“Cada loco con su tema”, dice un refrán. Mas puede que también sea apropiado decir “cada loco con su cultura”. Estudio de la Universidad de Stanford (2015) suscita nueva evidencia que señala a un posible rol cultural dentro de la sintomatología de la esquizofrenia. En el mismo, Tanya Luhrmann y su equipo abren una nueva ventana al inconsciente colectivo.
Primero, los datos. Tres localidades fueron escogidas para conducir el estudio: San Mateo (CA), USA; Accra, Ghana; y Chennai, India (1). Para la encuesta, se trabajó con hombres y mujeres adultos de historial mal que bien heterogéneo, pero con algo en común: un cuadro de años de esquizofrenia. Se les preguntó lo que debería preguntársele a cualquier suegra: cuántas voces habían oído, qué tan seguido y si habían experimentado alucinaciones en otras modalidades sensoriales (tacto o visión, por ejemplo). Muchas otras preguntas poblaban la encuesta, pero el objetivo de la encuesta era claro: comparar alucinaciones auditivas entre tres culturas diferentes.
Como era esperado, en los tres lugares los pacientes reportaron experiencias positivas y negativas. Muchos detallaron conversaciones completas con sus ‘otros yo’. En cada ciudad hubo al menos un paciente que profesaba haber oído a Dios y al menos otro experimentó las voces como una agresión psíquica. Sin embargo, lo inusitado vino al contrastar la frecuencia en la calidad de las experiencias. Chennai y Accra incluyeron pacientes con experiencias casi por completo positivas, mientras que sus análogos estadounidenses distaban mucho de sentarse a tomar té con las voces. ¿Qué significa que en India y en África se llegue a establecer relaciones cuasi-humanas con las entidades que habitan entre los recovecos del cerebro? Algunos testimonios son brindados por los mismos pacientes a través de Stanford News (2):
“Es como torturar gente, como
sacarle el ojo con un tenedor o
cortarle la cabeza a alguien
y beber su sangre.”
– Estadounidense
“Hablan como si fueran gente
mayor aconsejándole a alguien
más joven.”
– Indio
Estas diferencias, Luhrmann argumenta, no son otra cosa que proyecciones culturales, profundamente arraigadas en la identidad personal. En Occidente, como lo describe el antropólogo Clifford Geertz, manejamos una concepción de la persona
“como un universo motivacional y cognitivo limitado, único y más o menos integrado; un centro dinámico de conciencia, emoción, juicio y acción organizado en una totalidad y conjunto distintos, que contrastan con otros conjuntos similares y con un fondo social y natural” (3)
Estas diferencias, Luhrmann argumenta, no son otra cosa que proyecciones culturales, profundamente arraigadas en la identidad personal. En Occidente, como lo describe el antropólogo Clifford Geertz, manejamos una concepción de la persona
Y puede ser que la irrupción de voces no controlables dentro de la supuesta unidad de la conciencia se perciba como mucho más transgresora de lo que se percibe en sociedades donde la identidad personal depende mucho más de las relaciones y conexiones que uno mantiene. En india, por ejemplo, la identidad propia no es tanto una esfera inexpugnable a las identidades ajenas, sino que es más bien una intersección forjada relacionalmente. McKim Marriott menciona en sus estudios sobre la sociedad india que no se puede hablar tanto de un ‘individuo’ como de un ‘dividuo’ (4), de manera que no es tan extraño para los pacientes esquizofrénicos relacionarse con sus voces de una manera similar a la que lo harían con familiares o conocidos. Esta interpretación más antropológica va a tallar dentro de un modelo más nuevo de las alucinaciones psicóticas basado en el desarrollo cognitivo.
Por supuesto, adjudicar el desenvolvimiento puntual de los casos esquizofrénicos al contexto cultural conlleva gran significancia al tratamiento del marco psicótico. Hacia el final del artículo de Stanford se menciona un movimiento llamado Hearing Voices Network propone mejorar la relación que tienen los afectados con sus voces internas mediante procesos similares a los que sus análogos en India o Ghana ejecutan espontáneamente: nombrándolas, respetándolas e interactuando con ellas. Sin embargo, esto se relaciona con otros problemas más relacionados con nuestra percepción del mundo que con la esquizofrenia en sí, como ¿cómo experimentan esquizofrenia los sordos (5)? Además, ¿sabían que personas ciegas pueden experimentar alucinaciones tanto simples como realmente complejas y vívidas? Se llama síndrome de Charles Bonnet (6,7). Incluso podríamos llegar a decir que representa un par de rompemuelles filosóficos tanto para el autor como para el lector: ¿qué es la identidad? ¿Qué es la percepción?
Para los curiosos:
- Luhrmann TM, Padmavati R, Tharoor H, Osei A. Differences in voice-hearing experiences of people with psychosis in the USA, India and Ghana: Interview-based study. Br J Psychiatry [Internet]. 2015;206(1):41–4. Available from: http://bjp.rcpsych.org/content/bjprcpsych/206/1/41.full.pdf
- Stanford researcher: Hallucinatory “voices” shaped by local culture [Internet]. Stanford Report. [cited 2016 Dec 21]. Available from: http://news.stanford.edu/news/2014/july/voices-culture-luhrmann-071614.html
- Geertz C. “From the Native’s Point of View”: On the Nature of Anthropological Understanding. Bull Am Acad Arts Sci. 1974;28(1):26–45.
- Marriott MK. Hindu Transactions: Diversity Without Dualism [Internet]. University of Chicago, Committee on Southern Asian Studies; 1976. (Reprint series). Available from: https://books.google.com.pe/books?id=PGpBnQEACAAJ
- Atkinson JR. The perceptual characteristics of voice-hallucinations in deaf people: Insights into the nature of subvocal thought and sensory feedback loops. Schizophr Bull [Internet]. 2006;32(4):701–8. Available from: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2632268/pdf/sbj063.pdf
- Charles Bonnet Syndrome | RNIB | Supporting people with sight loss [Internet]. Royal National Institute of Blind People. Available from: http://www.rnib.org.uk/eye-health-eye-conditions-z-eye-conditions/coloboma
- Chaudhury S. Hallucinations: Clinical aspects and management. Vol. 19, Industrial Psychiatry Journal. India; 2010. p. 5–12.