Cual novia contando las fechas, la morada del presidente Norteamericano aguarda nerviosa a su siguiente inquilino. Dos períodos con Barack parecen haber pasado volando, sin sobresaltos. Y cuando la novia empezaba a acostumbrarse, es momento de despedir a otro inquilino, y recibir al nuevo. Aparecen candidatos de todas las índoles, desde un multimillonario neoyorquino, hasta una inquilina del pasado que pugna por volver. El proceso ya inició y como es evidente… la Casa está nerviosa.
¿Han iniciado pero no terminado? Así es, a diferencia de otros procesos electorales, el del país del norte es particularmente largo y complejo. Todo inició una tarde de abril, un primero de febrero, en Iowa. Lo primero que se define es la elección de los candidatos de los partidos más grandes de EE.UU., el Republicano y el Demócrata. Para esta elección los candidatos celebran comicios en cada estado, donde van acumulando delegados según los resultados y el tipo de comicio. Finalmente, cuando un candidato alcanza la mitad +1 del total de posibles delegados, es designado el representante del partido para las elecciones generales.
El lado Republicano parece haberse llevado la mayoría de luces en estas primeras fechas, y la razón tiene nombre y apellido: Donald Trump. Su discurso xenófobo y agresivo pareciera haberlo puesto en el ojo de la tormenta, sin embargo esto no se refleja negativamente en los números. Ni su repudio por los inmigrantes, ni su crítica a un héroe de guerra, logran bajarlo del primer lugar. La fuerte imagen de éxito de Trump parece ser su principal caballo de batalla en esta contienda, logrando arrasar con lo que se cruza en su camino para “recuperar la grandeza de los Estados Unidos”. La más reciente prueba es la candidatura presidencial del senador por Florida Marco Rubio (tercer lugar), quien renunció hace unos días tras la apabullante derrota frente al magnate neoyorquino en la misma Florida.
En el lado Demócrata, la contienda no tiene una figura con un cabello tan destellante, pero sí se ha centrado en los dos candidatos que quedan en carrera: Hillary Clinton y Bernie Sanders. Tomando en cuenta solo a los delegados comprometidos (barra azul oscuro del gráfico) la contienda aún no tiene un claro ganador, pero sí existe una mediana ventaja hacia la ex inquilina del período 1993-2001. Clinton ha sido acusada de ser muy moderada durante sus discursos, a diferencia de Sanders quien se aventuró a decir que desea expandir el gasto fiscal y normalizar las relaciones con Irán. Esto último fue cuestionado por Clinton, quien en su moderación ha encontrado un vínculo con los votantes demócratas.Los coqueteos con la presidencia de Trump y Clinton a esta altura son evidentes, y la foto del momento los avala. La Casa Blanca se sonroja, y esto no es broma, pues ambos van a paso firme para competir por la presidencia de los Estados Unidos. Julio es la fecha donde ambos probablemente sean ratificados por su partido, y el 8 de noviembre la noche de la última batalla.
El panorama para las elecciones generales es aún muy incierto. Aun así encuestadoras como Real Clear Politics y HuffPost Pollster se han aventurado a realizar la pregunta: ¿Por quién votarias en las elecciones generales? Los resultados coinciden para los escenarios planteados, sea Clinton o Sanders, los demócratas saldrían victoriosos frente a Trump con unos claros 10 puntos porcentuales de ventaja.La explicación recae en el propio extremismo de Trump, bien recibido en el ala republicana pues evoca un símbolo de las glorias del pasado: un país amo y señor del mundo. No obstante, a nivel nacional la situación es distinta, y la progresista pero moderada postura demócrata parecería tener mayor acogida. Los muros físicos y tributarios que propone Trump son solo una muestra de un nacionalismo exacerbado que parece caer cada vez más en el terreno del aislacionismo. ¿Cómo le fue a esta política unos años atrás? Ubiquémonos, período post Primera Guerra mundial. Resultado: nueva guerra, un desastre. Quien pretende liderar no puede pensar solo en sí mismo.
El tiempo restante es largo aún, pero dos candidatos son los que parecen acercarse con mayor ímpetu a la meta. Ante los ojos del mundo, las elecciones primarias se seguirán desarrollando durante los siguientes meses. Por lo pronto el vestido ya está listo, y la Casa Blanca espera a noviembre para conocer a su nuevo inquilino.
Escribe: Mario Rivera
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