Frente a las consecuencias del uso excesivo de combustibles fósiles la humanidad ha intentado optar por fuentes de energía más ecológicas. Sin embargo, teniendo acceso a la energía nuclear, una de las más limpias y seguras del mercado, gran parte de la opinión pública se resiste y le cierra las puertas.
Primero, ¿qué es la energía nuclear? Esta no es más que la energía contenida en el núcleo de un átomo. ¿Y cómo accedemos a ella? Partiendo átomos. Recordemos que el átomo tiene un núcleo de carga positiva compuesto por protones y neutrones (conocidos como nucleones). Mientras más nucleones, más pesado es el átomo, y los átomos muy pesados pueden dividirse y en el proceso liberar energía. Esta reacción es conocida como fisión nuclear.
En los reactores nucleares ocurre la fisión de miles de millones de átomos de Uranio 235. La energía producida calienta el agua que circula por el reactor para formar vapor, y así mover turbinas que alimentan generadores eléctricos para producir electricidad de uso comercial.
Entonces, ¿las centrales nucleares pueden ocasionar accidentes como el de Chernóbil o usarse para producir bombas?
El accidente de la central nuclear de Chernóbil fue una de las peores tragedias del siglo XX. Pero sucedió en 1986. Pensar en las centrales nucleares de hoy como si fueran las de entonces es como comparar autos de 1890 con la fórmula uno del 2021. En los últimos 30 años se ha avanzado mucho en la tecnología de las centrales, los protocolos de seguridad, la formación de los operadores, etc.
Además, para encontrar otro accidente tenemos que saltar hasta el 2011, en Japón, que dejó una persona fallecida, hasta donde sabemos. ¿Saben cuánto matan los combustibles fósiles? aproximadamente 10 millones de personas al año. Un accidente nuclear podría llegar a suceder, pero frente al desastre causado por los combustibles fósiles representa un peligro menor.
Por último, las centrales nucleares están hechas para la producción de electricidad y para ello se usa un enriquecimiento de uranio al 5%, porcentaje insuficiente para que se conviertan en bombas o para hacer armas nucleares dentro de ellas.
La producción de energía nuclear también es bastante sana para el medio ambiente
La emisión de gases de efecto invernadero y la contaminación son los principales problemas que hemos generado en nuestro planeta. Aunque usted no lo crea, la energía nuclear no genera más emisiones que la energía eólica. Funfact, el humo que ven salir de las centrales solo es vapor de agua, lo que sale de nuestra olla al hervir papas.
Si bien la fisión nuclear deja residuos radiactivos potencialmente peligrosos, con el adecuado tratamiento son completamente manejables. Por ejemplo, para los residuos de larga vida media (10 mil años) se usa el almacenamiento geológico profundo, donde se usan diferentes contenedores para evitar fugas. Esto se busca mejorar, para que los residuos tengan que almacenarse alrededor de 300 años.
¿Afecta nuestra salud?
Un nivel alto de radiactividad, sí. Una central nuclear, al parecer no, siempre que no haya accidentes. Usualmente, cuando pensamos en centrales nucleares, pensamos en radiactividad y en muerte. Pero se nos escapa que la radiactividad (radiación nuclear) es un proceso natural que nos rodea y que ocurre hasta en nosotros, por eso, los seres vivos estamos acostumbrados a vivir bajo ciertos niveles.
De toda la radiación solo la ionizante es peligrosa, ya que puede dañar nuestro ADN. Este tipo de radiación se mide en sieverts, donde un sievert te da malestares y 4 sieverts pueden matarte. En promedio, nosotros anualmente recibimos de fuentes naturales y artificiales cerca de 6 milisieverts, que provienen tanto de la radiación nuclear, como de la electromagnética (luz, microondas, UV, etc.). Por ejemplo, comer un plátano te expone a una dosis más alta o similar que vivir cerca de una central nuclear, al menos en España.
¿Es rentable?
Totalmente. Una central tarda en construirse 50 meses en promedio y puede operar por 40 años o más. Además, una porción de uranio de media pulgada produce la misma energía que una tonelada de carbón o 608 kilómetros cuadrados de terreno para la energía eólica. Ahorra espacio, tan necesario para otras actividades y para los ecosistemas.
Por otro lado, es la energía más confiable y eficiente, pues a lo largo del año produce la máxima potencia el 93% del tiempo, mientras que el carbón y energías renovables como máximo 50%.
Las energías renovables, como eólica y solar son una gran esperanza en esta etapa de transición energética que estamos viviendo. Sin embargo, dependen de su fuente (viento y rayos solares) y al depender de un factor no controlable, es difícil ajustarse a la oferta y demanda energética de una ciudad, por ejemplo. Las personas quieren usar la tv a cualquier hora y no solo cuando haya sol o viento. Con combustibles fósiles es más sencillo, a más demanda, quemo más carbón, pero ya sabemos las consecuencias.
La energía nuclear dista de ser la solución perfecta ya que genera residuos radiactivos y su combustible, el uranio, es extraído de minas. Pero tiene varios puntos a favor: seguridad, confiabilidad, rentabilidad, emisiones casi nulas, riesgo bajo para la salud, y eficiencia extraordinaria.
Cuando llegue nuestra oportunidad, tendremos que decidir qué es lo mejor para nuestro planeta, si seguir con lo mismo o apoyar esta energía para generar una electricidad más limpia que actúe como complemento de las energías renovables, al menos hasta que éstas resuelvan sus problemas o se consiga la fusión nuclear.
Edición: Kelly Pérez Valenzuela.