtad al lápiz (ejem, ejem, Nuevo Perú, ejem, ejem) ya se mostró frente a la ciudadanía como lo que realmente son: grupos políticos hambrientos de poder. Fueron capaces de utilizar consignas progresistas y discursos democráticos en campaña, y abandonarlos para subirse al coche de una agrupación profundamente autoritaria y anti-derechos. Parece que, para Nuevo Perú, el fin sí justifica los medios.
¿Entonces? Es fácil sentirse tentado a reclamarle a tu amigo que marcó el lápiz, pero hacerlo sería caer en reduccionismos que a estas alturas no suman. Estuvimos frente a dos opciones nefastas. Más bien, es saludable que quienes lo hicieron reclamen y critiquen desde un inicio las decisiones tomadas por Perú Libre. Al fin y al cabo, la agrupación está actuando tal cual había anunciado el señor Cerrón. Quienes votaron contra el fujimorismo (más allá de que el profesor pueda haber despertado alguna simpatía dentro del progresismo urbano) eran en su mayoría conscientes de los riesgos. Y si el inicio es aún peor de lo que se imaginaba, con mayor razón se debe presionar desde el primer día. Es lo que uno esperaría de las agrupaciones de izquierda progresista que le brindaron su respaldo en segunda vuelta.
Es difícil a estas alturas tener esperanzas en una ollantización del profesor. Hay algunos cuadros respetables en el (duele tipear esto) gabinete Bellido, como Juan Cadillo en el Minedu o Pedro Francke en el MEF. Pero una golondrina no hace verano. La presencia de unas pocas personas sensatas en el gabinete es un respiro, sí, pero no debe hacer que perdamos de vista la gravedad de la situación. La incertidumbre económica persiste, y la crisis política por un nuevo enfrentamiento entre Congreso y Ejecutivo se cae de maduro.
El orden constitucional está en juego. Una Constituyente impuesta desde el ejecutivo sería un arma de doble filo. Es evidente que este primer gabinete es uno de choque, armado específicamente para enfrentar al Congreso. Queda decirle a los congresistas opositores que no sean giles no pisen el palito, y no desperdicien una de sus dos balas de plata negándole la confianza al (¿es en serio?) gabinete Bellido. Arriesgarse a alimentar la narrativa de “congreso obstruccionista” que planteará Perú Libre es innecesario. Lo único que lograrían sería darle a Castillo una razón más para di-sol-ver el Parlamento.
Las cartas están sobre la mesa. Se vienen cinco años difíciles. Como dijo Hurtado Miller al anunciar el fujishock, “que Dios nos ayude”.