Volvió a suceder. Nuevamente, los peruanos hemos vuelto a ponernos entre la espada y la pared. Otra vez hemos llegado a una segunda vuelta entre el cáncer y el sida (parafraseando a Mario Vargas Llosa). Solo que esta vez, a diferencia de elecciones anteriores, no parece haber un camino claro. ¿Hay realmente un mal menor en esta segunda vuelta? La pregunta es difícil de responder. Depende de una serie de creencias y valores muy personales. Cada quién tendrá que responderse a sí mismo esta pregunta y optar por una de las tres opciones posibles: Pedro Castillo, Keiko Fujimori o viciar su voto. Hay que ser claros: 7 de cada 10 peruanos no quería ninguna de estas opciones. Sin embargo, una de estas llegará al poder. En ese sentido, no podemos juzgar el voto de cada persona. Sin embargo, podemos tratar de informarnos lo mejor posible para tomar una decisión fundamentada (con la cual podamos morir en paz). En las siguientes líneas, Voz Actual te trae un recuento de cómo llegamos a donde estamos hoy y, además, una serie de ideas que podrían serte de utilidad para definir tu voto:
¿Sorpresa en primera, victoria en segunda?
Muchos se sorprendieron al conocer los resultados de la primera vuelta electoral (algunos en el buen sentido, otros se pasmaron). Para aquellos que pudieron acceder a las encuestas que no podían publicarse (debido a una ley absurda), conocidas popularmente como “encuestas secretas”, no fue una gran novedad ver al candidato de Perú Libre, Pedro Castillo, en primer lugar. Aunque tal vez, sí llamó la atención la diferencia que tuvo frente al resto de candidatos.
En cambio, el segundo lugar de la contienda electoral (que en las encuestas estaba muy reñido entre Hernando de Soto, Rafael López Aliaga y Keiko Fujimori) sí fue un baldazo de agua fría para muchos. Keiko Fujimori, la hija del condenado expresidente Alberto Fujimori, logró por tercera vez consecutiva pasar a una segunda vuelta. Aunque muchos hubiesen preferido que Pedro Castillo pase a segunda vuelta con un candidato con menos anticuerpos, Fujimori es tal vez la única candidata de derecha que le puede hacer frente a Castillo en su propio territorio: el interior del país (no necesitamos a un asesorado de Chibolín metiéndose autocabes o a un hombre que lee todo su mensaje en los debates en segunda vuelta). Los otros candidatos de la derecha eran percibidos como “muy limeños” por la mayoría de personas fuera de la capital y su presencia podría haber generado un mayor antagonismo en la segunda vuelta.
Pasados siete días de la sorpresa inicial, este fin de semana una nueva encuesta ha traído buenas y malas noticias (dependiendo de en qué zona del espectro político nos ubiquemos). A un mes y medio de la segunda vuelta, Pedro Castillo parte con una ventaja de once puntos frente a Fujimori (42% de las preferencias vs 31% respectivamente). Sin duda alguna, es una diferencia considerable y mayor a la que existía entre los candidatos presidenciales en segundas vueltas anteriores, de acuerdo con un gráfico compartido por 50+1 Grupo de Análisis Político. En las próximas semanas, de seguro, veremos una lucha mortal por la victoria en donde ambos candidatos expondrán sus propuestas y también habrá mucha guerra sucia (terruqueo del bueno intenso para Castillo y críticas a la hijita de papi para Fujimori).
Diferencias entre los candidatos que pasaron a segunda vuelta en 2011 y 2016. Fuente: 50 +1 Grupo de Análisis Político
Y yo, ¿cómo elijo?
Como mencionamos en el primer párrafo, no existe una respuesta para esta pregunta. Elegir entre dos malas opciones (seamos claros: lo son) no le gusta a nadie. Sin embargo, hay que tomar ciertos puntos en consideración antes de decantarnos por alguna opción.
En primer lugar, los planes para acabar con la pandemia. Aquí, ambos candidatos tienen severas falencias. Una de las propuestas más controvertidas de ambos personajes es el fin de las cuarentenas. Sin duda alguna, desearíamos que no vuelvan a haber cuarentenas (nadie en su sano juicio lo quiere). Sin embargo, si son la única opción posible para luchar contra la pandemia, no las podemos omitir. Del mismo modo, ambos candidatos deben explicarle a la ciudadanía cuál es su plan para la adquisición y distribución de vacunas, si distribuirán mascarillas, cómo ampliarán el uso de pruebas moleculares o implementarán el rastreo de contactos, etc.
Asimismo, deben explicarnos sus planes para la economía. Cuáles serán las medidas para reactivarla (asumiendo que se vencerá a la pandemia), quién será el presidente del directorio del BCR, el Ministro de Economía, cómo se manejarán las arcas fiscales, etc. En este aspecto, el candidato de Perú Libre parece tener muchas falencias (incluyendo propuestas de nacionalizaciones, revisiones de tratados de libre comercio, expropiaciones, etc.) que podrían poner en riesgo la estabilidad macroeconómica del país.
Finalmente, otro aspecto trascendental a evaluar es el respeto por las instituciones. Sin duda alguna, en este punto ambos candidatos tienen serios problemas. Keiko Fujimori reivindica el gobierno de su padre. En aquella década, se coparon las instituciones, se perdió la independencia de poderes y se manipuló groseramente a la prensa para favorecer al régimen (¡cortesía del tío Vladi!). Tener aquellos años como modelo, sin lugar a dudas, es un grave error. Sin embargo, Pedro Castillo no tiene mejores credenciales en este tema. El candidato del lapicito ha propuesto destituir a los magistrados del Tribunal Constitucional y, potencialmente, cerrar el Congreso de la República.
Como hemos visto, ambos candidatos son malas opciones. Cuál es la menos mala dependerá del juicio de cada uno. Sin embargo, es importante revisar las propuestas y declaraciones de ambos candidatos para tomar la mejor opción. El futuro del Perú está en nuestras manos.