Todo iba bien. No nos demoramos en firmar. Las cosas estaban por buen camino… hasta que la nación del fuego atacó la piedrita se metió en el zapato e impidió que siguiéramos avanzando. Sí, el Congreso nuevamente deslumbró por sus terribles decisiones.
Pero, a ver, empecemos por el principio: ¿qué es el Acuerdo de Escazú y cuáles son sus efectos?
El Acuerdo de Escazú es uno internacional, también conocido como tratado, y es básicamente un documento celebrado por escrito entre dos o más países, que se rige por el derecho internacional. Con esto ya podemos explicar la presencia de Guyana y Ecuador en este asunto.
También es importante recalcar que un tratado internacional es “hard law”. Esto quiere decir que es vinculante y tiene plenos efectos legales en los países que lo adoptan, por lo que se convierte en parte de su mundo jurídico, encontrándose incluso por encima de todas las normas locales de cada país. En otras palabras, implica entrar en una relación, pero no en una de choque y fuga, sino en una de fidelidad y respeto. #Matrimonio
Por ello, y contrario sensu, no puede tratarse de “soft law”, ya que ese tipo de normas internacionales no es vinculante para los Estados, aunque sí juegan un rol persuasivo; tal como cuando vas a Plaza Vea y antes de pagar te persuaden para que compres la Tinka o algún producto de oferta.
Pues bien, el Escazú ha sido el actor principal en algunos titulares, justamente porque nuestro el Congreso que no nos representa no quiso ratificar el acuerdo que ya se había firmado. Y esto, porque para algunos tratados la firma no es suficiente, y requiere de algún mecanismo adicional como lo es la ratificación: una especie de condición de que elimines a todas las amiguitas ticket de entrada a la relación; como quien te pregunta si estás de verdad con ganas, y en condiciones de comprometerte.
Hasta ese momento, 9 de 11 países habían ratificado el Acuerdo y Perú estaba ya en proceso de hacerlo.
Pero, retrocedamos un paso. Si hablamos del nacimiento de un tratado, podemos asemejarlo a cuando vamos a Subway por un sandwich.
Primero, negociamos los términos y alcances del tratado: le pedimos porfa a la persona de Subway el pan de nuestra elección, y toda la marranada los componentes de nuestro sangüis.
Segundo, adoptamos el acuerdo: cuando vemos que nuestro sangüis está como lo queremos, el chico nos pregunta si todo OK y nosotros asentimos porque solo queremos meterle diente, para ver cómo resultó nuestra combinación.
Tercero, autenticamos el acuerdo: este paso vendría a ser como cuando el chico nos envuelve el sangüis en un papelito y lo mete en la bolsita. Listo pa’ entregar, listo pa’ ser firmado.
Cuarto y último, manifestamos nuestro consentimiento de obligarnos por el tratado: vendría a ser cuando pagamos, ya que en ese momento consentimos que eso es lo que pedimos, y procedemos a jamear probar nuestro sangüis.
Es en este último paso en el que existen varias vías para decirle “acepto” a nuestro matrimonio, siendo uno de ellos la ratificación por parte del Presi.
Fácil sería si solo Merino Vizcarra hubiese tenido que firmar por decisión del Ejecutivo, pero no. La ratificación tenía que ser aprobada por Urresti, Alarcón, Acuña el Poder Legislativo. Y así fue como el grupito decidió no obligarse al Acuerdo que el Perú había impulsado hace algunos años, y que todo el Ejecutivo apoyaba.
Como vemos en el gráfico, la Cancillería (Ejecutivo) dio su informe diciéndole “GO” al Acuerdo. En ese punto, el Congreso lo funó la piedrita entró en el zapato, emitiendo un dictamen desfavorable, por excusas absurdas como que nuestra soberanía estaría en juego. Un verdadero circo, cuya consecuencia es la no ratificación.
Ahora sí, terminemos por el final: ¿por qué debimos ratificarlo? ¿en qué nos ayuda?
El Acuerdo de Escazú versa sobre el acceso a la información, participación pública y acceso a la justicia en asuntos ambientales. Es decir, tiene como objetivo establecer estándares mínimos que permitan un adecuado ejercicio de esos derechos, de modo que (i) la información sea transparente, clara y accesible; (ii) se permita recibir opiniones de la población potencialmente afectada en la toma de decisiones; y (iii) que existan mecanismos adecuados para reclamar.
Es como si, dentro de tu matrimonio, tuvieran estas reglas: decirse todo, aceptar las opiniones de la pareja y que esta pueda hacerte una escena reclamar si es que metiste las 4 patas.
Y bien, es importante para el Perú, porque (1) nos permite tener una reactivación económica más sostenible, a través del derecho de vivir en un medioambiente sano, y (2) reconoce, respeta y protege a los defensores del medio ambiente, estableciendo derechos ambientales, y los esfuerzos que el Estado debe realizar. Incluso, en ciertos temas ambientales, se exige el consentimiento de poblaciones indígenas.
Nos crecería la nariz como a Pinocchio si decimos que se nos hace raro escuchar sobre muertes de personas en la selva peruana que solo querían luchar contra la minería ilegal, que contamina cada vez más nuestros ríos y bosques.
Pero weno, el Congreso todopoderoso se ha manifestado y se sigue manifestando y el Perú, nuestra Patria, como siempre, se ha visto perjudicado.
Editado por Raisa Escudero.