Como si los incendios forestales en el Amazonas del año pasado no hubieran
sido suficientes #graciasBolsonaro, este año comenzó con la noticia de que
los incendios en Australia alcanzaban nuevas cifras catastróficas. Estos se
iniciaron en un menor tiempo a lo esperado, y han arrasado todo lo que encontraron
a su alrededor. Hasta el cierre de esta edición, la Universidad de Sydney
estimó que más de 1,000 millones de animales han muerto producto de esta
desgracia.
Si bien Australia es un país en el que los incendios no son una nueva fatalidad (por estas épocas los australianos están preparados para las sequías que trae el verano), las noticias que se emiten sobre los centenares de familias que han tenido que abandonar sus hogares porque estaban a punto de ser destruidos, y los millones de animales que han muerto, han conmovido a todo el mundo. Miles manifestaron su dolor a la hora de ver los videos que se volvieron virales donde se muestran las acciones de muchos australianos para rescatar a sus familiares, y también a los animales mal heridos que intentaban correr del que en algún momento atrás era su hábitat.
El mundo no tardó en responder, y,
aunque los incendios no fueron causados por humanos, se condenó la inacción de
las autoridades australianas y se empezó con las donaciones. Actores como Brad
Pitt no es Brad Pizza o el australiano Chris Hemsworth ( no el Hemsworth
que se casó con Miley Cyrus), entre otros, han donado un poco de su fortuna
para combatir los incendios en Australia. Otros, han alzado su voz de protesta
como el caso de Joaquin Phoenix (el actor que encarnó al Joker y ¿próximo
ganador del Óscar?), quien la semana pasada fue arrestado por la policía
por protestar contra el cambio climático en Washington, Estados Unidos.
Si bien se debe felicitar la concientización de las personas sobre esta situación, no podemos olvidar que, en un plazo de aproximadamente 6 meses, han ocurrido dos incendios con consecuencias graves para el medio ambiente (en el Amazonas y Australia). Lamentablemente, en diciembre del año pasado la COP 25 (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) no pudo terminar una adecuada resolución sobre los compromisos que cada país debe tener para evitar que las consecuencias del cambio climático puedan tener resultados mortales (y generar condiciones invivibles) para las futuras generaciones. Es claro que estas consecuencias ya las estamos viviendo.
Finalizado el encuentro de la COP 25, las delegaciones sabían que habían fracasado en encontrar un consenso para reducir las emisiones de carbono de cada país. Así, parece ser que estas conferencias (y las potencias mundiales) no están tomando en cuenta la urgencia que debe tener este tema, mientras que muchos científicos creen que para el año 2030 deben tomarse las acciones correctas antes de que los efectos negativos sean irreversibles. Un cambio hacia una visión de corto plazo entre todos los agentes involucrados (incluyéndonos) podría traer reducciones en la contaminación que emite cada país, pero puede que igual estas acciones sean insuficientes.
Con el posible inicio de una
Tercera Guerra Mundial a nuestros pies, puede que las prioridades de los países
sean otras, y que le entreguen mayor dedicación a disminuir las tensiones entre
los posibles beligerantes aunque “todo está bien” según Donald Trump. No
obstante, estamos hablando de un problema que nos afecta a todos y, tal como
dice Greta Thunberg, la activista sueca de 17 años, las autoridades aún no
están a la altura de poder solucionarlo; más que todo por una falta de
compromiso frente a una catástrofe que se avecina lentamente, pero que cada año
da grandes estruendos para ser escuchada y solucionada.
Edición: María Gracia García