“Nunca se ha mentido tanto como ahora. Ni se ha mentido de una manera tan descarada, sistemática y constante”

La función política de la mentira moderna, Alexandre Koyré

Si bien Arendt y Kayré se expresaban así en un contexto de regímenes totalitarios durante el siglo XX, no imaginaban que representaban de manera significativa el pesar de los peruanos. Tras una y otra crisis, el escándalo de Vacunagate no podía ser más decepcionante. En plena crisis, los esfuerzos para combatir la pandemia se ven opacados, una vez más, por una clase política egoísta. Según Latin American Public Opinion Project (LAPOP), la corrupción se muestra como el problema más importante del país y esa percepción se la debemos a “burócratas con privilegios”, percepción que a lo largo de los años no cambia. ¿Por qué? ¿Cómo se ha desarrollado la mentira en el ámbito político? Y en nuestro contexto, ¿qué consecuencias conlleva?

Vacunas de privilegio. Fuente: Diego Avendaño

“EL ANTIGUO ARTE DE GOBERNAR”

Se dice que la mentira ha existido desde siempre, como un arma, “como el placer de decir lo que no es” y en la política habría nacido desde que se creó la ciudad misma, a través de la demagogia.

Desde un punto “optimista”, en El Príncipe de Maquiavelo, con el ánimo de responder preguntas del cómo sostener la soberanía, cómo gobernarlo y cómo conservarlo, la mentira tendría un lugar estratégico. En un gobierno, el soberano podía engañar o faltar a sus promesas para mantener la estabilidad del estado. Asimismo, una imagen hipócrita era permisible en el sentido de hacerse ver cómo mejor le convenga ante enemigos y aliados. ¿Será que estos principios son los preferidos de nuestros burócratas?

En contraste, desde una postura crítica, en su libro “Truth and politics”, Arendt advierte que la mentira política consistiría en omitir, falsificar o tergiversar deliberadamente los sucesos o el testimonio con el fin de observar intereses particulares de 487 y más identificados. A su juicio, la verdad limita el poder de los gobernantes pues, al ser coactiva y no persuasiva, no admite ni acuerdos ni consensos, no puede ser monopolizada por algún poder político. Las consecuencias para la autora serían destructivas, rasgo ubicado en los regímenes totalitarios.

ENGAÑO EN LAS ELECCIONES

Como un paso perverso entre la mentira tradicional a una mentira organizada, esta no estaría ausente en un proceso electoral, a pesar de que los políticos y votantes sean los principales protagonistas. Pues, el candidato se encargará de ofrecer la mayor cantidad de políticas y el elector, no informado, votará por aquel que incluya su política favorita. Como Roberto Urrunaga lo señala, “si no existiera ignorancia racional, el político no podría engañarte”.

Logrolling. Fuente: Political Dictionary

Así también se dibuja un logrolling implícito, esto sucede cuando un político junta minorías de votantes al que les da un beneficio directo, y así se va construyendo una mayoría. Esto, a la larga, genera incentivos para aplicar políticas “con altos beneficios” sin ser específicos, con un financiamiento claro. ¿Te querrán aumentar impuestos y no lo dicen?

EFECTOS DE VERDAD

En nuestro contexto, a 50 días de las elecciones, las consecuencias son palpables en cuánto a la desconfianza. ¿La mayoría ya eligió a un candidato? Pues, la mentira, la falta de transparencia y la corrupción nos ha sumergido en la desesperanza en el ámbito político. En el informe de LAPOP describen que las consecuencias de la percepción de corrupción, aunque parezcan contradictorias, pueden ser dos: una mayor demanda de la democracia para combatirla o, por otro lado, el desarrollo de actitudes autoritarias, con la finalidad de “acabar con estas situaciones”.  Del mismo modo, un nivel bajo de confianza tiene repercusiones en la estabilidad política, el funcionamiento de la democracia y el desarrollo económico. En efecto, como lo plantea Martín Tanaka, la desconfianza te condena a vivir en el corto plazo.

Fuente: Barómetro de las Américas por LAPOP 2019

UNA VACUNA CONTRA LA DESCONFIANZA

La construcción de instituciones sólidas podría ser esa vacuna contra la desconfianza, pues atenúa esos efectos. “Las identidades partidarias pueden perdonar un mal desempeño en nombre de un capital y credibilidad acumulado y de promesas a futuro”.  La mirada hacia el político se ha limitado a un adjetivo corrupto y el camino para cambiar este rótulo será largo. Sin embargo, el elegir a candidatos con “virtudes públicas” podría ser un buen comienzo para terminar con esa especie de “darwinismo social” en el que, aparentemente, se mueven los burócratas. Si bien estos eventos nos decepcionaron, la lección que nos deja es seguir principios y verdades.

Editado por Camila Villalobos