Escribir bien es una habilidad que todos podemos adquirir y que les compete a todas las personas, sea cual sea la profesión que ejerzan. Ya sea que necesitemos entregar un informe en el trabajo, preparar la tesis, escribir el CV, declararnos con una carta de amor o simplemente para poner un estado en alguna red social, la escritura es parte de nuestra vida diaria. Sin embargo, hay personas que llevan esto al extremo: los grammar nazis.
Este término define a aquella persona fanática u obsesionada por corregir fallas gramaticales y ortográficas, y para quien el correcto uso del idioma está por encima del trasfondo mismo del texto corregido. Muchas veces el escenario virtual (Facebook, Twitter, foros, entre otras redes) es su espacio favorito para liberar la bilis y subir el ego corregir los errores de otros. Ahora, ¿habrá alguna característica común entre este tipo de personas?
El perfil del grammar nazi
Según un estudio realizado por Julie Boland y Robin Queen, profesoras de Psicología y Lingüística de la Universidad de Michigan, la gran diferencia entre las personas a las que les molestan los errores tipográficos o gramaticales parece radicar en si son introvertidas o extrovertidas. Este estudio concluyó que a las personas introvertidas les tienden a molestar más esos errores hasta el punto de que no quieran compartir piso con alguien que los cometa.
Un criterio de decisión que podría parecer exagerado pobre de aquel que quiera ser su roomie (?), pero que resulta entendible si consideramos la teoría de la personalidad del psicólogo Hans Eysenck. Esta nos indica que la diferencia entre introvertidos y extrovertidos se encuentra en las variaciones de la actividad cerebral. Los extrovertidos son propensos a buscar estimulación exterior por lo que sienten más necesidad de compañía, nuevas experiencias y riesgos, mientras que los introvertidos se sienten agobiados por un exceso de estímulos que para otros resultan emocionantes o sencillamente agradables.
Entonces, ¿hay que “cancelar” a los introvertidos?
Por supuesto que no. En defensa de los introvertidos, debemos tener presente que la manera que tenemos de expresarnos, tanto en lenguaje hablado como escrito, dice mucho de la imagen de cada uno, y la red no debería ser excusa para no cuidar esa imagen, al contrario. Un individuo que no respete la gramática hiere la sensibilidad de los introvertidos de la misma manera que un individuo que no se lava, huele y hiere la sensibilidad olfativa de los que lo rodean. Pero ¿es eso suficiente para criticar sin miramientos a cualquiera que cometa un error gramatical en cualquier situación? Pues, obvio que no.
Con ello no busco justificar a quienes escriben como sea sin preocuparse nunca por su redacción, sino que quiero crear un poco de conciencia emocional en las personas que lo corrigen todo y a todos, sin importarles el trasfondo. No es lo mismo corregir un comentario de un amigo que redactó mal su parte del trabajo a corregir el estado de Facebook de una amiga ¿o sí?
¿Cómo evitar convertirse en un grammar nazi o ser presa de uno?
Como consejo adicional, ya que a todos se nos puede pasar alguna pifia y podemos cometer algún error al presionar mal una tecla o por distracción, si el texto escrito debe pasar a manos de alguien más (cliente, jefe, profesor, etc.), es una buena idea pasárselo a alguien de confianza que lo pueda revisar de antemano para evitar pasar alguna vergüenza.
Y para no caer en la etiqueta de grammar nazi, siempre debemos plantearnos lo siguiente ante un error gramatical: ¿es importante?, ¿vale la pena gastar el tiempo y la energía corrigiendo a otras personas? Si la respuesta es no, y en el 95% de los casos probablemente lo sea, lo mejor que podemos hacer es pasarlo por alto. Si tu hermana pone “ke” en vez de “qué”, el mundo sigue girando.