El mes de octubre es uno de los meses con mayor connotación religiosa en nuestro país, pues la mayor festividad de este mes es el culto al Señor de los Milagros. La religión católica es un tema fundamental en la sociedad peruana, y en varias partes del mundo. Es por eso que el cine no es ajeno a tratar temas religiosos.basadas en hechos específicamente religiosos como La pasión de Cristo hasta películas que abordan la religión a través de historias fuera de los pasajes bíblicos. En este último grupo se encuentran las películas del director estadounidense Martin Scorsese, quien habla de la religión no a través de los hombres y mujeres fieles de Cristo, sino a través de pecadores. En el presente artículo se mostrará como Scorsese nos permite reflexionar sobre la religión, el bien y el mal en su cine.

La religión ha estado presente en la vida de Martin Scorsese desde niño, pues era monaguillo en la iglesia de su localidad e inclusive casi decide dedicarse a la vida sacerdotal. Para el bien de todos decidió estudiar cine en la Universidad de Nueva York y desde ese entonces no ha parado de hacer películas. Como se mencionó anteriormente, las películas del cineasta estadounidense son sobre pecadores. Recordemos que él es director de películas como Casino, Los buenos muchachos, El lobo de Wall Street y Taxi Driver. Todas son películas con personajes de moral dudosa, pues son gangsters, inversionistas corruptos y un asesino solitario.

Ahora bien, Scorsese hace una maniobra muy interesante para insertar a la religión en sus películas. Por un lado, tenemos el uso de crucifijos en varios de sus personajes. Por ejemplo, en Los buenos muchachos vemos como este grupo de mafiosos italianos siempre llevan una cruz en el pecho. Por otro lado, varios de sus personajes siempre levantan sus manos en forma de cruz, especialmente cuando hablan frente a un público, tal como se observa en la escena inicial de El lobo de Wall Street. Scorsese hace esto porque quiere plantear personajes humanos. En sus películas, este explora el mundo de la mafia y la corrupción más allá de los asesinatos y los robos. Asimismo, examina cuáles son los motivos que llevan a un hombre escoger ese camino y muestra sus rasgos más humanos como el amor y la fe.

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Como todo buen director, Martin Scorsese maneja una paleta de colores muy interesante. El color que más resalta en sus filmografías es el  rojo, el cual representa al pecado. En varios momentos de sus películas, cuando sus personajes cometen algún pecado como asesinar, robar o ser infiel- el color rojo se pronuncia en la pantalla. Tomemos por ejemplo la famosa escena del  restaurante Copacabana en Los buenos Muchachos. En esta escena,  Henry Hill utiliza sus contactos como mafioso para ingresar sin hacer cola al restaurante Copacabana junto con su pareja. El color rojo se encuentra presente en la escena porque Scorsese quiere hacernos entender que Henry está introduciendo a su pareja al infierno, es decir al círculo de los mafiosos.

Sin embargo, lo más interesante es como Martin Scorsese plantea su versión del infierno y del pecado. Ya que nos pinta al infierno como un lugar lleno de oro. Por ejemplo, en “El lobo de Wall Street”, gran parte de la película es glorificar el estilo de vida de Jordan Belfort. Un estilo de vida lleno de drogas, prostitutas y dinero en cantidades obscenas. El director hace esto porque quiere que sintamos empatía con el personaje. Su objetivo como director es que la audiencia desee vivir el estilo de vida de  Belfort, para que en la segunda parte de película- cuando este es capturado por la policía- la audiencia sienta el golpe de primera mano. Inclusive, al final de la película- cuando Jordan Belfort está en una conferencia – la cámara voltea y muestra lentamente a los asistentes de la conferencia. Los asistentes son una metáfora de los espectadores en el cine, pues el mensaje de la película es que, aunque como sociedad satanizamos este tipo de personajes, la mayoría de nosotros queremos ser como ellos. Scorsese es un crítico del bien y el mal, y ese es su mayor aporte, mostrarnos que la línea que separa al bien y al mal es más difusa de lo que parece.

En conclusión, Martin Scorsese nos enseña mucho sobre religión y especialmente sobre el bien y el mal en sus  películas.  A pesar de que varios personajes de sus obras son pecadores,  el director los sabe manejar de manera tan precisa que nos terminan siempre dando una lección positiva. Como un hombre de fe, nos enseña que al que obra bien le irá bien y al que obre mal le irá mal. Es un mensaje sencillo, pero que es ejecutado de manera magnífica en varias de sus películas, aquellas en las que se puede aprender más del pecador que de el buen samaritano.

Editado por: Kelly Mirella Pérez Valenzuela