El SARS-COV-2 es un virus que ha cambiado nuestro estilo de vida e inclusive, como señalan algunos expertos, probablemente lo haya hecho para siempre. Lo que no ha cambiado es la forma de los individuos para tomar decisiones, ya que está inherentemente sujeto a principios y restricciones de estos últimos. Hoy Freak te contará cómo es que la economía del comportamiento actúa en las personas durante a la pandemia y algunas de las medidas que están asumiendo las autoridades en este tema.
Existen tres principios que rigen la toma de decisiones: el pensamiento automático, el pensamiento social y los modelos mentales (Banco Mundial, 2015). El primero implica que los individuos toman decisiones a través de atajos mentales. Por ejemplo, es probable que, al ir de compras al supermercado, se haya escogido el desinfectante de manos que, entre otros, contenía compuestos antibacterianos. Esta decisión podría derivar de la asociación inmediata de lo “antibacteriano” con la limpieza y salud; sin embargo, esto deja de lado el hecho de que el SARS-COV-2 es un virus, no una bacteria #NadaComoElLavadoDeManos.
El segundo principio es el pensamiento social, el cual implica que los individuos están influenciados por las creencias y comportamientos de otros (Banco Mundial, 2015). Dado el contexto actual, el poder de esta influencia social está siendo aprovechado para promover los comportamientos deseados. Por ejemplo, diversos artistas y plataformas comparten videos e imágenes de las recomendaciones de las autoridades, las cuales tienen un efecto potencial en el comportamiento de quienes los siguen.
Otro modo de explotar el efecto de la influencia social es a través de las redes sociales. Posiblemente hayas visto algún video en el que se exponga a ciudadanos que incumplen las normas de las autoridades, los cuales muchos de ellos ya son hasta un meme ahora #TeDijeQueMeIbanALLevar. Este tipo de contenido genera un impacto en el resto de los ciudadanos, quienes para evitar el “roche”, intentarán acatar las normas. A pesar de que ello no resulte definitivo, genera un incentivo en el comportamiento. Pues, aunque muchos lo nieguen, lo que piensen los otros de ti, sí te importa.
El tercer principio, los modelos mentales, implica que las personas responden a representaciones mentales construidas con base en experiencias pasadas (Banco Mundial, 2015). Por ejemplo, y aunque suene increíble, existen lugares en los que se ha prohibido la entrada de personal médico. Esto se debe a que, en el modelo mental de algunos individuos, quienes laboran en un establecimiento de salud (EESS) resultan potencialmente un medio de contagio. Desafortunadamente, dichos modelos no han incorporado información reciente como los protocolos de bioseguridad que se realizan en los EESS. Es decir, el hecho es que es más probable que te contagies del COVID-19 cuando acudes a un centro de abastos que compartiendo el micro con una enfermera.
Además de los principios expuestos, existen dos restricciones mentales que influyen en el comportamiento de los individuos en esta pandemia. La primera de ellas es la falta de atención, la cual se manifiesta en el olvido de objetivos por cumplir o tareas por realizar como olvidar que debes completar una tarea a más tardar a medianoche y empiezas a hacerlo a las 11:45 pm. Pero ¿cómo olvidar las recomendaciones brindadas por las autoridades si lo que menos quiero es contraer el virus? La respuesta es sencilla: aunque sea difícil de creer, el poder de tu mente no es ilimitado, es decir, al igual que los recursos físicos, el recurso mental es un bien finito. En consecuencia, mientras te peleas con la señora de la fila que no está respetando el metro de distancia, probablemente ya te hayas tocado el rostro al menos una vez.
En vista de ello, los recordatorios son un instrumento de la economía del comportamiento que puede contribuir a la adopción de hábitos saludables. En el caso peruano, diversas entidades estatales publican infografías y mensajes cortos en sus redes sociales para promover el lavado de manos, el uso de cubrebocas u otras medidas de sanitarias. Asimismo, el sector privado promueve también este tipo de contenido, además de implementar medidas como realizar marcas en el piso como referencia para mantener la distancia entre personas.
La segunda restricción es la limitada capacidad cognitiva de los individuos, quienes –a diferencia de lo que se asume en diversas intervenciones policiales y militares– no asimilan información compleja con facilidad o velocidad. Dada esta limitante, la mayoría de las decisiones se toman con base al pensamiento automático, no al deliberativo, por lo que están sujetas a heurísticos[1], modelos mentales y sesgos. Esto explica por qué tu amig@ gil decide volver con su ex en el preciso instante en el que se lo piden: está tomando una decisión rápida y poco costosa mentalmente. Afortunadamente, el pensamiento automático no siempre resulta en elecciones desacertadas, por lo que su presencia debe de ser aprovechada en la lucha contra el COVID-19.
Una forma de obtener ventaja de ello es a través del uso de mensajes cortos y sencillos dirigidos a los ciudadanos. En particular, El Banco Interamericano de Desarrollo (2020) señala que la comunicación con la población ha resultado más efectiva en los casos en los que se evitaba el uso de tecnicismos y se empleaba imágenes y gráficos. Por ejemplo, un cartel con el mensaje “Respeta la distancia social” no resulta claro y concreto, ya que requiere conocer la definición de “distanciamiento social” y lo que este implica. Por el contrario, un mensaje como “Quédate en casa e intenta realizar tus compras una vez por semana” resulta específico y familiar; y, por ende, más fácil de acatar.
En resumen, estos son algunos de los aportes de la economía del comportamiento para entender el accionar de los ciudadanos durante la pandemia. Queda claro que el ser deliberativo y analítico que nos pintan en los cursos introductorios de economía dista mucho de la realidad. Afortunadamente, ser conscientes de las limitaciones del comportamiento de los individuos es el primer paso para incorporar herramientas que potencien los resultados de las medidas de política que se asuman durante esta crisis sanitaria.
Edición: Claudia Barraza
[1] Regla inconsciente bajo la cual se reformula mentalmente un problema para volverlo más sencillo de resolver