Me llamo Perú y luego de 36 años estoy de regreso. Ha pasado mucho tiempo y quizá ya no te acuerdes mucho de mí….
Son 36 años en los cuales no solo deportiva, sino también anímicamente estuvimos muy bajos. Un periodo en el cual sufrimos una de las peores crisis económicas de nuestra historia y una terrible guerra interna, desgraciado terrorismo, que nos hirió profundamente.
36 años en los cuales el miedo nos paralizó.
Un miedo que todavía persiste, y del cual algunos buscan sacar provecho político (caso LUM). Un miedo que nos lleva a buscar refugios en burbujas, y dividir a los peruanos en primera y segunda clase (¡yo siempre mirando al resto desde encima!). Un miedo que nos impide salir al encuentro de los demás, reconociendo a nuestros compatriotas como personas con la misma dignidad, solo que con diferentes oportunidades según el lugar donde nacieron. Un miedo que nos impide afrontar los desafíos del mundo de hoy, en los cuales no debe haber temas tabú, sino políticas que atiendan a las minorías (más allá de opiniones personales).
…pero en todo este tiempo, nuestra gente, al igual que nuestro fútbol, siempre ha tenido que jugar con la cancha inclinada, luchar contra la adversidad y enfrentarse a grandes rivales…
Cuando pensamos en la cancha inclinada, ¡cómo no pensar en las mujeres peruanas!, víctimas de feminicidios y ataques todos los días. ¡Todos los días! La semana pasada fue Eyvi y vendrían más. Son 10 feminicidios al mes, 120 al año. Aunque no queramos darnos cuenta, somos parte del problema.
Dejémonos de cobardías.
Desde los micromachismos diarios (aquellas burlas y frases fueras de lugar, quien esté libre de culpa que tire la primera piedra), pasando por nuestros comportamientos en el ámbito laboral, político o hasta religioso. Actitudes o comentarios que van quedando en nuestro inconsciente, reforzando estereotipos e ideas enfermizas. La solución no pasa por populismos sin evidencia para la foto, se necesita atacar el problema de raíz. ¡Cuán necesario es incluir el enfoque de género en nuestra educación! Pero cuánto miedo da, en especial en los grupos más conservadores, mencionar siquiera la palabra género. Bendito miedo que nos cuesta caro. Está claro que tenemos un problema que viene desde la educación, miremos el modo como se aborda el tema en otros países, pero nos seguimos oponiendo a implementar cambios.
… 36 años después un grupo de peruanos nos hizo recordar que cuando ponemos las manos firmes, cuando arriesgamos, cuando no nos sentimos menos que nadie, cuando nos apoyamos el uno al otro y sacamos esa raza guerrera…
Es posible estar mejor. En el fútbol, un grupo con bastentes jóvenes nos ha unido y nos hace soñar en grande. Jóvenes que superaron los monstruos del pasado, que dieron la cara y se comieron los pleitos. Jóvenes que no aceptaron un “no” como respuesta, o el típico “la historia (triste) se repite”.
Ya no se puede repetir.
No podemos seguir viviendo con los miedos del pasado. Las mujeres no pueden seguir viviendo asustadas. No podemos llorar más víctimas frente a nuestra indiferencia cómplice. No podemos seguir con un Perú machista, racista, vengativo, intolerante. Muy intolerante. No nos podemos quedarnos callados. Debemos exigir un cambio. Más que eso, debemos promoverlo.
Querido peruano: ¿Estás dispuesto a afrontar el reto? ¿Nos vemos en la cancha?
PD: Las letras en negrativa y cursiva corresponden a un bonito y llamativo comercial que circuló bastante en los últimos días