Imagina que estás yendo a la universidad y te encuentras casualmente a una compañera de clase con quien no hablas seguido. En el camino, conversan y ella de pronto te dice lo siguiente:
-He cambiado mi maquillaje, ¿qué te parece?
Te das cuenta de que le queda fatal y piensas “parece un payaso, ¿no le han dicho nada antes de salir de casa?”. Pero, para no herir sus sentimientos ni crear un mal ambiente, respondes:
– ¡Te queda bien, luces diferente!
En ese momento tú no lo sabes, pero acabas de perder una potencial amiga aplicar los conceptos japoneses de honne y tatemae. #Quejeso
Por un lado, honne, también llamada voz honesta o verdadera intención, es lo que pensamos realmente y que a veces verbalizamos o no, sin importar el motivo. Por otro lado, tatemae (literalmente “fachada”) es el resultado de actuar como la sociedad espera que actuemos: por presiones sociales, para evitar el enfrentamiento directo, para ser cortés; en síntesis, lo que se verbaliza por conveniencia. La dualidad tatemae/honne es, pues, una especie de lucha entre los sentimientos que muestras al exterior y tus deseos verdaderos.
Obviamente esto no es algo exclusivamente japonés. Como lo vimos en el ejemplo inicial, uno no va soltando libremente sus opiniones sin tapujo a quien sea, pero en Japón esto es llevado al extremo. ¿Por qué? Pues, en primer lugar, mantener una actitud de tatemae es una señal de buenos modales, principio básico en el código de conducta japonés. Así también previenen el conflicto (al no expresar disconformidad o crítica) y, por lo tanto, ayuda a mantener la armonía social del grupo, algo extremadamente importante en la sociedad nipona. Así pues, aunque muchos consideren tatemae como simple hipocresía (sobre todo a ojos de un occidental), si tenemos en cuenta el contexto social y cultural japonés, veremos que es un concepto mucho más profundo.
Por esta razón, valores positivos para nosotros como la espontaneidad no son tan bien vistos por ellos, ya que las relaciones deben gestionarse teniendo en cuenta las reglas del tatemae y del honne en todo momento, y siempre buscando mantener la armonía y las buenas formas establecidas. Asimismo, cualidades como la originalidad o la iniciativa individual tampoco son vistas con buenos ojos, ya que el modelo social obliga a pensar en el grupo antes que en uno mismo. Por lo tanto, la idea o iniciativa original será acogida por el grupo en todo caso, y no por el individuo en cuestión.
Esto se ve mayormente en los espacios laborales, donde se recurre al tatemae a través del silencio o las afirmaciones vagas para evitar conflictos, sobre todo si involucra al jefe, lo cual se ve reforzado si consideramos la verticalidad de las relaciones sociales japonesas. Todo lo contrario a lo que sucede en Occidente, donde la política de puertas abiertas basada en la comunicación flexible y la horizontalidad cobra cada vez mayor fuerza.
Entonces, ¿las sociedades que recurren menos al tatemae y expresan su honne son mejores que la japonesa? Evidentemente, no. Por ejemplo, miremos a nuestro país, el Perú. Aquí, solemos ser más abiertos en nuestras relaciones e interactuamos libremente incluso con personas que vemos por primera vez; no obstante, muchas veces priorizamos la opinión o deseo personal al colectivo sin importar, en ocasiones, el cómo afecta esto a los demás. Esta “expresión” del honne es natural en estos lares debido al alto nivel de individualidad y competencia existente, siendo el tatemae la herramienta para ocultar esa faceta negativa. Los políticos que tenemos son la viva representación de ello. De ahí la corrupción, la delincuencia extrema, la “viveza”.
Ahora, pese a su poderosa economía, sus cómodas y limpias ciudades, su baja delincuencia o su alta esperanza de vida, Japón no es una utopía. El acoso, las relaciones enfermizas, la xenofobia o la sumisión son problemas reales que no pueden ser combatidos con el tatemae.
Todos anhelamos la paz que nos puede otorgar la vida en una sociedad justa, pero a la vez queremos que nuestras aspiraciones personales se cumplan a pesar de que entren en conflicto con las de los demás. ¿Habrá alguna forma de lograr ambos? La respuesta es sí y se resume en una palabra: equilibrio (バランス).
Bibliografía:
Davies, R. J., & Ikeno, O. (2002). The Japanese mind: understanding contemporary Japanese culture. Boston: Tuttle Pub.
Harumi, H. (2016). Honne y tatemae, la máscara de los japoneses. Niponageek. Recuperado de: https://niponageek.com/2016/11/22/honne-y-tatemae-la-mascara-de-los-japoneses/
Kobayashi, L. (2016). Honne y tatemae, la comunicación japonesa más allá de las palabras. Cooljapan. Recuperado de: https://cooljapan.es/honne-y-tatemae-comunicacion-japonesa/