Imagínate que en tu familia los ingresos se retrasarán un mes, que tu refrigerador estará casi vacío por la mañana y que, mientras piensas en todas las alternativas posibles para revertirlo, las cuentas se acumulan más y más. Ante los casos de incumplimiento de medidas contra la pandemia actual, mucho se ha discutido sobre las posibles consecuencias, mientras que se han ido olvidando las causas, las cuales llevan existiendo mucho más tiempo. Lamentablemente, pese a estandarizar las normas para todos, la población no se encuentra en igualdad de “condiciones”.
El cumplimiento de las medidas durante esta pandemia no ha sido fácil. Algunos han podido adaptarse, pero otros no. Los “informales” son aquellos cuyos espacios (principalmente laborales) se encuentran fuera de la regulación normal de las autoridades. Son los no registrados, los desconectados y muchos de ellos ahora son gente que no tiene garantizado cómo les irá durante la semana o hasta al día siguiente. En el informe “Por una nueva convivencia” hecho por el Grupo Temático de Ciencias Sociales del MINSA, el sector informal destaca como uno de los grupos clave para la adecuada contención de esta enfermedad; pues se trata de una amplia red de conductas, escenarios y agentes que se mueve por necesidad, y con una mentalidad de supervivencia. Buscan abrirse paso y “prosperar” (buscando el dichoso ascenso social, por ejemplo) pese al distanciamiento con lo regulado, lo formal y lo “estable”. Resulta curioso describir una situación que ya es conocida por todos, pero que por muchos años se ha tratado más como un fenómeno natural con el que hay que convivir que como un problema que se pueda solucionar. Aunque se culpe a la cultura, esta misma ha sido formada por la necesidad. “…aunque se les ponga una multa saldrán porque no tienen otra opción” (Minsa, 2020).
No se puede negar que ellos fueron el enfoque de varias medidas, pero los resultados no han sido los esperados. La informalidad es un entorno muy difícil de predecir y, por supuesto, de gestionar. La ejecución ha demostrado la complejidad de entrar en contacto adecuado y administrar la información referente a esta población. Ni siquiera las mismas municipalidades la han tenido fácil para atender a su población cercana. Muchos se preguntan “¿qué pasó con las canastas y los bonos?”. La razón de estos fallos es la misma por la que la situación de muchas de estas personas se mantiene desde fines del siglo pasado: instituciones y mecanismos ineficaces que, tras años de ser desatendidos, no logran rendir ante la necesidad real. El acceso a un préstamo, a la justicia, a la salud o a la propia formalidad siempre han tenido trabas e impedimentos que los superan (económicos, temporales, corrupción, burocráticos, etc.). En consecuencia, los resultados mantienen la idea de “el Estado nunca hace nada”.
Todo ello lleva a que, hoy en día, se encuentren más vulnerables que nunca, pues a la mayoría se le impide realizar el trabajo que le garantizaba cierta estabilidad a sus familias. Sin AFP, seguros u otra garantía, ven sus opciones agotarse y toman los riesgos de salir a las calles antes de que sea tarde. No por nada muchas familias en Lima han decidido encaminarse en un éxodo hacia sus pueblos de origen por la insostenibilidad de la situación. Se trata entonces de una condición muy arraigada en diversas estructuras del país, y que refuerza un constante ciclo de necesidad, desamparo y competencia por la subsistencia frente a un entorno social que no ha dejado de juzgarlos. Si para algunos los problemas suman, los suyos se multiplican. Esta temporada no es la excepción y surgen roces entre la prevención y la necesidad.
Este debe ser unos de los más grandes cambios que traiga la pandemia: el visibilizar la vulnerabilidad de ciertas poblaciones y, más importante, los principales impedimentos para llegar hacia ellos. Es un cambio que debe hacerse tanto en la política como en la ciudadanía.
“En este esfuerzo también es clave que, desde el Estado, no solamente se culpe a la sociedad, sino que se parta de un discurso que entienda la situación de quienes no alcanzaron a recibir ayuda del Estado, y explicar desde allí la responsabilidad que tiene la sociedad para protegerse del virus”.
Grupo Temático De Ciencias Sociales, MINSA
Editado por Paolo Pró
Fuentes:
Carlos Noriega, Nodal (24 de abril, 2020). Éxodo masivo en Perú: miles de personas retornan a pie a sus pueblos por hambre y falta de trabajo. Recuperado de: https://www.nodal.am/2020/04/exodo-masivo-en-peru-miles-de-personas-retornan-a-pie-a-sus-pueblos-por-hambre-y-falta-de-trabajo/
Depor (15 de mayo 2020). Bono Familiar – 760: última hora de este subsidio del Estado. Recuperado de: https://depor.com/off-side/bono-familiar-universal-760-soles-consulta-link-oficial-del-midis-como-saber-si-soy-beneficiario-padron-de-reniec-pasos-y-donde-cobrar-el-subsidio-bono-380-soles-yo-me-quedo-en-casa-bono-familiar-universal-bono-independiente-rural-coronavirus-peru-horarios-banco-de-la-nacion-peru-pe-noticia/?foto=5
GRUPO TEMÁTICO DE CIENCIAS SOCIALES, MINSA (mayo, 2020). POR UNA NUEVA CONVIVENCIA | La sociedad peruana en tiempos del COVID-19: escenarios, propuestas de política y acción pública.
Notiamerica (11 de mayo, 2020). ACH alerta sobre el duro impacto del coronavirus en los trabajadores informales de Perú, incluidos migrantes venezolanos. Recuperado de: https://www.notimerica.com/sociedad/noticia-ach-alerta-duro-impacto-coronavirus-trabajadores-informales-peru-incluidos-migrantes-venezolanos-20200511160006.html
Publicación de Paul Maquet (11 de mayo, 2020). Recuperado de: https://twitter.com/rumillaqta/status/1259838832607969282/photo/1