La película ganadora del Óscar como mejor película internacional, Zona de interés (2023), de Jonathan Glazer, es una que no necesita de un largo guion literario ni necesidad de mostrar sangre o matanzas para ser una película de horror. Además de presentar planos, encuadres y fotografías perfectas, todo construye un mensaje. Esta película contrasta lo hermoso con lo feo, la historia familiar con la historia de una raza, y la inocencia con lo perturbador.
La estructura del escenario donde vivía la familia Höss tenía forma del jardín del Edén, pues cultivaban las mejores flores, frutas y verduras. Su casa era tan blanca que parecía transmitir paz y tranquilidad. Asimismo, esto se observa al comienzo de la película, porque podemos observar a la familia divirtiéndose en el lago mientras comen de lo mejor. Sin embargo, mientras va avanzando la película vemos que viven al lado de un campo de concentración que solo está dividido por una reja blanca. El ambiente por las noches se torna de color rojo sangre que sale de las chimeneas de las casas donde habitaban los judíos.
Otro momento perturbador que podemos observar en la película es cuando la cámara se enfoca en las flores a modo de distracción de los gritos de los judíos que están siendo torturados y asesinados por los nazis. Otra escena terrorífica es cuando el hijo menor encuentra en el lago la mandíbula que le pertenecía a un judío. Este elemento perturba la paz y la limpieza que la familia construía alrededor suyo. De este modo, la familia lleva al pequeño a que sea bañado. Cabe destacar que aquí separan los cuerpos sucios de los cuerpos “sanos”, pues la raza se convierte en una base de la pirámide del poder de los alemanes. También, la cámara enfoca los juegos que el niño tiene en su recámara. A través de esto, podemos observar que el niño reproduce los mismos comportamientos agresivos que los padres hacen contra los judíos.
Como señala Maureen Lee Lenker, “Zona de interés es una película formalizada y aterradora sobre el Holocausto, en gran parte por la forma en que muestra a la familia Höss como meros seres humanos. Es un crudo recordatorio de nuestra complicidad y nuestra capacidad para cometer grandes males en las circunstancias más mundanas” (2023). Por un lado, evidentemente, el padre, Rudolf Höss es un monstruo que no muestra ningún remordimiento, y actúa como si nada en frente de la familia. A pesar de las muertes que ocurren al costado de su casa, este se muestra imparcial y se preocupa más por su familia que se va a quedar sola después de que a este lo ascendieran a subinspector de todos los campos de concentración; por ende, debe de trasladarse a Oranienburg.
Sin embargo, no dejemos de lado la presencia aterradora que tiene el personaje de la madre Hedwig Höss. La madre se presenta como un personaje doble, ya que puede ser linda y amable con los hijos, pero dentro de la casa y a solas con la servidumbre judía era todo lo contrario. Ella se convierte en un sujeto monstruoso que no tiene empatía por la servidumbre, a quienes les trata mal e incluso los amenaza con su vida. Además, otro acto de vileza es que la esposa agarraba la vestimenta fina que algunos judíos tenían dentro de sus pertenencias. De este modo, la madre desvalida las vidas de los judíos, y los convierte en polvo.
A partir de lo comentado, se entiende que el director juega con estos paralelismos que no solo sucede con los personajes, sino también lo muestra la cámara cuando enfoca algo hermoso en lugar de lo esencial y preocupante que está ocurriendo en ese lugar. Esto sucede también cuando el padre está leyendo un cuento a su hija sobre los cisnes y las brujas. Mientras sucede esto, la cámara enfoca a una niña que está cerca del campo de concentración, donde deja manzanas para que los judíos puedan alimentarse. Además, no podemos perder de vista sobre qué trata el cuento de la bruja que el padre le estaba leyendo a la niña, pues retrataba a la bruja como quien merecía ser castigada por el simple hecho de nacer como tal, y que necesitaba ser purificada para la paz de los habitantes. Esto puede que el director lo incluyera a propósito como parte de los discursos que los nazis utilizaban para gobernar.
Al final de la película, la escena cuando Rudolf Höss está bajando las escaleras y a punto de vomitar, es interrumpida de manera brutal por el director y es reemplazada por una escena donde nos traslada a la actualidad y se observan a dos mujeres limpiando el museo que muestra las pertenencias de los judíos que fueron asesinados en el campo de concentración. En mi opinión, esto fue intencional, aunque aparente no tener sentido o lógica en la secuencia de la trama. Este cambio de escena hacia la modernidad es una forma de hacernos reflexionar sobre el significado que le damos al Holocausto en tiempos actuales. Así, el director nos hace recordar que no estamos tan distanciados del periodo en que ocurrió el Holocausto, ya que esto sucedió recién en el siglo XX e incluso hay testimonios respecto a la masacre. Esta acción dentro del montaje muestra nuestra postura frente a las historias sobre las torturas que los nazis cometían contra los judíos.
El director utiliza el concepto de la “banalidad del mal” que fue acuñado por la filósofa Hannah Arendt, con el fin de criticar el poder político que “puede trivializar el exterminio de seres humanos cuando se realiza como un procedimiento burocrático ejecutado por funcionarios incapaces de pensar en las consecuencias éticas y morales de sus actos” (Sissi Cano, 2004). Así, cualquiera puede cometer actos de maldad, sin necesidad de ser un asesino en serie, sino que siempre hay un sujeto monstruoso dentro de personas aparentemente normales.
Por ello, nosotros nos estamos distanciando de la historia y lo estamos mirando de manera superficial. Incluso, muchas veces mercantilizan la historia a través de los museos. Las cosas que le pertenecían a las víctimas ahora estaban amontonadas sobre una pila de zapatos, ropa, etc., a través de un cristal. Así, también no solo los nazis empezaron a deshumanizar a los judíos, sino que nosotros los objetivamos como un producto que está expuesto y estancado en el tiempo.
En conclusión, el título nos abre a la reflexión que el director nos quiere generar: ¿Cuál es la verdadera zona de interés? ¿a qué le prestamos mayor atención? La película, a partir de sus recursos audiovisuales, construye una narrativa densa que no tiene necesidad de mostrar sangre para ser una de terror. No nos infiltra cualquier miedo, sino uno por olvidar o banalizar la historia.
Nota. Imagen del Filmposter A24 Art Gallery [publicación] año 2024 (https://es.wikipedia.org/wiki/The_Zone_of_Interest)
Nota. Imagen del póster oficial de Zona de interés [publicación] de Diamond Films México, año 2024 (https://www.tomatazos.com/articulos/898438/Zona-de-Interes-The-Zone-of-Interest-Top-de-criticas-resenas-y-calificaciones)
Bibliografía:
Cano, Sissi. (2004) “Sentido arendtiano de la ‘banalidad del mal´”. Horizonte, número 5, 2004, pp. 101-130.
Glazer, J. (Director). (2023). Zona de interés [Película]. A24 Film.
Lee, Maureen (3 de septiembre de 2023). The Zone of Interest review: Jonathan Glazer’s Holocaust film is an unrelenting portrait of the banality of evil. Entertainment. https://ew.com/movies/movie-reviews/zone-of-interest-review-jonathan-glazer-holocaust/
Edición: Cristóbal Contreras