NO, el coronavirus no fue creado en un laboratorio, tal y como lo demuestran diversas investigaciones (Fuente BBC y Revista Nature Medicine). Sin embargo, esto no debería significar que el gobierno chino no mintió brindó información inexacta a mediados de enero, al indicar que el coronavirus no tenía potencial de convertirse en pandemia. Entonces, si bien hay una responsabilidad (que hasta cierto punto se comprende por la complejidad de la enfermedad), hoy en día surge una nueva figura: los héroes de los países desarrollados que atienden a los países menos afortunados.
Y es que en las últimas semanas los esfuerzos de países como China y Taiwán, y grandes empresas, como Microsoft, Ali Baba o Huawei, por tratar de apoyar a países no desarrollados en el sudeste asiático, Europa del este o América Latina no tienen precedentes. Desde una provisión contundente de mascarillas y equipos médicos, hasta la fabricación especializada de pruebas para COVID-19 han marcado la pauta entre las múltiples donaciones que se hacen últimamente.
¿Pero son estas donaciones tan desinteresadas como se podría creer? No necesariamente. Si bien muchos países sí necesitan de estas donaciones, es importante considerar que los más beneficiados por estas han sido los socios de China en el proyecto One Belt, One Road; el cual plantea formar enlaces marítimos y ferroviarios entre Europa y China. Además, por medio de estas donaciones, el gobierno chino buscaría afianzar sus lazos diplomáticos con los gobiernos de Cambodia, Irán, Serbia, Hungría o Azerbaiyán, entre muchos otros (incluido hasta cierto punto el Perú).
Por otro lado, como ya había mencionado, surgen algunos competidores en esta lucha por ver quién es el más diplomático de todos. Por ejemplo, el caso de Taiwán es sumamente interesante ya que posee una población de más de 20 millones y solo se han reportado menos de 500 casos de COVID-19. Es un caso excepcional, y lo bueno es que este país también funge como uno de los mayores productores y exportadores de mascarillas a nivel mundial, con una producción mayor a 15 millones de mascarillas al momento de escribir este artículo. Además de ello, muchos países han resaltado la calidad de las donaciones taiwanesas por encima de las chinas.
Viendo otro punto, hace poco llamaron la atención las misiones que planean emprender los médicos cubanos, expertos en temas epidemiológicos de alto reconocimiento. Cabe destacar que estas misiones ya se han realizado en anteriores brotes epidémicos como la gripe porcina (AH1N1) y el Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS) a principios de siglo. El ejemplo cubano, comparado con el de los asiáticos, resalta pues no solo es importante proveer de equipos inevitablemente desechables para controlar la pandemia; sino que es tanto o más importante brindar conocimientos que sean de utilidad para los nuevos tratamientos.
Entonces, ¿qué podríamos esperar de un mundo post-pandemia, que le debe su alma a países como China, Taiwán, Estados Unidos o Cuba? Sinceramente no se notaría una diferencia tan marcada respecto a la coyuntura actual. Esto dado que todos los países que ofrecen donaciones lo hacen por diferentes razones: China busca extenderse diplomáticamente para suplir el rol de Estados Unidos, Taiwán busca ser reconocido como un Estado independiente de la influencia china, Estados Unidos busca retener su hegemonía por el mayor tiempo posible, entre otras motivaciones mucho más intrínsecas. Al final del día podemos esperar, o al menos intuir, que las decisiones de algunos países o instituciones no resulten ser 100% imparciales, solo el tiempo dirá.
Finalmente, los dejo con un video que influenció en gran medida este artículo, de parte de nuestros amigos de VisualPolitik.
Edición: María Gracia García
Fuentes:
– https://www.bbc.com/mundo/noticias-52140543
– https://www.nature.com/articles/s41591-020-0820-9#ref-CR20
– https://www.taiwannews.com.tw/en/news/3911053