Aunque no lo crean, previo a la invención del automóvil o del avión, grandes números de personas se movilizaban por el mundo con intenciones de asentarse en un lugar desconocido. Se pasaban meses o años a pie o en barco para encontrar nueva tierra y buscar una nueva forma de vida, formar parte de un espacio con riquezas o simplemente para poder sobrevivir como especie.
No obstante, hoy en día, en un mundo guiado y dependiente de la tecnología, que mantiene tasas de fecundidad y una densidad poblacional alta, cada vez más personas salen de su país de origen. Si bien puede ser considerado como migración, existe un fenómeno social que permite reconocer y nombrar a grandes grupos de personas que llegaron a encontrar hogar en otro país: las diásporas.
Pero, ¿a qué nos referimos con diáspora?
Este concepto puede definirse a partir de dos corrientes: la clásica y la moderna. La definición clásica la define como la migración de personas a causa de una persecución o sufrimiento que eventualmente retornan a su país de origen cuando dicha experiencia haya terminado. Más fácil de entender, es un desalojo forzado, donde no te queda de otra que salir de tu país para llevar una vida decente. De esta forma, no hay un intento de cambiar o modificar tus propias raíces, sino que llevas contigo tu cultura y tus valores. Asimismo, hay una clara separación con las comunidades del país que te recibe, no hay interacción ni integración con los otros, generalmente, porque hay este deseo e idea de retorno. La academia también ha llegado a rastrear la causa de las diásporas a formas de colonialismo que permitieron evacuar a un porcentaje de la población de origen que luego tomó parte de un territorio. O, por el contrario, las colonias desplazaron a muchos ciudadanos de su lugar natal.
Por otro lado, la definición moderna agrega que, si bien existen diásporas que han sido forzadas, nuestro mundo globalizado ha permitido migraciones voluntarias, de personas que deciden salir de su país de origen y asentarse en otro país. En este caso, entran a la conversación conceptos como transnacionalismo o biculturalismo, lo cual nos hace ver que la identidad de una persona migrante es muy compleja e interesante de analizar y prestar atención para ciencias como la sociología y antropología. No hay que olvidarnos de que, si bien es válido ese biculturalismo, las comunidades de las diásporas generalmente son víctimas de la xenofobia; solo pónganse a pensar un poco sobre la comunidad venezolana en Perú… No se hagan los vivos…
¿Qué diásporas son conocidas mundialmente?
Para entender un poco mejor, traigamos el término a algo concreto y real. La primera diáspora conocida fue la de la comunidad judía, la cual fue exiliada de Babilonia en 586 a. C. (aprox.), fenómeno ligado a la definición clásica. Pero hay una que creo que todos conocemos un poco mejor y que sucedió más tarde en la línea del tiempo: la Segunda Guerra Mundial. Si tomamos esto para ejemplificar el concepto de diáspora, entonces podemos entender que no es simplemente que se sale de tu país, con una visa, dinero en el bolsillo y hacia un solo país. Nada que ver.
Según las Naciones Unidas (2019), la diáspora más grande es la diáspora hindú, con aproximadamente 17.5 millones de personas esparcidas por todo el mundo. Luego, sigue la comunidad mexicana con 11.8 millones de mexicanos fuera de sus países; y el tercer lugar se lo lleva la comunidad china, con 10.7 millones de individuos. Cada una de estas comunidades podría ser un propio país… Y no son las únicas. Tocamos este tema porque hay que prestar atención a las noticias más recientes. Afganistán ya ha pasado por un proceso migratorio, donde las personas tuvieron que evacuar de su país a causa de la guerra con Rusia, la cual desplazó a 6 millones de ciudadanos. Hoy en día, con el desalojo de Estados Unidos y la toma de poder por los talibanes, nos encontramos con otro capítulo de la historia, la cual debe de ser atendida.
Ya pues. Pero, ¿por qué es importante saber sobre las diásporas?
Por el lado de la política, es importante que los Gobiernos sepan que parte de su población vive en el extranjero. Cuántos ciudadanos viven fuera, dónde y desde cuándo. Desde la geopolítica, notamos que tener una población numerosa fuera del país y esparcida por el mundo, se vuelve difícil de gobernar y se llegan a perder muchas oportunidades para hacer contactos diplomáticos, networking y conexiones globales, ya sea con instituciones o individuos en sectores económicos.
Por el lado humano, las diásporas son un fenómeno social que involucra cambios culturales e identitarios en personas que experimentan una adaptación a un nuevo contexto. Es así que los Gobiernos tienen el deber de asegurarse de brindar apoyo en tres diferentes áreas según Kingsley Aikins (CEO de The Networking Institute),: deben hacer una extensión de derechos, obligaciones, y presencia institucional (las embajadas y sus anexos). Kingsley mantiene que el reto es justamente mantener lazos con la población y que, de lograrlo, incrementarían los niveles de solidaridad y respeto en el mundo, ya que comienzas a cerrar las brechas entre los países cuando reconoces a tu población en un lugar ajeno y hay mejor comunicación entre los o las jefes de Estado.