La tecnología ha revolucionado la forma como las personas viven. En la antigüedad, para conversar con una persona del exterior tenías que enviar una carta por correo, y se demoraban días, o hasta semanas, en llegar. Ahora, basta con coger tu celular y escribir a través de alguna red social. Sin embargo, como todo en la economía, “no hay lonche gratis”: todo en la vida tiene un costo.
El problema empieza cuando comenzamos a confiar cada vez más en la tecnología, nos volvemos dependientes de ella. Colocamos nuestra información personal, nuestras tarjetas, todo. Para las empresas, las computadoras son una de las herramientas más importantes que tienen. Cuando se desea buscar información con respecto al pasado las empresas ya no tienen que recurrir al sótano y buscar en la pila de archivos, basta con buscar en su base de datos para encontrar la información requerida. Es así que si bien las computadores y el Internet han vuelto más eficiente el proceso productivo delas empresas, la comunicación, y la búsqueda de información; estas pueden terminar en manos de otras personas.
Los hackers pueden realizar cualquier cosa hacia los usuarios. Pueden quitarle la posesión de las cuentas en las redes sociales, de tal forma que obtienen toda la información posible del usuario y por tanto poder quitarle alguna información valiosa. Al igual que esto, pueden entrar al sistema de tu computadora y extraer toda la información que posee. La forma sobre la cual los hackers atacan a los usuarios es, mayormente, a través de los correos electrónicos. Muchas veces se envían cadenas, o algún mensaje el cual no conoces el remitente y decides abrirlo para entender qué es lo que te enviaron. Al abrirlo, automáticamente el virus se activa, realizando cualquier cosa para la cual haya sido programado: bloquear la computadora, extraer información, entre otras cosas.
El pasado viernes ocurrió uno de los ataques cibernéticos más grandes de toda la historia. Varias empresas o entidades en cualquier parte del mundo fueron infectadas con un ransomware. El ransomware es un software que restringe el acceso a algunos archivos y pide un rescate de estos a cambio. Los hackers pidieron un pago de 300 bitcoins para que los sistemas sean liberados. Se presenta como un programa inofensivo pero suele infectar el sistema operativo explotando la vulnerabilidad del software y cifrando archivos. Este troyano se autoreplicaba y se esparcía a gran velocidad.
Este virus bloqueó el acceso a sistemas informáticos de instituciones estatales, algunas empresas, y afectó a un total de 150 países. Entre los principales países afectados, fueron el Reino Unido, Estados Unidos, China, España, Italia, Vietnam y Taiwán. Por el lado de las empresas, existieron cuatro empresas, o entidades, las cuales fueron severamente afectadas: el Servicio Nacional de Salud británico, Telefónica, Renault, y el servicio de mensajería FedEx.
Por el lado de Telefónica, tuvo que apagar sus sistemas operativos en Madrid, debido a que la gran mayoría se vio afectada por el virus. Si bien la empresa tuvo serias dificultades en la atención al cliente, los clientes de Movistar no se vieron afectados por el ataque. Renault, por su parte, tuvo un inconveniente más severo. Varias de sus fábricas en Francia habían suspendido su funcionamiento tras el ataque. Recién el día de lunes volvió a abrir sus fábricas para continuar con la producción; gracias a la acción de un joven de 22 años conocido en Internet como Malware Tech.
Aviso que apareció en las pc’s de Telefónica
El joven, mientras se dedicada a analizar el código del programa, encontró que utilizaba una dirección de web la cual no llegaba a ningún sitio, es decir, que no pertenecía a ninguna persona. Al notar esto, compró la dirección web, y pudo acceder a los datos del programa. Además, casualmente gracias a que registró la dirección, el software malicioso se logró detener. “En realidad, en parte fue un accidente”, dijo el joven en una charla con la BBC.
I have no idea what I’m doing
Es increíble cómo, la forma en la cual dependemos de la tecnología, puede jugarnos una mala pasada y terminar en un problema que puede llegar hasta cancelar la producción de una empresa internacional. Por suerte este problema no logró llegar a mayores; sin embargo, nos da una clara perspectiva de la alta dependencia que tenemos hacia la tecnología. Sería bueno no solo resguardar los archivos importantes en las computadoras, sino también tener un bakcup en físico.
