Reportes noticieros de homicidios, robos, violaciones y demás son, lamentablemente, frecuentes en el Perú. En particular, hace poco ocurrió un múltiple asesinato en El Agustino donde un hombre acabó con la vida de su pareja y tres de sus cuatro hijos. A pesar de que la tragedia sucedió muy cerca de una comisaría policial, las fuerzas policiales no llegaron a tiempo para brindar la ayuda necesaria y el homicida por poco logró escaparse de no haber sido por la ayuda de los vecinos de la zona. Como consecuencia de esto, 34 policías fueron relevados. Más allá de lo triste e indignante que esto resulta, hay un tema que es necesario rescatar, más aún considerando que estamos iniciando un nuevo año: la necesidad de exigir el cumplimiento de nuestros derechos en todo momento.

¿Qué fue con los tombos policías y por qué no llegaron a tiempo?

Los vecinos que lograron oir los gritos de la mujer y sus hijos fueron corriendo a la comisaría a pedir ayuda y les informaron que ya habían mandado unas unidades. Sin embargo, estos demoraron demasiado en llegar (¿la pereza en su máxima expresión?), considerando que se encontraban a 159 metros de la escena del crimen (más cerca que llegar al choche). Sea cual sea el motivo, no se justifica la falta cometida por las fuerzas policiales de esta comisaría. Como cereza del pastel, ante los periodistas del Diario El Comercio, ciertos policías de dicha comisaría quisieron atribuirse el trabajo de haber arrestado al homicida (¡que tal conciencia!). En dicho momento, una vecina les gritó “Mentirosos”. Como tenía que ser.

¡¿La buena vida?!

¿Es la primera vez que ocurre algo así?

Por supuesto que no. Por ejemplo, en abril de este año una mujer acudió a una comisaría de Los Olivos a denunciar por violencia a su expareja. La respuesta de los policías fue poco más que nula e incluso la mujer, hoy fallecida, fue tratada de forma inapropiada al realizar su denuncia. Otro caso ocurrió el año pasado en Cusco donde una menor murió por culpa de una negligencia médica. La chica era atendida en la Sanidad de Policía de Cusco y, debido a que era una niña especial, acudía reiteradas veces a atenciones médicas. Según la madre de la menor, los médicos, miembros de la PNP, ya no quería seguir atendiendo a la chica debido a que ella “hacía gastar a la institución oficial más de lo normal” (¡que tal conciencia! x2).

Triste pero cierto

¿Qué lección nos debería dejar noticias como estas?

Ciertamente, todos los informes relacionados a la débil acción policial o administrativa deberían ser alarmantes. Nosotros estudiamos y/o trabajamos (¡nos partimos el lomo!) y cumplimos nuestras obligaciones (pagando los impuestos necesarios por poner un ejemplo), por lo que deberíamos poder disfrutar de nuestros beneficios y garantías como ciudadanos. Si esto último no ocurre o sucede con graves deficiencias (como lo ocurrido en la noticias mencionadas donde las fuerzas policiales no satisfacen nuestro derecho a la seguridad ciudadana), se nos está diciendo a gritos que algo anda muy mal: la falta de realización de esas garantías que deberíamos tener como ciudadanos peruanos. Se tiene que ser exigente respecto al cumplimiento de nuestros derechos, así como exigimos juergones para parciales y finales. ¿Quién más lo va a hacer si no somos nosotros?. Debemos ser estrictos ante nuestros representantes en este tema no solo cuando ocurre un problema, sino en todo momento. Por ello, es necesario conocer algunos derechos que tenemos que hacer valer SIEMPRE.

Como ciudadanos peruanos, tenemos, aparte del derecho a la seguridad (no solo cuando nuestra vida corre peligro), el derecho a la información (no solo cuando queremos conocer a un candidato político), el derecho a la salud (tales como servicios diferenciados para adolescentes, orientación sexual o consejos de nutricionistas y no solo cuando se nos presenta una enfermedad) y el derecho a la libertad de expresión (que va más allá de ir a votar en las elecciones).

¿Cómo hacerlo?

Utilizar la fuerza no es la solución (¡no te pases!), Educar a los más pequeños a exigir sus derechos de forma asertiva y denunciar firmemente cualquier tipo de negación a nuestras garantías ciudadanas sí son buenas alternativas. Así como debemos ser exigentes, también se debe procurar el cumplimiento de los derechos de otros si es que ello puede estar en nuestras manos (inserto su respectiva quote “Sé el reflejo de lo que quieres recibir”). ¡Por supuesto que hay más maneras!

La educación a los más pequeños es clave

Entonces, hacer valer derechos como los mencionados, sin importar los estratos socio-económicos, debería ser un deber como peruanos. Es cierto, el aparato estatal no es el más eficiente y posiblemente coloque trabas a nuestras quejas, pero ¿si no se empieza ahora, cuando? Pongámonos las mejores pilas para este nuevo año 2020 y juntémonos como ciudadanos para exigir incondicionalmente lo que merecemos.

Editado por: Isabela García