“Si la prevención de embarazos adolescentes es una prioridad, entonces la estrategia debe tener dos elementos fundamentales: compromiso cívico y educación”.
Jane Fonda
El embarazo adolescente ha persistido como un problema social creciente los últimos años[1] y nadie parece querer marchar por ello. Lo más probable es que el último día de la madre pasado, nadie en el sector público, ni privado, ni en la prensa ni en la opinión pública pensó o se expresó al respecto ¿o acaso Magaly lo mencionó en su culto espacio televisivo? Qué pena que ya no podrás hablar de eso ni de nada en la TV. Bienvenida a la PEA desempleada.
El nivel de compromiso del Estado por comprender esta problemática es tan bajo que el último reporte estadístico que se tiene al respecto data del 2015. Ese año, el INEI informó que el 5% de nacidos vivos fueron de madres que tenían entre 12 y 17 años, y 13% de madres de 15 a 19 años. Entre los motivos más comunes del embarazo están las violaciones a menores, que afectan más al grupo de menor edad, y el inicio precoz de la vida sexual. La violación a menores es un asunto socialmente complejo y merecerá ser tratado en otro artículo. Ahora pasearemos, más bien, por el sendero de las adolescentes con vidas sexuales activas que se convierten en madres.
Dos piezas fundamentales
Dos elementos son claves en la estrategia para reducir los embarazos adolescentes e infantiles: compromiso cívico y educación. Hablar de mejoras en el sector educativo público es complejo; hablar de su rol en la sexualidad de las adolescentes no solo es complejo, sino que envuelve aún ciertos tabús.
Si bien en el país no existe una ley que respalde un Programa de Educación Sexual Integral (ESI), el Minedu elaboró ciertos lineamientos para brindar ESI a través de 18 temas y la promoción del acceso a la información amplia sobre sexualidad en los colegios. Sin embargo, un reciente estudio de la Universidad Cayetano Heredia[2] encontró que solo 9% de los estudiantes recibió instrucción en los 18 temas que aseguran un abordaje integral. Peor aún, un tercio de los docentes enseña que “tener relaciones sexuales es peligroso y deben evitarlas antes de casarse”. Si, me refiero a la gentita de Con mis hijos no te metas y compañía.
Puede causar sorpresa, pero de hecho Estados Unidos era hasta hace menos de una década un país con un preocupante nivel de embarazo adolescente, especialmente en los grupos afroamericanos e hispanos. Sin embargo, en pocos años ha logrado grandes conquistas en este campo.
La Oficina de Salud Adolescente (OAH, por sus siglas en inglés) asegura que
la clave del éxito de sus programas de prevención de embarazo adolescente fue ayudar a los jóvenes a descubrir que quieren hacer con su vida”.
La educación sexual donde te enseñaban super incómodamente sobre condones y pastillas es cosa del pasado. Ellos lo llaman “enfoque holístico”: motivar a los adolescentes a pensar en sus metas para la vida y de qué manera pueden alcanzarlas, sin limitarse a solo hablar de abstención y prevención de embarazos. La inversión en el aprendizaje es lo que ayuda a evitar el embarazo adolescente. El Minedu y el congreso tienen un largo camino por recorrer en la elaboración de políticas públicas y leyes que traten efectivamente la prevención de más embarazos adolescentes desde la educación.
Finalmente, otro factor clave del éxito de la reducción de embarazos adolescentes está relacionado a la promoción e información libre (y amigable) sobre métodos anticonceptivos. En EE. UU., en solo 8 años (2008-2016) se redujo la maternidad adolescente en un 50%[3] gracias al uso de anticonceptivos. Desde donaciones monetarias de ciudadanos y ONG’s para que el acceso a métodos anticonceptivos sea gratuito o de muy bajo costo, hasta el apoyo de padres y autoridades educativas para hablar abiertamente de métodos anticonceptivos y prevención de enfermedades, colaborar con la disminución del embarazo adolescente es un acto cívico. La información es poder, y promover información libre y abierta sobre sexualidad es el primer paso para cambiar nuestras cifras actuales. Esperemos que el Congreso nunca tenga la genial idea de subirles los impuestos a los anticonceptivos.
Sin nada en contra de las bendiciones y las mamás luchonas del embarazo de adolescentes, hablemos más de educación sexual, de proyectos de vida para los adolescentes y exijamos más compromiso del gobierno. ¡Por menos adolescentes madres y más adolescentes luchando por sus sueños!
[1] De acuerdo al INEI (2011-2017).
[2] Motta et. Al. (2017). De la Normativa a la Práctica: la Política de Educación Sexual y su Implementación en el Perú. Lima: UPCH.
[3] Según el Departamento de Salud y Servicios Humanos americano (el equivalente al Ministerio de Salud).