Con la llegada de la ya normalizada(?) pandemia, el sector laboral se ha visto profundamente afectado #NecesitoPracticar #Contrátenme. Con ello, la tasa de desempleo ha aumentado considerablemente hasta llegar a 16.3% y se ha generado una temida situación en la que existe un desajuste en el mercado laboral, donde la oferta es superior a la demanda de trabajo. Tener una alta tasa de desempleo supone un grave problema para los países, ya que ello tiene un efecto negativo en el consumo de las personas y afecta de forma directa al crecimiento económico #LeyDeOkun. Así, las tasas de desempleo altas generan una disminución de la producción real y de la demanda agregada.
Debido al brote de la COVID-19, las empresas han tenido que reinventarse desarrollando medidas que pongan a salvo a sus trabajadores y, sobre todo, a sus negocios, y cumpliendo estrictas normas de seguridad #EPP para poder permanecer en el mercado y no tener que cerrar. Sin embargo, las empresas se encuentran con otra opción que podría ser determinante no solo para sobrevivir a la situación actual, sino para generar mayor productividad y eficiencia en el futuro: la automatización. Esta parecería ser la más conveniente para la supervivencia de las empresas luego de esta crisis; sin embargo, podría poner en peligro al empleo.
Para hacerle frente a la situación actual, muchas empresas han optado o están pensando en automatizar sus cadenas de suministro, invirtiendo más en investigación y desarrollo, y adquiriendo máquinas o softwares que puedan minimizar su demanda de trabajadores. Un ejemplo de ello puede ser el empleo de #chatbots en lugar de utilizar personas para realizar servicios de atención al cliente #YaNoSéNiQuiénMeHabla #ExtrañoElContactoHumano. Si bien es cierto que la automatización puede generar eficiencia, también puede provocar mayor desempleo en los sectores donde el riesgo de contagio es alto y no se demanden trabajadores calificados #GajesDelOficio(?).
Para entender esto, es posible plantear la siguiente función de producción de la firma:
donde capital (K), que son todos los recursos utilizados para generar valor y de los trabajadores (L), que son clasificados como calificados (LC) y no calificados (LNC), donde L = LC + LNC. Asimismo, depende de la variable de productividad A(t), que depende positivamente de la variable de automatización t. Asumiendo que A > 1, es fácil observar que, cada vez que surgen mejores automatizaciones y la firma invierte más en innovación, la productividad de los trabajadores calificados incrementa, por lo que, para que la firma produzca lo mismo, menos trabajadores no calificados serán necesarios.
Pero ¿una máquina puede reemplazarte a un humano? Asumiendo que sí #FuimosTimados, podríamos ponernos del lado de las firmas. Así, las empresas decidirán automatizar cuando el costo económico de hacerlo (invertir en innovación y gasto de mantenimiento) sea menor al costo económico de no hacerlo. Esto es lo que les costaría seguir operando sin dicha automatización (EPP, sueldos, seguros, entre otros). Sin embargo, hay claros ejemplos en donde no se puede reemplazar de forma eficiente a los seres humanos, como los servicios de restaurantes y del transporte público (por más que lo intenten, es casi imposible igualar la sazón de la tía veneno o crear un software que imite la habilidad(?) de los conductores de Orión). No obstante, sí es posible que una mayor inversión en innovación por parte de las empresas genere mayor productividad para los trabajadores, por lo que estos últimos serían menos necesarios y afectaría la demanda por trabajadores. En este escenario, para que los niveles de empleo no se vean perjudicados, sería necesaria una disminución en los salarios reales.
Es claro que la automatización no necesariamente implica un crecimiento en las tasas de desempleo, dado que la innovación nunca podrá reemplazar completamente a los humanos. Sin embargo, genera una mayor demanda de diferentes tipos de habilidades y de mayor capital humano que permite generar mayor eficiencia y productividad.
Así, la inversión en innovación por parte de las empresas para seguir operando y sobreviviendo a la crisis generada por la COVID-19 podría disminuir la demanda por trabajadores menos calificados en las empresas, ya que su trabajo podría ser reemplazado por máquinas o software debido a la dificultad de poner en práctica las medidas de seguridad necesarias en esta #NuevaNormalidad. Sin embargo, sería complicado (y costoso) llegar a reemplazar muchos empleos por máquinas automatizadas (así que tranquilo que no te reemplazarán, como él/ella).
Edición: Claudia Barraza