Malala Yousafzai es uno de los nombres más recordados en los últimos años, no solo por sus hazañas sino también por un terrible atentado. Tres balazos en la cabeza, ejecutados por los Talibán, pudieron acabar con su vida; sin embargo, no era su destino, sino el momento en que su vida iba a cambiar de rumbo #GIRLPOWER.
¿Por qué la atacaron?
Malala creció en Pakistán. Este país, tiene una realidad muy distinta a la nuestra debido a las diferentes creencias religiosas y políticas. De hecho, todo comienza desde el nacimiento de una mujer, ya que ello no es usualmente causa de celebración como la de un varón . Aquí, como en muchos países del Medio Oriente, los derechos de las mujeres son muy limitados en serio, muy limitados .
Uno de los ámbitos más relevantes para fomentar el desarrollo de las mujeres en la sociedad es la educación. No obstante, este objetivo no ha sido el foco principal en esta parte del planeta. Por ejemplo, en muchas ciudades de Pakistan, el acceso a la educación para las niñas suele ser bastante restringido y hasta discriminatorio, pues existen enseñanzas específicas que deben aprender las mujeres a diferencia de los varones no, no pertenecemos solo a la cocina, señores. Esto, con el objetivo de marcar un camino predeterminado para las niñas y así limitar su potencial de crecer personal y profesionalmente.
Malala , no estaba de acuerdo con esta realidad , ya que tenía otra perspectiva de la situación. De hecho, a diferencia de muchas niñas de su ciudad, contaba con el apoyo de su padre, quien también fue activista desde muy joven y compartía la visión de su hija. El padre de Malala, es profesor y fomentaba el acceso a la educación de las niñas, así crea una escuela específica para ellas en su pueblo.
Uno de los momentos más críticos de su vida, fue la llegada del movimiento extremista Talibán a Swat Valley – Pakistán. Ellos tomaron por la fuerza el control de su pueblo, e impusieron una serie de prohibiciones hacia toda comunidad, como no poseer una TV y no escuchar música ¿qué rayos? Me muero sin música. Asimismo, los escasos recursos, derechos y accesos a la educación que tenían las niñas, también comenzaron a ser prohibidos. Una niña no podía asistir a ningún colegio INDIGNACIÓN.
Malala, a los 13 años, comenzó a alzar su voz de protesta ante semejante atrocidad. Ella continuamente hablaba en público sobre el tema y poco a poco comenzó a ser reconocida dentro del pueblo. Esta popularidad la colocó como un target del movimiento Talibán, pues según ellos, debía ser silenciada. En el 2012, sufrió un terrible ataque cuando regresaba de la escuela. Luego del atentado, nadie pensó que ella podría sobrevivir a los disparos a su cabeza.
Luego del Ataque
Ella despierta de un coma inducido en Inglaterra 10 días después del atentado. Sin embargo, tuvo que atravesar muchas cirugías y rehabilitación para poder recuperarse en su totalidad. Por su seguridad y la de su familia, comenzó una nueva vida en el Reino Unido. Y este fue un momento definitivo en su vida, porque tenía que decidir cómo vivirla luego de aquel episodio. Malala, junto con su padre, decidió seguir el camino activista que iniciaron juntos y fundaron: Malala Fund.
Esta fundación, se dedica a brindar oportunidades a cada niña para alcanzar el futuro que ella elija. Ella personalmente viaja a muchos países a conocer las historias de niñas que atraviesan pobreza, guerras, matrimonio infantil y discriminación de género, brindándoles a través de su fundación, una ventana para ser escuchadas. Todo esto, le otorgó en el 2014, el Premio Nobel de la Paz y se convirtió en una de las personas más jóvenes en recibir esta distinción.
¿Qué hace ahora?
Decidió estudiar Filosofía, Política y Economía en la Universidad de Oxford. Terminar la carrera le tomó 8 años. ¡Si Malala pudo, tú también puedes!. En junio del 2020, se graduó en una ceremonia virtual debido a la pandemia, y continúa con su trabajo de activista en favor a la educación libre de las niñas de todo el mundo.
Su historia es increíble. Sin duda, ha sido una persona muy valiente y determinada para alcanzar sus objetivos personales y muy resiliente para atravesar las dificultades. No solo ha puesto mucho esfuerzo en sí misma, sino que no perdió de vista el poder mejorar la situación de muchas niñas como ella. A través de sus acciones, generó un precedente para que en los siguientes años más activistas se sumen a la lucha en contra de los abusos hacia las mujeres en el Medio Oriente.
De Malala debemos llevarnos ese precedente. Las ganas de luchar por una sociedad más justa e igualitaria, ser conscientes de la problemática que existe en nuestro país y desde nuestro lugar poder generar cambios. No es necesario nacer en un país del Medio Oriente para tomar acción como activista en busca del respeto a los derechos de las mujeres. Lamentablemente, muchas veces, como sucede constantemente en Perú, los maltratos hacia las niñas pasan desapercibidos para la sociedad y para las leyes. Si no levantamos nuestra voz de protesta, si no exigimos un cambio, la opresión hacia las mujeres continuará.
Edición: María Fernanda Tumbalobos
Un gran ejemplo para nuestra generación!