Cuando una persona se enferma, lo primero que se hace es ir a la farmacia para comprar todas las pastillas que haga falta para curarse. Ya nadie confía en los remedios caseros que antes se usaban. Uno va a la farmacia, dice lo que tiene y confían en los remedios que le prescriben; pero, lo que nadie se da cuenta son las consecuencias de lo que esto puede generar. Y lo más sorprendente es que esta manera de actuar no es sólo hacia uno mismo, sino que en algunos casos es llevado hasta a los animales.
Imagínese que usted es un granjero y tiene en una jaula tantos puercos, que no tienen espacio ni siquiera para moverse. Además, las condiciones en las que viven estos cerdos son deplorables. Es claro que en esas condiciones los cerdos pueden llegar a tener alguna enfermedad. Si llegara el caso de que contraigan una, lo lógico sería llamar a un veterinario para que diga las medicinas necesarias para que se curen. Sin embargo, algunas personas han encontrado un método más eficiente para sanarlos: los antibióticos.
No es necesario tener una receta para comprar antibióticos y como los veterinarios cobran muy caro, algunos granjeros deciden evitar llamarlos y les aplican de manera rutinaria inyecciones de antibióticos para poder prevenir posibles enfermedades. Es aquí donde comienzan los problemas. Desde el punto de vista de un granjero, el aplicar antibióticos a los cerdos parece ser un plan beneficioso, puesto que no solo previenen las enfermedades, sino que también engordan a los animales – y, por supuesto, mientras más gordo sea el animal, a un mayor precio podrá ser vendido – . ¡Es por esa razón que no sería raro de pensar que cada vez más animales sanos sean inyectados con antibióticos en el mundo! Hasta ahora, pareciera que los antibióticos son la solución y el uso de estos genera mayores beneficios para los granjeros.
Ahora, desde el punto de vista de las bacterias, la historia es distinta. Ellas tienen un interés distinto al de los granjeros, ellas buscan sobrevivir. Poco a poco ellas comienzan a desarrollar resistencia contra las drogas. Un estudio reciente estimó que 2050 organismos fármacorresistentes matarán a 10 millones de personas al año, más de las que mueren por cáncer en la actualidad.
Entonces, darle dosis bajas de antibióticos rutinariamente a los chanchos es la manera perfecta de cultivar bacterias fármacorresistentes. Pero ese no es el problema del granjero, pues su interés es poder ganar más con los animales que tiene. Si los ingresos que recibe logran cubrir los costos de las drogas y además le genera un alto beneficio, entonces el granjero aplicará las dosis necesarias a sus animales. Es muy parecido al caso de los humanos. Suponga que usted está enfermo, lo cual significa que puede tener algún virus o bacterias. Si tienes un virus, el tomar los antibióticos no generará ningún resultado, y más aún si la causa es una bacteria, hay una posibilidad de poder recuperarte sin utilizar alguna medicina. No obstante, la mayoría de personas creen que el tomar antibióticos puede acelerar su recuperación, lo cual es un incentivo para consumirlos.
¿Raro no? El utilizar los antibióticos puede ser beneficioso, como perjudicial. Esto es un ejemplo de lo que se conoce como tragedia de los comunes, en el que los individuos motivados por el interés personal actúan racionalmente pero terminan creando un desastre colectivo que tampoco les conviene a ellos.
Es claro que casi ninguna persona se ponge a pensar en esto, y si alguien lo tomara en consideración, se enfrentaría a un dilema, pues el utilizar los antibióticos le genera un mayor beneficio. Entonces, ¿qué solución puede encontrarse? Podemos partir desde el origen del problema: la calidad de vida de los puercos. Dudo que un granjero cree una mansión solo para los animales, pero lo óptimo –en términos generales – sería mejorar el espacio donde estos se crían y que este sea más limpio. Si esto se hiciera, las posibilidades de que contraigan alguna enfermedad podrían ser menores. Asimismo, se debería buscar la forma de regular el uso de estos antibióticos, de tal manera que no sean utilizados solo para engordar a los animales o por creer que pueden mejorar la salud –cuando puede que no ocurra eso. A nadie le gustaría que le estén inyectando diariamente un antibiótico solo para prevenir.