Existen muchas formas de cómo administrar los recursos de un Estado, algunos toman en cuenta el bienestar de los ciudadanos y otros solo el beneficio económico personal que puede ofrecerles el poder (¿acaso puede ser el Perú?). Sin embargo, por ahora, nos centraremos en analizar un concepto idealista que muchos países desearían adoptar en su gobierno. Es necesario mencionar que esta idea es muy difícil de lograr en un país y que para ello se utilizará como ejemplo a los países nórdicos.
Flashback: Tal vez los lectores recuerden a aquellos compañeros de clase que siempre obtenían buenas notas en el colegio y ocupaban los primeros lugares del salón. Al igual que los países nórdicos ocupan frecuentemente los primeros lugares en los rankings que analizan un indicador creado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), denominado el Índice de Desarrollo Humano (IDH), que estima el desarrollo social y cultural de las personas en un determinado país. Este índice está compuesto por algunas variables como el nivel de educación, esperanza de vida, ingreso promedio y cuidado del medio ambiente. Además, existe un concepto económico que sirve para medir la desigualdad social para un país llamado coeficiente de Gini. Este número se encuentra dentro de un rango del 0 al 1, donde 1 representa una desigualdad total y cero lo contrario. Teniendo en cuenta ello, este tipo de países tienen un coeficiente de Gini en promedio de 0.3, por lo que la riqueza es repartida uniformemente en la población.
También, es importante mencionar que cada país tiene una historia social y económica diferente, y estos factores influyen con cierta intensidad en el desarrollo de un país. En el caso de Noruega, por ejemplo, este fue un país en vías de desarrollo hasta antes de la Segunda Guerra Mundial, pero luego comenzó a explotar uno de sus recursos más rentables y cotizados en el mercado internacional, y que le otorgarían excedentes económicos y bienestar social: el petróleo. A diferencia de otros países que se encontraron con un recurso natural rentable, Noruega utilizó estos excedentes para gestionar una sociedad más justa, equitativa y educada, que después se trasladó en índices de corrupción muy bajos. En otras palabras, este país ganó el premio mayor de la lotería y no lo desperdició en aviones privados o caviar, sino que lo utilizó en impactar positivamente en la vida de las personas.
Actores de la obra perfecta
En general, los Estados de bienestar dependen de la acción de tres agentes económicos muy importantes como la empresa privada, Estado y sociedad civil (¡nosotros!). Bajo tal supuesto, estas tres partes forman parte de un círculo virtuoso donde cada uno obtiene un beneficio del otro y no existen especulaciones generalizadas o interés personal que pueda distorsionar este enfoque. Aquel concepto puede parecer bastante lejano de la realidad peruana porque a lo largo de la historia, la política frecuentemente ha causado inestabilidad y problemas en la administración del gobierno. Cuando se piense en esta lógica de win to win, podemos pensar en un juego de suma no nula donde la suma nunca será cero: 1+1+1=3.
Otro de los factores importantes de una economía de bienestar es un concepto económico denominada como balanza comercial. Esta frase está relacionada con los ingresos y salidas de productos de un país. Como cuando uno quiere vender su IPhone al extranjero (exportación) y comprar otro más moderno en otro país (importación). De tal forma, siguiendo con el ejemplo de Noruega, este país tiene un mayor porcentaje de exportaciones que importaciones, por lo que este país tiene un alto porcentaje de excedentes económicos. Con ello, las autoridades del país decidieron crear un fondo de petróleo que pudiera recaudar estos excedentes e invertirlo en mejorar la calidad de vida de las personas. Con esta descripción, parece que el bienestar puede lograrse en cualquier país, sin embargo, existen otros factores que impiden este desarrollo como estabilidad política, deuda externa, conflictos internos, entre otros. Al parecer, se aprovecharán los cyberdays para comprar un pasaje a este país nórdico.
En resumen, los Estados de bienestar o, si lo prefieren en inglés Welfare States, tienen una administración pública y privada que toma en cuenta la calidad de vida de las personas y existen bajos índices de corrupción en el gobierno, por lo que finalmente permite la utilización correcta de recursos económicos del país en beneficio de los ciudadanos. Por lo tanto, si bien los países nórdicos alcanzaron niveles de desarrollo impresionantes en los últimos años, aún existen ciertas desigualdades en la sociedad y los indicadores pueden tener algunos sesgos estadísticos en la medición. Finalmente, quiero terminar con la idea de que el Perú o cualquier otro país en vías de desarrollo puede lograr un Estado de bienestar en beneficio de la población, tal vez no al nivel de los países nórdicos, pero sí proporcionar una calidad de vida digna para todos. No todo está perdido…
Edición: Sol Seguil