Hace unos días, el gobierno (¿?) de Corea del Norte mencionó que estaba trabajando en una nueva variante de vacuna para combatir el SARS-CoV-2. No solo eso, sino que se dijo que dicha variante ya está siendo planeada para ser probada dentro del país;, lo cual es extraño, pues Corea del Norte, hasta ahora, no registra ni un solo contagio de dicho virus.
Así, el ejemplo de Corea del Norte es solo un reflejo de lo que muchos otros países están dispuestos a hacer con tal de mantener a su población tranquila, bajo la idea de que el gobierno puede combatir una amenaza tan compleja como el coronavirus. Esto, comúnmente, no se traduciría en un problema tan serio; no obstante, ens contextos como el que vivimos actualmente, estas prácticas pueden traer consecuencias poco agradables.
Por ejemplo, volvamos al caso de Corea del Norte. Actualmente se sabe que los hospitales en este país no cuentan con los equipos necesarios para contener una pandemia como la del SARS-CoV-2. Esto ya se ha observado al evidenciar que la mayoría de estos centros médicos no cuentan con una fuente de electricidad confiable o una red de agua y desagüe totalmente funcional. Por desgracia, esta situación o no solo lao hemos visto en Corea del Norte, pues también podemos recordar los casos de Venezuela, Ecuador, Perú, varios países africanos, varios países de Europa del Este y algunos países del Sudeste Asiático. Es decir, se sabe que muchos países no cuentan con los recursos necesarios para hacerle frente una crisis como la que se está viviendo hoy en día.
Tras conocer esto, no es de sorprender que otros gobiernos se dejen llevar por el primer 100tifiko que les prometa una vacuna al “COVID-20”, “COVID-21” y el “COVID-22” en los próximos meses o tratamientos contra el COVID-19 que incluyan una inyección de Clorox hipoclorito de sodio. Es decirSi bien, es comprensible que un gobierno quiera darles tranquilidad a sus ciudadanos, llegar a los extremos de validar verdades a medias y darle una ventana a charlatanes y fans de Tony Stark homeópatas que pretendean ofrecer automedicaciones como soluciones infalibles a una enfermedad sumamente compleja resulta perjudicial para la sociedad.
Asimismo, esto genera un detrimento de los verdaderos esfuerzos que se vienen realizando para contener la enfermedad y buscar una vacuna viable para la gran mayoría de personas.
Por lo tanto, sigamos siendo juiciosos con criticando la información que nos brinda no solo el gobierno en el que nos desenvolvemos, sino también a los medios que no siempre pueden distinguir entre la información valiosa y la que no aporta gran cosa. Y es que si le seguimos prestando atención a los falsos profetas que nos venden el oro y el moro, tal vez terminemos obteniendo justamente esto último.