Los cuadrados negros acompañados de #BlackOutTuesday llenaron Instagram el pasado martes 2 de junio. Ese día todas las historias hablaban de lo mismo: la muerte de George Floyd. Después de tantos meses, la pandemia dejó de ser la principal noticia para ser reemplazada por las protestas antirracistas que nos conmocionaron a todos. Nos dimos cuenta de que el racismo es un tipo de discriminación que todavía luchamos por erradicar. Pero, ¿de dónde vienen esas ideas?, ¿qué tienen que ver con la ciencia? Aquí les contaré un poco de una historia que tal vez no conozcan: el cómo la ciencia llegó a ser usada – perversamente – para justificar el racismo.
Todo empezó cuando Charles Darwin, un naturalista inglés, realizó una expedición por América y propuso hace 160 años una de las teorías más importantes de la ciencia: la evolución por selección natural. Esta teoría señala que, en la naturaleza, a través de millones de años, sólo sobreviven los más aptos, ya que el ambiente selecciona a los organismos con las características más favorables. Sin embargo, nosotros como humanos no podemos observar miles de años de cambio evolutivo y en esa época nadie realmente entendía cómo funcionaba la herencia. A pesar de esto, muchos científicos pensaron que debía haber una forma práctica de usar ese conocimiento aplicándolo a los humanos, al igual que para otras especies llamándolo “darwinismo social”.
Estas ideas influyeron en el primo menor de Darwin, Francis Galton. Él era un hombre inglés, blanco y rico que se centró en las implicancias sociales del trabajo de Darwin, argumentando que las características más importantes de los humanos son biológicas, más que moldeadas por el entorno o la experiencia. Es así como Galton se convirtió en el padre de la eugenesia, la disciplina del “buen origen”, que proponía que los genes humanos pueden mejorar, si personas “inferiores” no se reproducen, para perfeccionar así el futuro de la especie humana. Él quería cuantificar la herencia, para poder controlarla y producir personas genéticamente mejores, como hacemos con el ganado y las plantas.
Galton pensó que, como los rasgos humanos eran heredables, al rastrear a los descendientes de hombres “inteligentes”, esta cualidad disminuirá con el tiempo, ya que los matrimonios mixtos con personas no “inteligentes” haría que desaparezca este rasgo. Así, él quería que aumentaran las “familias de mérito”, y pensó que el gobierno debería incentivar a que solo personas con las mismas características se casen. Asimismo, señaló que muchas personas de buenas familias y clase alta se casaron tarde y tuvieron pocos hijos, en comparación con las clases bajas, lo cual causaba un debilitamiento del “buen stock” de genes debido al aumento de pobres.
Estos argumentos hicieron que la eugenesia rápidamente gane popularidad y así el Primer Congreso Internacional de Eugenesia se celebró en 1912 en Londres, al mismo tiempo que los países comenzaron a aprobar leyes “eugenésicas”. Por ejemplo, en Estados Unidos, con el temor de que las personas “inferiores” creen criminales o degenerados, se introdujeron leyes de esterilización forzosa a partir de 1907 a personas encarceladas, sordas, ciegas, epilépticas, con enfermedades mentales y cualquier persona que supusiera una “carga” para la sociedad.
Fue entonces ampliamente aceptado que las razas existían biológicamente y que había una jerarquía racial entre nosotros. Es por ello que se comenzaron a hacer todo tipo de estudios que se basaban en este concepto. En 1910 establecieron el primer laboratorio en Nueva York llamado “La Oficina de Registro de Eugenesia”, donde comparaban todo tipo de rasgos humanos como el tamaño del cerebro, inteligencia, promiscuidad, ebriedad y crearon patrones de criminalidad basados en rasgos físicos. La mayor parte de esa información sin rigor científico.
Hasta que, a mediados de siglo XX, podemos ver la aplicación directa de la eugenesia con la Segunda Guerra Mundial, donde los nazis realizaron una “higiene racial” con el Holocausto, donde no solo mataron a 6 millones sino también esterilizaron a 275 mil. Fue ahí recién cuando los científicos, los políticos y las Naciones Unidas se unieron y decidieron que la raza ya no tiene lugar en la biología.
Finalmente, todos creyeron que a inicios del siglo XXI esto se había terminado cuando el mapeo del genoma humano determinó que todos los humanos somos 99.9% iguales, por lo que no tenía sentido que existan razas basadas en un 0.1%. El racismo ya no tiene fundamento biológico, pero todavía está en nuestra sociedad, sobre todo incrustado en las estructuras de nuestras instituciones, por eso debemos tomar acción y educarnos para que de una vez sea erradicado. Como dice Robert Wald Sussman en su libro “The Myth of Race: The Troubling Persistence of an Unscientific Idea”: “Biológicamente, el Homo sapiens es una raza. Es solo reconociendo este hecho y entendiendo su historia que algún día podríamos tener una sociedad en la que todas las personas sean tratadas con dignidad, igualdad y amabilidad, independientemente de su origen étnico o cultural”.
Referencias:
- Vizcarrondo F. E. (2014). Human enhancement: The new eugenics. The Linacre quarterly, 81(3), 239–243. https://doi.org/10.1179/2050854914Y.0000000021
- Garrod J. Z. (2006). A brave old world: an analysis of scientific racism and BiDil. McGill journal of medicine : MJM : an international forum for the advancement of medical sciences by students, 9(1), 54–60.
- Kelley, S. (2017). Myth of race still embedded in scientific research. Cornell Chronicle. Obtenido de https://news.cornell.edu/stories/2017/11/myth-race-still-embedded-scientific-research-scholar-says
- Szokan, N. (2014). Racial divide: It’s a social concept, not a scientific one. The Washington Post. Obtenido de: https://www.washingtonpost.com/national/health-science/what-do-you-think-about-race-do-you-know-its-a-social-concept-not-a-scientific-one/2014/11/03/cbc08602-5e29-11e4-91f7-5d89b5e8c251_story.html
- Hix, L. (2009) Modern eugenics: building a better person?. Northwestern University. Obtenido de: https://helix.northwestern.edu/article/modern-eugenics-building-better-person