La bolsa de valores es un mercado donde se venden y compran acciones en una oferta pública. Tiene como objetivo financiar empresas utilizando el ahorro de las personas, pero aun así es vista por muchos como una actividad estéril (que no crea riqueza adicional). Es por esto considerada rent-seeking (búsqueda de rentas), es decir, una actividad que incrementa la riqueza de un individuo sin generar riqueza adicional en el mercado.
Para comenzar a entender la bolsa, podemos incursionar en el concurso de belleza keynesiano. Este fue un experimento mental formulado por John Maynard Keynes en 1936, que tiene como finalidad entender el funcionamiento de los mercados bursátiles.
Históricamente, el concurso se creó a partir de un juego de belleza de un periódico de aquella época. Para que el lector gane, tiene que acertar a las 6 mujeres más bellas (las más votadas) dentro de las 100 participantes mostradas en el periódico. Por consiguiente, la estrategia de marcar según tus gustos personales no te permitiría ganar, sino que se vuelve necesario pensar cuales podrían ser las más votadas (ver los rasgos que prefieren el común denominador). Esta sería una buena estrategia siempre y cuando consideres que el resto de personas votan siguiendo sus gustos personales. Pero en el caso en que consideres que los lectores votarán teniendo en cuenta los gustos generales y no los propios, entonces deberías pensar en cuales de las mujeres creerán los lectores que serían las más votadas y marcar acorde a ello.
Este proceso ad infinitum (hasta el infinito) acerca de los pensamientos del resto de personas se aplica para entender los fenómenos de la bolsa. El mercado tratará de predecir donde se ubicará este mismo (dado por como actúen la mayoría), en lugar de ver los valores reales de las acciones. Por ende, los precios de estos títulos valores no tienen un valor real, sino que son precios con perturbaciones que forman desequilibrios en el mercado y lo tornan más volátil. Gracias a esta volatilidad, el rent-seeking existe (comprar bajo y vender alto reiteradamente durante cortos períodos de tiempo ).
Por un lado, encontramos el mere exposure effect o efecto de mera exposición. En este fenómeno psicológico, los individuos tienen preferencia por personas o cosas simplemente porque les son familiares (han sido expuestos repetidamente).
Esto es conocido también como “principio de familiaridad” y se aplica a gran variedad de casos. Desde el ejemplo de la bolsa ficticia en el video anterior o la relación directa de cuántas veces has visto a tu crushy cuánto te gusta. #ElAmorEsUnCicloVicioso
Este efecto hace que muchas personas compren acciones de empresas famosas o de aquellas que están en contacto directo con el público, ya que sienten “mayor seguridad” o familiaridad. Desde luego una seguridad irracional ya que no esta basada en información financiera sino en un sesgo cognitivo.
Por otro lado, encontramos la heurística de representatividad como una variable importante en la bolsa. Esta intenta juzgar que tan probable es que un objeto (X) pertenezca a cierta categoría (Y) respondiendo con la siguiente fórmula: que tanto X se parece al estereotipo de Y. Un ejemplo sería el caso del bitcoin, en el cual las personas comenzaron a comprarlo no por su uso (como medio de cambio), sino por su constante subida de precio más que PPK en las elecciones pasadas#SubeSubePPK. Por consiguiente, el bitcoin en alza se convirtió en un estereotipo, formándose un positive feedback (o de realimentación positiva), en el cual el efecto causado en el sistema (el estereotipo) amplifica la causa (alza de precios). #MeSiguieron? Luego de un tiempo, cayó a diferencia del peso de tu cuerpo veraniego por varios factores, sea debido a prohibiciones por parte de bancos centrales en diferentes países para mantener su monopolio o por su poco uso como medio de cambio (excepto en países con inflación alta, como el caso venezolano). Lastimosamente para los que cayeron en este sesgo, el bitcoin cayó como PPK después de las elecciones.
En conclusión, la bolsa esta llena de perturbaciones, sea por los incentivos malignos que resultan en el rent-seeking o por la irracionalidad del público presente en la bolsa, que está sujeto a sesgos cognitivos. La bolsa es pues como la filosofía, mientras más aprendes menos entiendes.