Es bien sabido que las personas dicen y hacen cosas en el ciberespacio que normalmente no dirían o harían en el mundo cara a cara. En la red virtual, nos relajamos y expresamos abiertamente nuestros pensamientos, aunque nos funen. El psicólogo John Suler definió esto como el efecto de desinhibición virtual. Pero, ¿qué factores causan esta desinhibición en línea? ¿Qué tiene el ciberespacio que afloja las barreras psicológicas que bloquean la liberación de estos sentimientos y necesidades internas?
No me conoces
¿Alguna vez sentiste roche de preguntar en línea con tu cuenta y mejor lo hiciste desde una fake account? Eso es la búsqueda de anonimato. A menos que te rastreen la IP, en la red solo sabrán lo que les dices de ti mismo. Cuando las personas tienen la oportunidad de separar sus acciones de su mundo real y su identidad, se sienten menos vulnerables ya que no tienen que asumir la responsabilidad de estas. De hecho, las personas pueden incluso convencerse a sí mismas de que en esos comportamientos “no soy yo en absoluto”. En psicología, esto se llama anonimato disociativo.
No puedes verme
Si eres de las personas que postean de todo en su perfil, es muy posible que los demás sepan quién eres. Sin embargo, todavía no pueden verte ni oírte y es que, incluso con la identidad de todos visible, la oportunidad de ser físicamente invisible es otro factor de desinhibición. No tienes que preocuparte por cómo te ves o suenas cuando “dices” (escribes) algo. Ver un ceño fruncido, un suspiro, una expresión aburrida y muchos otros signos de desaprobación o indiferencia pueden romper de golpe lo que las personas están dispuestas a expresar; esto no sucede en línea.
Hasta luego
En el ciberespacio, las personas no interactúan entre sí en tiempo real necesariamente, en otras palabras, la comunicación es asincrónica. Otros pueden tardar minutos, horas, días o incluso meses en responder a algo que digas como por ejemplo tu crush. No tener que lidiar con la reacción inmediata de alguien puede ser desinhibidor. En la vida real, sería como decirle algo a alguien, suspender mágicamente el tiempo antes de que esa persona pueda responder y luego regresar a la conversación cuando estés dispuesto a escuchar la respuesta.
Todo está en mi cabeza
Cuando leemos un mensaje de otra persona sin tener idea de su edad, su sexo, su aspecto o su contexto sociocultural no podemos evitar imaginárnosla o reconstruirla en nuestra cabeza. Esto se define como introyección solipsista.
Así, la persona que imaginamos tiene mucho más que ver con nosotros que con ella misma ya que se basa en nuestros propios deseos, expectativas y miedos.
Es solo un juego
Es muy significativo que con frecuencia nos refiramos a internet como “mundo virtual”: pensamos en la red como si fuera un espacio paralelo disociado del mundo real que obedecería a su propio código de conducta. Esto es llamado imaginación disociativa. Muchas personas con un determinado carácter en su vida social cultivan una personalidad distinta en internet, a veces sólo ligeramente, otras radicalmente. Así, personas normales se convierten en pro players, consejeros del amor, ministros, DT cuando comentan noticias o páginas de confesiones en redes sociales.
Todos somos iguales
Las personas se muestran reacias a decir lo que realmente piensan cuando se encuentran ante una figura de autoridad. El miedo a la desaprobación y al castigo desde lo alto apaga el espíritu, da roche, paltea. Pero en línea, en lo que se siente como una relación entre pares, con las apariencias de “autoridad” minimizadas, las personas están mucho más dispuestas a hablar o portarse mal. Esto, sumado al anonimato y la invisibilidad desemboca en situaciones como la siguiente.
Estos son solo 5 factores que influirán en mayor o menor medida dependiendo la personalidad de cada persona. Ahora, no cometamos el error de encasillar el efecto de desinhibición virtual como algo necesariamente negativo; aunque ciertamente es una espada de doble filo.
A veces, las personas comparten cosas muy personales sobre sí mismas. Revelan emociones secretas, miedos, deseos. O muestran actos inusuales de bondad y generosidad. Podemos llamar a esto desinhibición benigna. Cómo cuando eres super meloso con tu pareja por chat, pero frío en la calle.
Por otro lado, existe la desinhibición tóxica. Cuando la gente usa el lenguaje grosero y lanza sin miedo duras críticas, ira, odio, incluso amenazas. O cuando explora el oscuro mundo subterráneo de internet, sitios de pornografía y violencia, lugares que nunca visitarían en el mundo real.
En el lado benigno, la desinhibición indica un intento de entenderse y explorarse a sí mismo, de resolver problemas y encontrar nuevas formas de ser. Y en ocasiones, en la desinhibición tóxica, se trata simplemente de una catarsis ciega, una actuación de necesidades y deseos desagradables sin ningún crecimiento personal en absoluto. Y tú, ¿qué tipo de desinhibición practicas?
Edición: Paolo Pró
BIBLIOGRAFÍA:
Suler, J. (2004). Cyberpsychology, Behavior and Social Networking , 7, 321-326