Al escuchar de que ya son más de 400 000 venezolanos los que están dispuestos a dejar su país, para ir a otro, donde no necesariamente serán bienvenidos, sólo me pregunto: ¿Qué tan mal tiene que estar la situación allí? Cuando escuchas las palabras “caos”, “crisis,” “guerra”, se nos viene a la mente la situación de Venezuela. Podemos mirarlos con cierto grado de distancia, pero hay que recordar que en algún momento estuvimos en una situación parecida. No hace falta rebobinar mucho la cinta de esta película para recordar la época del terrorismo: Dónde los coches-bomba, los apagones, y las matanzas en provincia eran el pan de cada día. ¿Quiénes eran los enemigos del Perú en esta época? Sendero Luminoso y MRTA (hasta el mismo estado (¿?)). Estos grupos atentaron contra la vida de miles de personas. Parecieron surgir de las mismas cavernas de donde salen los violadores de menores y los asesinos de mujeres inocentes. Es tanto el caos que causaron que resulta difícil comprender sus verdaderas motivaciones.
En su obra, “La promesa de una vida peruana” (1943), nuestro célebre historiador, Jorge Basadre describe a tres enemigos que atentan contra “la promesa de la vida peruana” (para simplificarte la vida, imagina a “la promesa” como a la constante búsqueda de un estado utópico): los podridos, los congelados y los incendiados. Como ya comenté acerca de los grupos subversivos en el Perú, comencemos definiendo a los incendiados. Este enemigo del progreso, es él, que todo lo ve fatal y entiende la única manera de alterar el status quo es haciendo un cambio radical. Este mes, dos jóvenes simpatizantes del Movadef fueron sentenciados a prisión preventiva por hacer apología al terrorismo. (En algún lugar de la curva de aprendizaje debemos estar ¿No?) Puede que en algunas ocasiones tropecemos con la misma piedra, pero definitivamente nunca chocaremos contra el mismo iceberg.
Los congelados no me refiero a los hinchas de Cristal ni al pecho de Sheput son otro grupo de enemigos que describe Basadre. Este enemigo es el más difícil de combatir porque no tiene rostro. Se disfraza de apatía o de un eterno bostezo. Sus acciones per se no afectan al desarrollo del país. Es su actitud permisiva, sumisa y apática la que da lugar a que los incendiados y los podridos lleguen al poder. Pueden ser vistos en la calle ignorando a una niña que está perdida o recibiendo un taper a cambio de un voto. Cabe destacar que a un poco más de un mes de las elecciones municipales de Lima, el 21,5% de los encuestados (Datum), “No sabe / No opina”, mientras que 9,5% anunció que votará nulo o viciado. ¿Signos de protesta y cansancio hacia políticos incapaces, o desidia?
Solamente falta describir al enemigo actual del Perú, los podridos. “Los podridos han prostituido y prostituyen palabras, conceptos e instituciones al servicio exclusive de sus medros (…)”. Dentro de los podridos están los cobardes consejeros del CNM, los alcaldes corruptos, las bancadas disruptivas, los coimeros, los mafiosos, entre otros. Quiero destacar un caso puntual que acaba de ocurrir. El jueves 16 de agosto, el congreso aprobó incrementar el pago de la CTS de los trabajadores de Essalud. La presidenta de Essalud, Fiorella Molinelli comenta que como consecuencia de esta iniciativa, se producirán retrasos en la construcción de hospitales en Chimbote, Puno, Piura y Cajamarca. Esta iniciativa le costará al país 700 millones de soles durante los próximos tres años. Carlos Oliva, ministro de economía y finanzas explica que el control de esta iniciativa de gasto escapa de las manos del MEF. Esta iniciativa del congreso perjudica al eje del sistema de salud, los pacientes. Da la impresión de que es una medida populista para ganar el respaldo de un número de trabajadores, mas no busca incrementar el bienestar de los pacientes.
¿Se acuerdan de los pedidos a gritos por parte de los congresistas para implementar la pena de muerte en el país al inicio el año? Miembros de la política que intenten ganar votos poniendo en riesgo el funcionamiento del país o dejando las promesas de lado, son una clara representación de los podridos.
Basadre concluye que los incendiados buscan convertir al país en una fogata y que los podridos lo buscan convertir en una charca, donde no importa si hay lodo y mugre en todos lados con tal de que ellos estén gordos, satisfechos y contentos. Personas podridas e incendiadas siempre van a existir. Es la responsabilidad de la gran mayoría asegurarnos de que estas personas se encuentren en las cárceles; y no, en posiciones de poder. Como consecuencia de la gran fogata que hubo en el país en los años 90, hemos aprendido a repeler a este grupo de personas. De esta misma manera, se tienen que señalar quiénes son los podridos, y así desaprobarlos. Si no tomamos decisiones firmes e informadas, estaremos condenados a que el país sea un páramo: sin aparente personalidad, dirección o gracia. No seamos parte de los Congelados.