¿Conoces a algún amigo o amiga que es adicto a algo? Revisar cada 5 minutos si está conectad@ no cuenta ¿o si?. Probablemente te preguntes cómo funciona este sujeto ante las leyes de la vida y de la economía #EcoIsLife. ¿Los supuestos utilizados se cumplen? ¿Cómo es que se ven afectados por el incremento de “precios” de los bienes que consumen? ¿Cómo seleccionan su consumo “optimo” del bien adictivo?. Sigue leyendo para poder enterarte.
En primer lugar, no debemos limitar nuestro entendimiento de las adicciones al consumo excesivo de bebidas o sustancias de dudosa procedencia, que desde tiempos bíblicos (?) son populares #HastaJisusTomóVino. Actividades como trabajar, ir al gimnansio y hasta ver Netflix and chill, pueden considerarse adictivas hasta cierto punto. Por ello, los modelos de corte racional distinguen dos tipos de adicciones: Las dañinas (como su amor) y las no dañinas (como mi amor #Quiéreme). La primera supone dos condiciones: Reforzamiento (Más consumes, más lo quieres) y tolerancia (mientras más se consume, menor es el bienestar(hablando de salud) futuro cuando continuas consumiéndolo). La segunda supone únicamente la primera condición. De esta manera, las dañinas pueden asociarse con adicciones al alcohol, drogas y tabaco, mientras que las no dañinas tendrían que ver con el ejercicio, la religión o el trabajo. En este artículo, aunque resulta tentador analizar las no dañinas, se enfocará en las dañinas, específicamente, en tu relación tóxica #OkNo las sustancias (eg. Alcohol, drogas, cigarrillos).
¿Cómo se entiende su comportamiento?
Viendo este problema desde el punto de vista eco-racional #Ah?, el individuo hace un balance de los beneficios de consumir la sustancia adictiva en el corto plazo versus los costos de largo plazo asociados. Dentro de este modelo, los agentes deciden un nivel óptimo de consumo teniendo en cuenta los daños a largo plazo de la sustancia, así piensa tu amigo, el que se mete sus “puchitos” fuera de la universidad aún con las imágenes de “Fumar da cáncer” en la cajetilla (Ah ya… ahora sí entiendo xd).
Por ello Becker y Murphy (1988) sostienen que puede haber individuos adictos o no según el tipo de balance que realicen. Por ello, se podría definir un factor de descuento para los adictos en cuanto al consumo de la sustancia, de esta forma, los no adictos valoraran más el futuro, mientras que los adictos valoran más la satisfacción del presente causada por la sustancia adictiva.
¿Cómo recae el mercado en ellos?
Dado que, dentro de este modelo, el consumidor conoce los efectos del consumo adictivo y luego decide el consumo intertemporal, un cambio en los precios afectará la demanda presente y futura del bien. De esta forma, un incremento en los precios tenderá a reducir el consumo en el tiempo, mientras una disminución los aumentaría en todos los periodos (Pues, la demanda de un bien adictivo para un consumidor adicto es inelástica) Y como con todos los demás bienes, un cambio permanente tendrá un efecto más fuerte en el consumo que uno temporal, pues ante un cambio permanente del precio los consumidores adaptaran su consumo en el tiempo, pero si el cambio es únicamente temporal, los consumidores lo percibirán como tal y no realizaran modificaciones a las canastas seleccionadas.
Asimismo, la información que se provee sobre el posible daño del bien adictivo, puede tener efectos importantes al momento de decidir su consumo. Esto ocurre porque si el consumidor cuenta con mayor información frente al tema, realizaría un mejor discernimiento entre salud y satisfacción presente. Además, en la medida en que una persona conozca que tan adictiva es una sustancia, será menos propensa a probarla dado el conocimiento de sus efectos.
Pero…
Este modelo ha recibido críticas contundentes debido a la pregunta “¿Podemos creer que una persona adicta es felizmente adicta?”- Y quizá aquí podrías correr a preguntar.. a tu “amigo” a ver cómo se siente-. En teoría, el consumidor elige óptimamente los niveles de consumo que le generan utilidad/felicidad (incluyendo beneficios y costos). Sin embargo, los críticos argumentan que la adicción es fruto del poco autocontrol y que genera arrepentimiento. Por tales interrogantes, muchos de ellos abandonaron el modelo que parte de la racionalidad del agente . Otros en cambio, sin dejar el modelo como obsoleto, trataron de liberar más supuestos y añadieron nuevos conceptos como el nivel de aversión al riesgo de cada persona frente a la información de las sustancias adictivas.
Finalmente ¿Qué hace metiendo sus narices aquí la Economía?
En el campo de la economía es importante estudiar el comportamiento de las personas y cómo estas eligen desde la cantidad panetones que se van a comer en navidad, hasta decisiones un poco más importantes como la inversión en educación, salud e incluso la cantidad de hijos que quieren tener.
En este caso específico, el comportamiento de las personas cuando consumen sustancias adictivas puede ser distinto a cuando consumen bienes normales. Por tanto, estudiar aquello podría ayudar a proponer mejores políticas públicas, que contengan programas para difundir la información en los agentes de los efectos nocivos que pueden causar dichas sustancias. Asimismo, que estas trabajen conjuntamente con programas de incentivos (mediante impuestos al consumo, etc) si la finalidad fuese maximizar el bienestar de la sociedad. En todos los casos, cuando veas a tu amiguito que no pueda dejar ciertos hábitos, podrás tener una idea de cómo modelar su comportamiento y finalmente, cómo los incentivos y/o la información podrían modificarlo.
Fuentes:
Aguilera, N. (2012). Salud y adicciones: un enfoque desde la economía. Recupeado de http://archivo.estepais.com/site/2012/salud-y-adicciones-un-enfoque-desde-la-economia/
Becker, Gary S & Murphy, Kevin M (1988). “A Theory of Rational Addiction,” Journal of Political Economy, University of Chicago Press, vol. 96(4), pages 675-700, August.
Martínez, G. (2012). Adicciones: economía de la conducta individual y social. Recuperado de http://archivo.estepais.com/site/2012/adicciones-economia-de-la-conducta-individual-y-social/