Existe un antiguo refrán que dice: “Las personas solo escuchan lo que quieren oír”. Además, vivimos en una sociedad en la que las personas suelen olvidar que su derecho a tener una opinión no presupone que esta sea válida. La combinación de estos dos enunciados ocasiona que nos sintamos más cómodos rodeados de personas que compartan nuestras opiniones , lo que genera las llamadas “cámaras de eco”.
“Camara de eco” es el término asignado a una situación en la que una idea, creencia u otro tipo de información se ve reforzada por la repetición de la misma y la desacreditación de cualquier argumento que compita con ella. Si bien, en teoría, un grupo de personas reunidas con una idea en común puede sonar inofensivo, el problema reside en que la idea en sí no resulta tan inofensiva en la mayoría de casos. Dichas situaciones pueden girar en torno a diversos tipos de discriminación u otros pensamientos que podrían afectar el bienestar de una comunidad.
Lamentablemente, estas agrupaciones han encontrado en las redes sociales un medio para expandirse. Por ejemplo, no es difícil encontrar en Facebook grupos privados cuyo objetivo gira alrededor de convencer a más personas de que la Tierra es plana o de que las ruletas de los casinos están trucadas. Sin embargo, en la sociedad peruana hay dos tipos de cámaras de eco que predominan sobre las demás.y Las enumeraremos a continuación de acuerdo al tipo de información que concentran:
Las de pseudociencias:
La Pseudociencia es aquella afirmación o práctica que busca presentarse como científica pero que carece de sustento válido y es fácilmente desmantelable, pues no se construye mediante el método científico. Debido a esto, la mejor manera de propagar la pseudociencia es en ambientes donde una afirmación no puede ser rebatida lógicamente (o donde los gritos de muchos apaguen el intento de razonamiento de unos pocos).
Véase, para un ejemplo más claro de esto, los grupos de Facebook en los que se busca propagar la medicina holística o las agrupaciones antivacunación. . En estos grupos se propagan ideas tan descabelladas como tratamientos de ingesta de orina con el supuesto fin de limpiar el cuerpo de metales y fortalecer el sistema inmune; o las campañas antivacunación de menores de edad por temor a que desarrollen trastornos del espectro autista.
Las de “realidad nacional”:
Tal como el nombre lo dice, estos grupos están conformados tanto por personas que se consideran a sí mismas “expertas” en política como también por ciudadanos indignados que en su afán de culpar de todo a los políticos tienden a no revisar la fuente de las cosas que leen en internet.
Es común para estos grupos intentar fortalecer su posición ya sea mediante la difusión de noticias falsas o la creación de “psicosociales” para intentar añadir más personas a su causa.
Por otro lado, no es posible hablar acerca de las cámaras de eco sin mencionar que cada uno de nosotros inconscientemente se encuentra atrapado en una cada vez que ingresa a sus redes sociales. En Facebook, Instagram o Twitter (por nombrar las tres más comunes), por ejemplo, cada usuario limita el contenido que desea ver mediante las opciones de “Me gusta” o “Seguir”.
Es así que, buscando su entretenimiento y comodidad, los usuarios optan por seguir a páginas y personas con contenido afín. Con ello, minimizan ,la posibilidad de ver publicaciones que no sigan su línea de pensamiento. Además, los algoritmos de personalización y publicidad de estas plataformas continúan bombardeando al usuario con contenido similar , haciendo así cada vez más angosta la burbuja en la que uno se encuentra encerrado.
Esta situación es especialmente problemática considerando que, según diversas encuestas, más del 60% de jóvenes y adolescentes utilizan Facebook como su principal fuente de noticias: noticias redactadas a la medida de cada uno. Esto ocasiona que sea difícil para un joven generar una opinión debidamente informada sobre un tema, ya que sólo conocerá un punto de vista de este.
Si bien el internet es una herramienta de comunicación que ha conseguido conectar a la humanidad; debemos preguntarnos si es que las redes sociales no más bien nos aíslan ideológicamente.
Gracias Silvio. Un abraZO.http://www.the-health-pages.com/