Este puede ser el mundial más raro de todos. Las pollas a nivel global han sentido el shock de la eliminación del campeón actual, Alemania, y de grandes como Portugal, España o Messi Argentina. Tampoco pasa desapercibida la ausencia de Italia, Holanda o Chile. ¿Es esto una muestra de que en el fútbol existen ciclos de boom y bust? ¿Existe una correlación entre la calidad del torneo local y los jugadores nacionales con la economía?
Para poder entender este paradigma con la economía, primero se debe entender la dinámica del fútbol asumiendo un torneo cerrado; es decir, sin ver la relación con otros países como los fichajes o los torneos internacionales.
Pensar de esta manera nos permite entender la carrera de los futbolistas como su desarrollo a lo largo del tiempo hasta alcanzar su mejor momento y quizás formar parte de los mejores equipos de la primera división nacional. Como ejemplo de esto está el Barcelona de España, el cual concentra a los mejores jugadores españoles. Pero para lograr esta gloria local, uno debe prepararse desde joven. Es así como podemos asociar la calidad de la infraestructura (campos de entrenamiento, estadios), tecnología o know-how de los entrenamientos y la salud e ingesta calórica de las promesas con la formación de futbolistas.
Si estos insumos son de calidad óptima entonces la probabilidad de que los talentos naturales y los jóvenes disciplinados se vuelvan futuras estrellas es mayor puesto que tienen mayor capacidad y herramientas de lograrlo. Así, debido a la aparición de mejores jugadores, aumentará el nivel de competitividad, lo cual se traduce también como un aumento de la exigencia y, por lo tanto, fomentará una mejor formación de futbolistas en su conjunto.
Es notable volver al ejemplo de España puesto que ahí la formación de futbolistas empieza desde la infancia y cuentan con las mejores condiciones. Clubes como Real Madrid ya dan formación profesional a niños desde los ocho años y el nivel de competencia es tan alto que se forman jugadores del más alto nivel. Mientras tanto, en Perú la calidad de la infraestructura es baja. Hay clubes sin estadio y si los tienen, están en malas condiciones. Inclusive, en las zonas más pobres la alimentación empeora la situación.
Cabe mencionar que en muchos otros países la formación en la calle ha mostrado buenos resultados (como Luis Suarez de Uruguay, Luka Modric de Croacia o Tévez de Argentina). Por lo que es útil asumir que nunca es tarde para dar una buena formación a personas con talento para generar buenos futbolistas.
Por lo tanto, para un fútbol “cerrado”, el nivel dependerá de la calidad de tu formación de jóvenes y de la competitividad de tu torneo local.
Después de tener este panorama es momento de abrir el futbol al mundo y verlo desde una perspectiva internacional.
La dinámica es simple, ahora se tiene una libre movilidad de jugadores entre clubes. Un ejemplo es André Carrillo, quien pasó de jugar en club local Alianza Lima al Sporting de Lisboa en Portugal.
Por ende, en este caso el máximo logro ya no es jugar para el mejor club local, sino ser parte de equipos de otros países con mayor calidad o de los mejores a nivel mundial (como los ya mencionados Real Madrid y Barcelona, o por qué no el Bayern Münich de Alemania).
Para entender qué club es mejor que otro podemos ver la participación que tienen en las copas internacionales como también la competencia en la liga local. Un buen ejemplo es Perú. Los equipos nacionales, como ya hemos mencionado, no generan jugadores de buen nivel y al momento de participar en la Copa Libertadores pierden todos sus partidos o no pasan de fase. Caso diferente de Argentina o Brasil cuyos equipos generan temor en este torneo. Por lo que una opción de nuestros jugadores se vuelve emigrar a estos países para continuar su desarrollo.
¿Cómo afectaría esto al fútbol nacional?
Los jugadores que resalten sobre el nivel de la liga donde juegan (que asumiremos es la local) y llamen la atención de clubes extranjeros de mayor nivel serán fichados. Esto generará un éxodo de los mejores futbolistas y por lo tanto una disminución de la competitividad del campeonato doméstico que provocará una caída en la exigencia y; finalmente, una menor calidad de jugadores.
Este es el caso de Argentina que en décadas pasadas tenía una selección poderosa y jugadores del torneo local con gran calidad. Con el tiempo Europa “jaló” a los mejores futbolistas y hoy en día se aprecia como el nivel de competencia ha caído. En el mundial, se ve una diferencia de nivel negativa con otros países y la gran presencia de seleccionados que juegan en Europa.
Considerando que este deporte es de generaciones, cuando se tenga que reemplazar a los más viejos (Farfán o Guerrero para el caso peruano o Cristiano Ronaldo y Messi para Portugal y Argentina respectivamente) la liga local tiene que haber producido futbolistas del mismo nivel.
Esto podría explicar el ciclo de algunas selecciones que después de un periodo de gloria entran en crisis por la falta “buenos jugadores”. La caída de la competitividad local o de la formación de jóvenes tiene efectos rezagados en el fútbol que surgirá en el cambio generacional. También explica el fenómeno inverso donde una mayor inversión en infraestructura, una mayor estabilidad económica que asegure una mejor alimentación de la niñez y el lento aumento del nivel de competitividad local produce generaciones mejores.
El mejor ejemplo, como para todo en la vida, es Perú. No es sorpresa que hayamos logrado una clasificación después de 36 años. El periodo de crisis de Alan García en su primer gobierno junto con el terrorismo tuvo un efecto enorme en la generación de futbolistas. No se podía entrenar a los futuros futbolistas si no había para cubrir las principales necesidades alimenticias ni había estabilidad en ningún sentido. No es casualidad que “de la nada” aparecieron jugadores peruanos que podían luchar la clasificación después de este periodo de crisis , la mayoría nacidos después de 1990.
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