Jorge Eduardo Eielson nació el 13 de abril de 1924, este año alcanzaría el centenario de su nacimiento. Aunque el poeta peruano nos dejó en el 2006, su espíritu y vanguardista sigue vigente en la literatura y otras expresiones artísticas.
EL POETA Y LA CIUDAD
De niño tenía dos amores: la literatura y el mar. Con un padre “fallecido” y una madre que lo entregó en adopción a lo único que podía aferrarse Eielson eran los libros y la contemplación del mar por largos ratos. Desde joven, Eielson se dio cuenta de la sensibilidad que tenía para percibir la melancolía y la belleza en las cosas más cotidianas.
Eielson fue parte de la Generación del 50, se perdía en las tardes de verano con otros escritores como Blanca Varela o Javier Sologuren; además, leían a los simbolistas franceses como Martín Adán y Cesar Vallejo, a este último Eielson lo llamaba “Padre César”. Es así que, sería Sebastián Salazar Bondy quien mandaría un conjunto de poemas de Eielson al concurso nacional de poesía, él descubrió que participaba en dicho concurso literario cuando le llegó la noticia de ser el ganador. Era 1945, el poeta tenía 21 años, y el libro de poemas ganador se llamaba Reinos. Al año siguiente, ganaría el premio nacional de teatro con Maquillage, una obra que retrataba los problemas sociales de la Lima de finales de los años 40.
No obstante, a Eielson no le gustaba la ciudad de los reyes, se sentía limitado en esa ciudad asfixiante, con su gente pacata y machista, con sus calles sucias y grises, el escritor quería entregarse al arte, al mundo. Así, en 1948, ganó una beca del gobierno francés, iniciando su autoexilio europeo.
LOS NUDOS
En Europa, Eielson empezó a practicar otras expresiones artísticas, empezó a hacer esculturas con una fuerte influencia de las culturas precolombinas. Incluso, llegó a experimentar con arena, telas, pelos humanos, creando una amalgama de texturas, paisajes surrealistas. Luego de hacer tantas experimentaciones, empezó a crear nudos, teniendo como referencia a los quipus de la cultura inca.
Estos nudos serían símbolo de su trabajo plástico. Una reinvención moderna del quipu. De esta manera, Eielson consideraba que en los nudos se hallaban las matemáticas, la genética, el pasado de diversas culturas en el mundo. El nudo no era un arte solitario, sus amigos siempre lo ayudaban, incluso Michele Mulas, su compañero de vida, anudaba de la forma en que le indicaba.
En 1964, el artista fue parte de la delegación peruana de la bienal de Venecia, donde llevó sus quipus modernos. En 1967, viajó a Nueva York e inauguró sus esculturas en diversos lugares. Para ese entonces, Eielson ya había ganado notoriedad en las artes plásticas en el mundo, a tal punto de que fue un artista invitado a los Juegos Olímpicos de Munich en 1972, cuyo proyecto central fue anudar todas las banderas de los países participantes. Sin embargo, no llegó a concretarse debido a un ataque terrorista contra los atletas israelíes.
EIELSON EN LA ACTUALIDAD
Lo más curioso de Eielson es que hoy en día lo más resaltante de su trabajo sea el lado artístico que menos trabajó en su vida: la novela y el teatro. El 14 de noviembre del 2023 se estrenó en Lima El cuerpo de Giulia-no una adaptación teatral de su primera novela publicada en 1971. La puesta en escena fue dirigida por Sammy Zamalloa, el mismo director que se encargó en dirigir Los inocentes, otra adaptación teatral de la antología de cuentos de Oswaldo Reynoso. Dentro de la trama, Eduardo recibe la noticia de que Giulia murió y que su cuerpo se encuentra en una morgue de Venecia. Eduardo, intrigado por el reciente suceso, buscará la causa de su muerte, iniciando así la historia donde los principales temas son el lenguaje, el cuerpo y el amor.
Recientemente, el 05 de abril de 2024, se estrenó en el Teatro británico de Miraflores Maquillage, la primera y única obra teatral de Eielson. Su última puesta en escena fue hace más de 70 años, por lo que no hay casi ninguna referencia de sus primeros montajes. En efecto, Bruno Pollack sostiene que, en su momento Maquillage fue censurada por la crudeza con que retrataba la sociedad limeña de finales de los años cuarenta: pacata, machista, con secretos oscuros que convierten a las personas en unos hipócritas andantes. Así, Maquillage transcurre entre el alba y el anochecer, y narra la historia de una familia que está en conflicto, cuyo climax es en la noche, cuando todos finalmente se quitan las máscaras y dejan de ser lo que la sociedad les impuso, para revelar la verdad de cada uno de ellos.
Edición: Anel Ochoa